La epidemia del Covid-19 ha dejado en evidencia la doble afección del coronavirus a las personas mayores, ya que a la vertiente sanitaria se ha añadido la vertiente emocional. ¿Cree que se ha atendido de forma adecuada el aspecto emocional?
En los primeros meses de pandemia, en un contexto de desconocimiento sobre el impacto emocional que esto suponía, se tomaron medidas restrictivas en aras de proteger de la infección, de garantizar la supervivencia de todos. Sin embargo el precio de sobrevivir para muchos ha sido alto… Se han visto privados de contacto con sus seres queridos, una vida que, si hubiéramos preguntado, muchos hubieran arriesgado a cambio de preservar sus relaciones sociofamiliares y su participación en la comunidad. A medida que hemos aprendido a gestionar la incertidumbre y darle el peso que merece a la autonomía decisoria de los adultos mayores, la atención al impacto emocional del aislamiento se ha convertido en la prioridad que debió ser en marzo de 2020.

¿Cuál es la estrategia que hay que seguir para evitar caer en estereotipos y en actitudes paternalistas con las personas mayores?
Debemos ser conscientes de la heterogeneidad de las personas mayores que conforman un estrato poblacional que a veces nos empeñamos en «homogeneizar», este es uno de los primeros conceptos que nos lleva a tomar una actitud paternalista con el colectivo, de cariz proteccionista: hablamos de «nuestros mayores», de «abuelos», de «tercera edad» y siempre con una perspectiva discriminatoria, edadista, considerando a las personas mayores con una capacidad funcional o cognitiva mermada. La estrategia es tratar a una persona mayor con respeto a su autonomía, dialogar sobre sus inquietudes, sus gustos… En resumen, proceder como con una persona de menos edad, la edad es un número, no una diferencia o límite.

Cada vez se habla más del edadismo, la discriminación de las personas y los prejuicios por razón de edad. ¿Cree que las informaciones sobre el Covid-19 han podido incrementar esos prejuicios hacia este colectivo?
El Covid-19 no ha incrementado los estereotipos negativos hacia la vejez, ya existían. Se vivieron momentos duros en los que se tomaron decisiones mal fundamentadas, rozando el trato inadecuado, pero también podemos dar las gracias al Covid por llenar portadas y horas de informativos hablando de mayores…
Ahora solo nos queda llenar esas portadas de personas mayores que viven felices, que disfrutan de su longevidad… Así acabaremos entre todos con el edadismo, con influencers de modo de vida en la vejez.  Ya tenemos grandes ejemplos a seguir (Iris Apfel, Baddie Winkle…) y a algunas reina de TikTok bien cerca (Iñaxi Lasa). Sigámoslas!