Los obispos franceses han reconocido este viernes la responsabilidad institucional de la Iglesia católica en los miles de casos de abusos sexuales registrados en su seno, y han admitido la «dimensión sistémica» de los mismos.

El presidente de la Conferencia Episcopal, Eric de Moulins-Beaufort, ha aseverado que los actos de pederastia fueron posibles por un «contexto general, modos de funcionamiento, mentalidades y prácticas dentro de la Iglesia».

«Esta responsabilidad implica un deber de justicia y reparación», ha apuntado en una rueda de prenda ofrecida en el marco de la asamblea de la Conferencia Episcopal, que se celebra desde el martes en Lourdes.

La cita está centrada en las conclusiones de la Comisión Independiente sobre Abusos en la Iglesia Católica (Ciase), que cifró en más de 216.000 los casos de pederastia desde 1950. Si se tienen en cuenta los abusos perpetrados por laicos que trabajaban en ámbitos religiosos, ese número se eleva hasta los 330.000.

«Gran vergüenza»

Al comenzar el encuentro en Lourdes, los obispos ya habían avanzado su «gran vergüenza» ante lo sucedido, y prometido que se emprenderían medidas que irían más lejos que la condena expresada hasta entonces.

En su anterior asamblea plenaria, en marzo, la Iglesia católica dijo asumir su responsabilidad ante la sociedad civil y pidió perdón, pero con su declaración de este viernes, según ha explicado Moulins-Beaufort, lo hace de forma «más fuerte y categórica».

De acuerdo con un sondeo difundido por el diario católico La Croix el pasado 28 de octubre el 85% de los católicos encuestados estaban enfadados tras la publicación del informe y el 76% consideraba que la reacción de la jerarquía eclesiástica no había estado a la altura.

Recomendación de la Ciase

Cabe recordar que el reconocimiento de la responsabilidad «civil y social» de la Iglesia católica en lo sucedido era una de las recomendaciones de la Ciase, que también abogaba por revisar el secreto de confesión para que no pueda ser aplicado en caso de la comisión de delitos.

Las 485 páginas de ese informe reflejaban un panorama «aterrador», según el presidente de la comisión, Jean-Marc Sauvé, que alertó de que esas prácticas no eran cosa del pasado. «Las violencias sexuales en la iglesia no han sido erradicadas», advirtió en su presentación a principios de mes.