Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

Tom Holland y Chris Evans calzarán los zapatos de baile de Fred Astaire y Gene Kelly

Gene Kelly y Fred Astaire encumbraron el musical mediante estilos muy diferentes. Ahora, ambos serán protagonistas en dos biopics. En uno de ellos, Tom Holland –Spider-Man– trasladará la elegancia de Astaire y en el segundo, Chris Evans –Capitán América–, hará lo propio con la vitalidad de Kelly.

Gene Kelly y Fred Astaire compartiendo escena en 'Ziegfield Follies' (1946).
Gene Kelly y Fred Astaire compartiendo escena en 'Ziegfield Follies' (1946). (Metro-Goldwyn-Mayer | MGM)

Gene Kelly y Fred Astaire volverán a asomar en la pantalla en dos proyectos que, como dato curioso, tendrán a intérpretes provenientes del imaginario Marvel. Por un lado, el británico Tom Holland dejará su traje de Spider-Man en el armario para calzarse los zapatos de Astaire y Chris Evans hará lo propio con su traje de Capitán América, asumiendo el rol de Kelly.

De esta manera, Holland retornará a sus orígenes, ya que comenzó su carrera en el teatro en 2008 interpretando al personaje principal en el musical ‘Billy Elliot’. Por su parte, Chris Evans encarnará al protagonista de ‘Cantando bajo la lluvia’ en un biopic atípico que, según reveló en exclusiva Deadline, se escenifica en los años cincuenta y se basa en la amistad imaginaria que comparten un niño de 12 años que trabaja en los estudios de la Metro-Goldwyn-Mayer y Gene Kelly.

La idea del filme es del propio Evans y delegó la escritura del guion en el prestigioso John Logan, firmante de las tramas de películas como ‘Gladiator’ y ‘El aviador’. La producción correrá a cargo del director Rian Johnson, junto con Ram Bergman y el propio y Evans, que trabajaron juntos en la excelente ‘Puñales por la espalda’ (2019).

Kelly y Astaire, siempre a un palmo del suelo

Cuando Gene Kelly irrumpió en Hollywood en 1941, Fred Astaire mantenía su gobierno en los musicales desde hacía nueve años, pero en cuanto el primero se calzó sus zapatos de baile, no tardaron en asomar los primeros titulares que advertían de la fulgurante llegada de «un nuevo Astaire».

Desde entonces, los titulares de prensa relativos a las comparaciones entre ambos, animaron un duelo que nunca fue tal, al menos por parte de los dos protagonistas.

Según dijo Kelly, «me sentía encantado con esta comparación entre ambos, porque Fred es un genio por derecho propio y cualquiera que baile en la pantalla, y no reconozca la deuda que tiene con él, es un tonto o un mentiroso; yo solía envidiar su estilo distante y aristocrático, tan íntimo y contenido; pero también me daba cuenta de que no era para mí. Fred usa sombrero de copa y traje de etiqueta como si hubiera nacido para ello. Si yo me los pusiera, parecería un chofer de camión».

El maestro Vincente Minelli dirigió a ambos en diversas películas. Con Astaire rodó joyas como ‘Melodías de Broadway 1955’ (1953) y con Kelly trabajó en propuestas tan vitales como ‘El pirata’ (1948) y ‘Un americano en París’ (1951).

Para el cineasta, «Gene basa mucho de su trabajo en la combinación de ballet, tap y danza moderna, con una gran fuerza y un sentido atlético. Fred, por supuesto, es liviano como el aire y tiene un estilo completamente propio al que ningún otro bailarín ha podido acercarse. Es un hombre tímido y reservado y no le gusta hablar de su trabajo; mientras que Gene es más terrenal, muy sociable y también elocuente cuando se trata de hablar de danza. Lo que tienen en común es el perfeccionismo, la capacidad de trabajar mucho tiempo y muy duramente para lograr que el mínimo detalle esté en el lugar exacto. Ambos son grandes inventores, ambos han creado un maravilloso material de danza para el cine y cada uno, a su manera, es un espléndido showman».

Fred Astaire realizó dos grandes aportaciones al género musical: descubrió que filmar una escena de baile mediante muy pocos cortes, provocaba la impresión de que la cámara permanecía fija mientras se sucedían los movimientos y lo más importante, que las escenas de baile fueran parte inherente del argumento.

Por su parte, Gene Kelly nos descubrió que era capaz de bailar con una proyección de sí mismo, o con un dibujo animado, como fue el caso del ratón Jerry que fue su pareja de baile en una escena de ‘Levando anclas’ (1945). Kelly también subvirtió el espacio y supo transformar la calles de Nueva York en una gigantesca pista de baile. Sobre ello el bailarín dijo «para poder hacer usar la cámara como si fuera parte de la coreografía».

Fred Astaire y Gene Kelly se reunieron una única vez para bailar juntos. Fue en ‘Ziegfield Follies’ (1946), un monumental musical que reunió a muchas de las grandes estrellas de aquel Hollywood y en cuya dirección participaron Vincente Minnelli, Lemuel Ayers, Roy Del Ruth, Robert Lewis, George Sidney, Merrill Pye y Charles Walters.

Este encuentro muy esperado llegó acompañado por titulares que incidían en alimentar entre el público los celos que supuestamente ambos se procesaban. No obstante el productor del filme, Arthur Freed, se encargó de desmentir la existencia de dicha rivalidad cuando sentenció «no había ninguna rivalidad entre ellos. Los dos se admiraban mucho, genuinamente. Mi único problema consistía en que ambos eran demasiado amables respecto de su colega. ‘Hagamos lo que Fred considere mejor’, decía Gene. ‘Que Gene elija qué prefiere hacer’, afirmaba Fred. Y así ida y vuelta».

Cada uno a y a su manera, aportaron al cine un elemento mágico que consistió en subvertir lo cotidiano mediante algo tan anacrónico como un baile en plena calle o bailar sin descanso, teniendo como compañía de baile una humilde fregona, o prolongando la danza en el techo de un piso.

Sobre esta singularidad, Kelly añadió «Fred y yo hemos sido amigos todos estos años, pero aunque no lo fuéramos, estoy seguro de que nos encontraríamos de vez en cuando para compadecernos mutuamente. Somos como dos hombres en una isla desierta, los únicos conscientes de nuestro problema en común: tratar de crear danzas que se vean muy vivas delante de la cámara, mientras los técnicos se aburren mirándonos. Los bailarines de escenario no podrían entendernos. Con Fred compartimos esa especie de espléndido aislamiento».