Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

El primer restaurante del siglo XVIII

DELICIOSO  
Estado francés. 2021. 112’. Tít. Orig.: ‘Délicieux’. Dtor.: Eric Besnard. Guion: Eric Besnard y Nicolas Boukhrief. Prod.: Christophe Rossignon y Philippe Boëfard. Int.: Grégory Gadebois, Isabelle Carré, Benjamin Lavernhe, Guillaume De Tonquédec, Marie-Julie Baup, Jerémy Lopez.

Grégory Gadebois e Isabelle Carré, entre fogones.
Grégory Gadebois e Isabelle Carré, entre fogones. (A CONTRACORRIENTE FILMS)

Una película que no podía faltar en Donostia dentro de la sección Culinary Zinema y que ha despertado por igual el interés de la crítica gastronómica y de la cinematográfica. Eric Besnard da un nuevo paso en su cine sensorial, después del ensayo que supuso ‘Pastel de pera con lavanda’ (2015), y que alcanza su máxima expresión artística gracias al tema culinario. Por ser ‘Delicioso’ (2021) una película de época, se decanta por un tono entre bucólico y pastoril, con una calidad pictórica de la fotografía de Jean-Marie Dreujou que tiende a la composición de bodegones.

Pero ‘Delicioso’ (2021) es ante todo un estudio histórico del nacimiento de la cocina moderna, y que hace tres siglos ya ensalzaba el producto como se hace en la actualidad, en que se vuelve a recuperar el valor del producto de cercanía elaborado con mimo y respeto. Se presenta a Pierre Manceron como un pionero de la cocina de autor, alguien que en el ambiente revolucionario de 1789 se suma a la abolición de las clases aristocráticas, sólo que poniendo el gusto refinado por la buena comida al alcance del pueblo.

Manceron (Grégory Gadebois) es despedido del palacio en cuyas cocinas sirve por preparar tubérculos, lo que provoca su despido por parte del duque de Chamfort (Benjamin Lavernhe), al ver que sus amistades se indignan por tener que comer patata y trufa, que consideran un alimento para los cerdos.

Contrariado, el chef deja el oficio y se retira al campo, donde recuperará su arte animado por la recién llegada Louise (Isabelle Carré), que quiere ser su aprendiza. Juntos montarán el primer restaurante, ubicado en una parada o casa de postas, como se estilaba entonces, pero con la diferencia de que no prepara comida saciante para seguir el viaje, sino platos gustosos a partir de una humilde materia prima.