Si en la previa había asegurado Bittor Alkiza que el duelo en Girona era una inmejorable ocasión para enmendar la aciaga trayectoria que Osasuna acumula en los últimos meses, la realidad es que resultó justamente todo lo contrario. El conjunto rojillo penó por el césped de Montilivi sin ideas ni mordiente, llegando tarde a la presión sobre el rival y careciendo de verticalidad y velocidad cuando dispuso del esférico.
Ya desde el principio se han torcido las cosas para la escuadra navarra. Con apenas seis minutos cumplidos, ha encajado el 1-0 en una acción de Juncà que se ha repetido una y otra vez, sin que ni Ramalho, ni Torres en la ayuda, hayan sabido frenar las subidas del exarmero.
En su primera aproximación al área rojilla, el lateral gerundese ha penetrado con total facilidad tras recibir una asistencia del uruguayo Santi Bueno para superar en la salida a la desesperada de Juan Pérez. Así, Osasuna se ha visto obligado a remar contracorriente prácticamente desde el principio.
Los pupilos de Bittor Alkiza han llevado a partir de ese momento la iniciativa, pero abusando de la horizontalidad de sus combinaciones, sin apenas profundidad y realizando una presión elevada desincronizada que ha permitido salir a su rival a la contra con bastante peligro.
Además, a algunos futbolistas encaradores, como Kike Barja, no les ha salido nada y muchas de sus pérdidas, sumadas a las que también se han producido en medio campo, han generado muchas complicaciones, dejando a los defensores navarros en varias oportunidades en lances en los que los atacantes locales les han igualado en número.
Únicamente los intentos de disparo de Roberto Torres y Chimy Ávila han avivado un tanto el predecible ritmo futbolístico de los visitantes, con poco mordiente ante una defensa de cinco jugadores. La única jugada de peligro real ha llegado al filo del descanso cuando una contra rojilla llevada por el primero ha acabado en un chut raso del segundo pegado al palo que ha sacado con muchos apuros Juan Carlos.
Los cambios no mejoran el panorama
Lejos de variar el panorama tras el descanso, el Girona, que se ha permitido el lujo de aplicar más de una rotación al inicio de la segunda parte, se ha encontrado bastante más cómodo ante un Osasuna complaciente pese a verse eliminado del torneo del K.O.
De hecho, Bustos ha dispuesto de una ocasión inmejorable para sentenciar la eliminatoria con un 2-0 que ha fallado incomprensible al rematar de manera defectuosa y sacar el balón bajo palos un Juan Cruz que ha estado muy blando en el inicio de la jugada al chocar con Baena, revulsivo local para la segunda mitad.
Ante semejante tesitura, Alkiza ha movido banquillo para la última media hora con un triple cambio que, a decir verdad, poco ha variado el panorama, más allá de tres o cuatro balones colgados y un empalme defectuoso de Kike García. La intentona por equilibrar el luminoso ha dejado, por contra, más ocasiones para el Girona y un par de tarjetas a Unai García y Moncayola por cortar las salidas del rival.
Solo a falta de ocho minutos para la conclusión ha logrado Osasuna embocar un balón entre los tres palos gerundenses con un zurdazo de Budimir que, sin embargo, ha ido muy centrado y lo ha sacado con la manopla Juan Carlos para posteriormente ir agonizando un encuentro muy gris de los rojillos.
La eliminación copera en dieciseisavos ante el Girona agudiza todavía más la crisis de juego y resultados del equipo, que se verá las caras este domingo inmerso en ese bajón anímico y futbolístico ante un adversario en la lucha por la permanencia como es el Cádiz.