El pasado 30 de octubre las autoridades de Cabo Verde informaron del hallazgo de una embarcación en la playa de Djeu de Merca, situada en el municipio de Ribeira Brava. Llevaba tres cadáveres a bordo en un estado avanzado de descomposición, que corresponderían a tres ciudadanos de nacionalidad marroquí de entre 19 y 48 años de edad.
TRAGEDIA. Salió de Dajla el 23 de septiembre y no había aparecido señal alguna hasta hace unas horas. A bordo entre 30 y 34 personas. Todas muertas. La barca llegó a Cabo Verde, a la isla de Sāo Nicolau. A bordo, 3 personas muertas y su documentación. Murieron de sed y hambre. pic.twitter.com/RmbmjNyb6t
— Txema Santana (@txemita) November 4, 2021
La embarcación partió el 23 de setiembre hacia las Islas Canarias desde el puerto de Dakhla, en el Sáhara Occidental ocupado. En esa patera viajaban 31 personas, entre ellas el hermano, la hermana, el cuñado y la sobrina de Zakaria, el joven marroquí que reside desde hace once meses en Euskal Herria y que contó la historia de sus familiares a NAIZ.
La esperanza era ínfima. Sobrevivir un mes en una patera a la deriva es más que improbable, lo sabe el joven de 27 años que también viajó en patera hasta las Islas Canarias. Sabe que lo normal es llegar a puerto en tres o cuatro días, como hizo él.
Pero faltaba la confirmación y, mientras tanto, Zakaria esperaba. «En realidad pensamos que están muertos, pero no lo aceptamos, porque no hemos visto nada», contaba hace tres semanas.
El rescate el pasado 9 de octubre de 24 personas que viajaban en otra patera que partió justamente un día antes desde el mismo puerto del Sáhara hizo renacer esa pequeña esperanza. Pero el tiempo no ha perdonado. Ya lo decía Youssef, el primo de Zakaria: «Son muchos días» sin comida y sin gasolina.
Según precisó la agencia de prensa de Cabo Verde Inforpress, las causas probables de la muerte de las tres personas halladas en la patera pueden ser el hambre y la deshidratación.
Se acabó la espera
A pesar de haber telefoneado a todas las instancias posibles, a Cruz Roja, abogados, Policía, ONGs o a las autoridades canarias, ni Zakaria, ni sus primos que también viven en Euskal Herria, tuvieron noticia alguna del paradero de la patera hasta hace apenas una semana.
En su entrevista con NAIZ, denunciaron que los familiares de los desaparecidos tienen que estar «tocando todas las puertas» para intentar saber si sus parientes están «vivos o muertos». «Solo hemos encontrado el apoyo de colectivos, pero ninguno institucional», recalcaron y, por ello, reclaman la creación de «un servicio de atención a familiares de desaparecidos, que centralice la información que manejan distintos organismos como los hospitales, las ONGs y extranjería, entre otros».
Las autoridades caboverdianas supieron que la embarcación hallada en la playa de la que alertó un ciudadano, a 1.500 kilómetros al sur del destino, era la que salió el 23 de setiembre de Dahkla cuando comprobaron que los documentos de identidad que portaban los cadáveres coincidían.
Tras un mes de angustia y espera, Zakaria ha podido confirmar lo inevitable. Sus familiares, que como hizo él anteriormente pagaron «mucho dinero» y se arriesgaron al mar para «avanzar en la vida», han muerto.
Ahora, Cruz Roja trabaja para poder localizar a todos los familiares de las 31 personas que embarcaron el 23 de setiembre en Dakhla.