He de confesar que en algunos instantes  ‘En un muelle de Normandía’ (2021) me ha recordado al reality televisivo ‘El jefe infiltrado’. Salvando las distancias, se trata de planteamiento siempre cuestionables, por lo que  tiene de invasivo el entrar en las vidas ajenas sin permiso, dado que el que se infiltra lo hace ocultando su verdadera identidad y haciéndose pasar por lo que no es, lo que no deja de ser un engaño y un abuso con respecto a las personas espiadas.

La autora del reportaje en que se basa la película, la periodista Florence Aubenas, alega en su defensa que ésa era la única manera de hacer desde dentro una investigación de la precariedad laboral, para lo que tuvo que convertirse en una empleada de la limpieza más y convivir el día a día de trabajo con sus compañeras.

Si el libro era una crónica social tal cual, en su adaptación cinematográfica se transforma en una ficción que introduce, precisamente, el dilema del que estamos hablando, al plantear cómo van a reaccionar las limpiadoras al enterarse que la recién llegada es una impostora. ¿Se sentirán como mero objeto de una investigación cual cobayas de laboratorio?

El escritor Emmanuel Carrère, ocasional cineasta al adaptar personalmente su novela ‘La moustache’ (2005), demuestra su interés por la obra de Werner Herzog, sobre quien ha publicado un ensayo, como observador de la realidad humana, siempre insólita y sorprendente.

La protagonista hace amistad con la trabajadora Chrystèle, una madre que mete horas a destajo para sacar adelante a su familia. Deben limpiar los camarotes de los ferrys que van a Inglaterra desde Normandía a la carrera, incluidos los retretes, en el lapso de tiempo entre el pasaje que desembarca y el siguiente en embarcar. Juliette Binoche es la única actriz profesional del reparto en su rol de la escritora que indaga en los muelles.