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Tras la euforia de la recuperación, la economía mundial entra en periodo de turbulencias

Tras el cataclismo provocado por el covid en 2020, la recuperación de la economía mundial ha sido efectiva, pero la situación sanitaria provocada por la aparición de la muy contagiosa variante ómicron, la escasez de productos esenciales y la inflación ensombrecen las perspectivas para 2022.

Una clienta compra mandarinas en un mercadillo de Moscú el pasado 15 de diciembre.
Una clienta compra mandarinas en un mercadillo de Moscú el pasado 15 de diciembre. (AFP)

De China a Estados Unidos, de Europa a África, la pandemia del nuevo coronavirus paralizó las economías de todo el mundo casi simultáneamente en la primavera de 2020.

Dos años y 5,3 millones de personas fallecidas después, la recuperación está resultando más dispersa.

Los países ricos se han beneficiado de un acceso privilegiado a las vacunas: Estados Unidos ya ha dejado atrás las huellas de su peor recesión desde la Gran Depresión de los años 1930 y, si se confirman los avances estadísticos, la zona euro podría haber hecho lo mismo a finales de 2021.

Pero la variante ómicron y las restricciones sanitarias que ha provocado tendrán un impacto notable en sectores como el transporte aéreo, la gastronomía y el turismo.

«La lucha contra el virus está aún lejos de ser ganada», subrayan los analistas del banco británico HSBC, que consideran que la economía aún se encuentra «lejos de la normalidad».

Por su parte, los países pobres no tienen suficientes vacunas. En el África subsahariana, condenada según el Fondo Monetario Internacional (FMI) a una reactivación más lenta, menos del 4% de la población está vacunada en países como Camerún, Etiopía o Uganda, segñun datos de la Universidad Johns Hopkins.

Incluso en China, la locomotora del crecimiento mundial, la recuperación se está ralentizando a medida que se acumulan los riesgos, como advirtió recientemente el FMI.

En la gran potencia asiática, el consumo lucha por volver a los niveles anteriores a la pandemia, hay temores por las dificultades del gigante inmobiliario Evergrande y los cortes de electricidad penalizan la actividad empresarial.

Inflación y escasez

«La mayor sorpresa de 2021 fue el aumento de la inflación», indican los analistas de Goldman Sachs en sus previsiones para 2022.

Esta se vio impulsada por la desorganización de las cadenas de suministro y la escasez de productos esenciales para el comercio internacional, como los semiconductores, consecuencia de la explosión de la demanda durante y después de la crisis.

Pero también por el desánimo de muchos actores del comercio mundial, como estibadores, conductores de camiones o cajeras de supermercados, que no volvieron al trabajo tras los confinamientos, lo que provocó escasez de mano de obra.

La inflación también se explica por el aumento del precio de las materias primas (madera, cobre, acero) y de la energía (gasolina, gas, electricidad).

Considerada durante mucho tiempo como ‘temporal’ por los principales bancos centrales, finalmente el alza de los precios ha sido reconocida como un factor menos pasajero por el Tesoro estadounidense, que va a acelerar sus alzas de tasas de interés en 2022, aún a riesgo de frenar el crecimiento.

«La cuestión es si realmente hemos salido de la crisis», subraya a AFP Roel Beetsma, profesor de economía de la Universidad de Ámsterdam.

Por el momento, el FMI sigue esperando un crecimiento mundial del 4,9% para este nuevo año.

La cuestión climática

Al mismo tiempo, el equilibrio entre el crecimiento económico y la cuestión climática es cada vez más difícil de alcanzar, como mostraron las conclusiones de la COP26.

El acuerdo alcanzado en la conferencia de Glasgow pide a los Estados que aumenten sus compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a partir de 2022, pero no pone al mundo rumbo al objetivo de limitar el calentamiento a «muy por debajo» de 2 °C, como se estableció en el Acuerdo de París de 2015.

«Pensar a corto plazo es un fenómeno común, especialmente entre los políticos», lamenta Roel Beetsma, que aboga por un impuesto sobre el carbono que sea uniforme en todas las industrias y suficientemente disuasorio, lo que está lejos de ser el caso hoy en día.

El cambio climático y las catástrofes naturales relacionadas también podrían afectar a los precios de los alimentos.

Y los precios mundiales ya están cerca de sus récords de 2011, según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El trigo ha subido casi un 40% en un año, los productos lácteos un 15% y los aceites vegetales están batiendo récords.