El prefecto del departamento de Pirineos Atlánticos, Eric Spitz, ha explicado este jueves que no se impondrá un toque de queda durante la noche de Año Nuevo «pero los bares y restaurantes tendrán que cerrar a las dos de la madrugada», medida que se extiende a cualquier otro tipo de establecimientos que abran al público. Y no podrán abrir de nuevo antes de las 6.00 horas del 1 de enero.
Además, los cotillones tampoco podrán realizarse de forma tradicional antes de que se cierren las puertas porque no se permitirá ninguna actividad de baile. Esta prohibición se extenderá desde la medianoche del 31 de diciembre hasta la del 2 de enero.
También se prohíbe la utilización de artefactos pirotécnicos en espacios públicos desde este mismo jueves hasta el 2 de enero, ambos incluidos.
Spitz ha indicado que estas decisiones se han tomado de forma coordinada con la Prefectura de la Gironda, cuya capital es Burdeos, según ha indicado la emisora France Bleu.
Para supervisar que estas medidas se cumplen y reforzar los controles del pase sanitario, van a movilizarse un centenar de agentes de la Policía y doscientos gendarmes.
La Prefectura también ha recordado que el uso de la mascarilla en la calle es obligatorio en las zonas más concurridas de Baiona, Biarritz, Angelu y Donibane Lohizune (los cuatro son municipios de Lapurdi), a las que ahora se suman la plaza Sallaberry de Urketa (también en Lapurdi) y el centro de Donapaleu (Nafarroa Beherea).
Esta medida afecta a todas las personas mayores de 11 años (para las de 6 a 11 años es recomendable) que circulen por los espacios concretados en la orden entre las 8 de la mañana y las 10 de la noche.
La limitación perimetral para el uso de mascarillas también se aplicará en las proximidades de escuelas, estaciones y aeropuertos, así como en manifestaciones, mercados navideños o en las colas de espera para entrar en cines, estadios o festivales.
«Una ola sin precedentes»
Para justificar la nueva orden, Spitz ha indicado que «nos enfrentamos a una ola sin precedente de casos positivos», como reflejan las cifras registradas en los últimos días y que arrojan estas tasas de incidencia: 1.400 casos por 100.000 habitantes el martes y 2.000 el miércoles.
En la orden publicada este jueves no se han actualizado esos datos, pero sí se recoge que «la presión sobre el sistema hospitalario continua siendo elevada», señalando que a 29 de dociembre había 159 casos positivos hospitalizados, de elos 27 en servicios de reanimación.