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Navalni no lamenta «ni un segundo» desde prisión su regreso a Rusia

El líder opositor ruso Alexei Navalni, que hace hoy un año fue detenido a su regreso a Moscú, ha hecho desde prisión un llamamiento a los ciudadanos a no tener miedo, y ha recalcado que no lamenta «ni un segundo» haber vuelto a Rusia, donde fue encarcelado.

Imagen de una comparecencia de Navalni ante un tribunal en junio del año pasado.
Imagen de una comparecencia de Navalni ante un tribunal en junio del año pasado. (AFP)

El dirigente opositor ruso Alexei Navalni aterrizó en Moscú el 17 de enero de 2021. Un año después, no lamenta «ni por un segundo» un retorno que le ha supuesto volver a estar entre rejas y que marcó un punto de inflexión en la persecución de su entorno.

«Hace justo un año regresé a casa, a Rusia. No pude dar un solo paso en mi país como una persona libre. Me arrestaron antes del control de pasaportes», ha escrito Navalni en un blog publicado este lunes por la radio Eco de Moscú.

Navalni fue detenido a su regreso de Alemania, donde se recuperó de un envenenamiento en agosto de 2020 que los laboratorios occidentales imputan a Rusia y que habría sido perpetrado en un vuelo en Siberia con una sustancia química de uso militar.

Tras su detención y su comparecencia ante varios tribunales, días después fue enviado a prisión, donde cumple una pena de dos años y medio por una condena por fraude en 2014 y por no presentarse ante los juzgados de Moscú, dentro de las exigencias para su libertad condicional, mientras estuvo hospitalizado durante meses en un hospital en Berlín.

Navalni, cuyos mensajes en las redes se difunden con regularidad pese a que está encarcelado, ha recordado las palabras de un personaje de una novela de Leon Tosltoi, que sostenía que en Rusia, en los tiempos que corren, el único lugar decente para un persona honesta es la cárcel.

«Suena bien, pero no es correcto. Más aún, hoy en día. En Rusia hay mucha gente honesta, decenas de millones de personas. Son muchas más de las que se suele creer», ha insistido.

«Después de mi primer año en prisión puedo decir exactamente lo mismo que grité a los congregados junto al tribunal cuando me conducían en el furgón policial: no tengáis miedo a nada», ha señalado, para añadir que seguirá luchando «en favor de la gente honesta».

«Este es nuestro país y no tenemos otro. El único miedo que debe haber es a dejar que nuestro país sea saqueado por un puñado de mentirosos, ladrones e hipócritas», ha concluido.

Las autoridades rusas aprovecharon el encarcelamiento de Navalni para endurecer la presión sobre su entorno, catalogando de «extremistas» a sus organizaciones y, por extensión, a quienes las integran. También han abierto nuevos frentes judiciales contra el opositor.

La próxima semana será llevado de nuevo ante un tribunal en una de estas múltiples causas, como ha anunciado Navalni. «Desconozco por completo dónde terminará mi viaje o si terminará algún día», ha lamentado en el texto, recogido por el diario ‘Moscow Times’.

Amnistía Internacional

La directora de Amnistía Internacional (AI) para Europa Oriental y Asia Central, Marie Struthers, ha denunciado que «Navalni y las personas asociadas a él y dedicadas al activismo viven un infierno» desde hace un año, víctimas de «una campaña de represión y represalias sin precedentes».

Rusia ha «destruido todo vestigio de los derechos a la libertad de expresión y de asociación», ha acusado la responsable de AI, con decenas de personas asociadas a Navalni víctimas de «cargos falsos». Incluso los que han huido del país temen que sus familiares paguen los daños colaterales de la disidencia política.

«Las crueles acciones del Kremlin, que sigue totalmente resuelto a silenciar y desacreditar a Alexei Navalni y a sus simpatizantes, deben terminar ya», ha reclamado Struthers, en un llamamiento que hace extensible a la comunidad internacional para poner fin a las «brutales represalias».

Entretanto, no se han depurado responsabilidades sobre el envenenamiento sufrido por Navalni. Los expertos alemanes confirmaron que fue envenenado con un agente nervioso de tipo de Novichok, vinculado a la era soviética.

El Gobierno de Rusia ha restado credibilidad a las acusaciones que le vinculan como cerebro de esta supuesta operación encubierta y han acusado a Alemania de no responder a sus peticiones de información sobre el caso, asegurando incluso que detrás de toda la polémica hay intereses políticos ocultos contra Moscú.