La misma semana en el que todas las fuerzas del arco parlamentario, excepto Navarra Suma, acordaron un cambio en el sistema de financiación local y apenas dos días después de que un preacuerdo parcial entre EH Bildu y el Gobierno navarro diera luz verde al anteproyecto de presupuestos en Nafarroa, el Parlamento ha acogido el debate de una moción presentada por Javier Esparza para instar a los gobiernos español y navarro a «adquirir el compromiso firme de no alcanzar acuerdos políticos de ningún tipo con EH Bildu hasta que éste no condene de forma expresa los actos cometidos por la banda terrorista ETA».

De este modo, el líder de Navarra Suma ha vuelto a recurrir al mantra para intentar ocultar que la formación que preside es incapaz de alcanzar ninguna clase de acuerdo con el resto de formaciones. «Es una moción tapadera para ocultar sus debilidades», le ha respondido la portavoz de EH Bildu, Bakartxo Ruiz. La negociación presupuestaria estuvo precedida por unas propuestas arrojadas por Navarra Suma a Chivite como condición indispensable para el diálogo. Tras el rechazo de unas exigencias inasumibles por parte del Gobierno y permanecer apenas diez minutos en la mesa de negociación, el siguiente paso fue criticar que se hablara con EH Bildu. Esta moción no es más que un ingrediente más de una estrategia que solo lograr entender quienes la planearon.

Lejos del quesito

Navarra Suma añora el quesito de Sanz, el sistema por el que un eterno pacto entre UPN y PSN garantizaba permanentemente el Régimen. Es comprensible. Pero no se entiende que pretenda recuperar el quesito atizando permanentemente a quien debería ser su socio. «Antes tenían principios y valores, ahora su única prioridad es mantener el sillón de María Chivite», ha dicho al PSN. «Hay que tener estómago», ha exclamado tras recuperar desde la tribuna de oradores un tweet de mayo de 2017 del portavoz de este partido, Ramón Alzórriz, en el que calificaba de «fascismo y sectarismo» apoyar manifestaciones en favor de los presos «y no condenar los asesinatos». «Hay miles de socialistas que no van a votar ni a Chivite ni a Pedro Sánchez por cosas como estas», ha insistido en sus dardos hacia el PSN. «Yo condeno al GAL, ¿condena usted a ETA?», ha sido la expresión que se ha guardado para Ruiz.

El tweet y la pregunta han sido unas ligeras novedades, pero los ingredientes del mantra han sido los de siempre: EH Bildu no condena, brindaban con champán para celebrar los asesinatos, Otegi dijo que apoyaban los presupuestos para sacar a los presos de la cárcel, el PSN les ha entregado las llaves de Navarra...

Ramón Alzórriz, Bakartxo Ruiz, Uxue Barkos (Geroa Bai), Mikel Buil (Podemos-Ahal Dugu) y Marisa de Simón (I-E) han recordado a Esparza que hace diez años ETA se disolvió y que la sociedad reclama acuerdos entre diferentes para intentar solucionar los problemas reales que existen actualmente. «Ustedes se autoexcluyen por tacticismo político», les ha acusado Alzórriz.

Como se esperaba, la moción solo ha logrado los veinte votos a favor de Navarra Suma. Los treinta parlamentarios del resto de formaciones han votado en contra. La moción se ha rechazado y se ha pasado al siguiente punto del orden del día.

La negociación presupuestaria sigue en busca de un acuerdo integral. Si todo va de una manera encauzada, el 8 de noviembre el Gobierno remitirá al Parlamento el proyecto de presupuestos y comenzará la negociación de enmiendas. A nadie le sorprenderá que Navarra Suma presente para entonces otra moción como la de hoy.