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Campaña en EEUU contra el ‘stealthing’, quitarse el condón sin consentimiento

El ‘stealthing’ es el término que se utiliza para referirse a la práctica de quitarse el condón durante una relación sexual sin el consentimiento de la pareja, con el riesgo de embarazo o contagio de enfermedades que ello puede suponer. En algunos lugares ya se está regulando como agresión.

Estantería con preservativos en un supermercado. (Martin BUREAU | AFP)
Estantería con preservativos en un supermercado. (Martin BUREAU | AFP)

Un día, mientras mantenía relaciones sexuales, Brooke –nombre ficticio para preservar su privacidad– advirtió que «el condón ya no estaba. Casi se me paró el corazón en ese momento».

El incidente tuvo lugar el año pasado, con la preocupación por la posibilidad de haber quedado embarazada o de haber contraído una enfermedad venérea. Pero, más que nada, se preguntaba, «¿fue una agresión sexual?».

El ‘stealthing’ (sigilosamente) es un término que hace referencia a quitarse el condón durante la relación sexual sin el consentimiento ajeno. La batalla contra esta práctica gana impulso en EEUU. A principios de octubre California se convirtió en el primer estado en aprobar una ley que lo penaliza. Esta misma semana, en Chile, un grupo de diputadas ha presentado un proyecto para que se declare ilegal esta práctica.

Brooke, que entonces tenía 28 años y estudiaba en Tennessee, afirma que reaccionó como si hubiera sido víctima de una «violación». La experiencia le afectó mucho. Se sentía «muy asustada, muy estresada», cuando tenía relaciones sexuales verificaba «constantemente» que el condón todavía estuviera puesto.

Encontró información contradictoria en Internet, «hasta que finalmente supe que podría considerarlo como una forma de agresión sexual. Poder articularlo como una forma de agresión ayuda a procesarlo, aceptarlo, y entender que no es culpa de la víctima».

Tres años después

Electos de EEUU trabajan para prohibir por ley esa práctica, lo que allanaría el camino para la presentación de denuncias. Entre esos representantes está Cristina García, quien propuso la ley de California por experiencia propia.

«Hay hombres que lo intentaron y lo advertí en el momento. Tuve la suerte de advertirlos y pararlos. Muchas mujeres no han tenido esa suerte», explica.

Cuando percibió cuan «frecuente» es el ‘stealthing’ y descubrió que hay grupos que incitan a esa práctica y enseñan trucos para engañar a sus parejas sexuales, García pensó en la conveniencia de aprobar una ley. En 2017 hizo su primera propuesta legislativa.

Finalmente ha tenido éxito, y este mes el gobernador de California ha promulgado una ley que permite a las víctimas reclamar una indemnización económica.

En otras partes de EEUU se ha intentado aprobar leyes similares, pero aún no se ha cosnseguido. Para Melissa Agard, una demócrata de Wisconsin que planteó un proyecto de ley contra el ‘stealthing’ en 2017, el hecho de que los legisladores sean mayormente hombres los hace más propensos a «menospreciar» el tema. «Creo que les resulta difícil escuchar esas conversaciones que los hacen sentir incómodos».

Cristina García destaca el papel que tuvo la serie de televisión británica ‘I May Destroy You’, lanzada en 2020 y cuya protagonista es víctima de ‘stealthing’, para ayudar a «comprender y creer en el trauma» que genera esa práctica y ayudar a darle visibilidad.

Un 12% entre 21 y 30 años

Un estudio publicado en EEUU en 2019 mostró que el 12% de las encuestadas de entre 21 a 30 años habían sufrido ‘stealthing’.

Para Caroline Maloney, una integrante de la Cámara de Representantes que aboga por una ley nacional, las acciones federales deben comenzar con la recopilación de datos para que así los miembros del Congreso adviertan «los peligros y la preponderacia del ‘stealthing’».

Esa acción ya puede considerarse agresión sexual en algunos estados en donde el uso de la fuerza no se considera un requisito para determinar un caso de agresión, según Sherry Colb, profesora de derecho de la Universidad Cornell.

Colb apoya las leyes contra el ‘stealthing’, pero duda de su eficacia porque los acusados podrían alegar que «se les salió el condón o que ella accedió a que se lo quitara».