Víctimas italianas de abusos en la Iglesia han pedido también una investigación independiente: «Ahora o nunca», señalan. Para las asociaciones de víctimas en ese país, el tema sigue siendo tabú, por lo que piden más voluntad por parte de la Iglesia italiana para sacar a la luz décadas de abusos y sufrimientos.
Nueve organizaciones se han unido en la campaña denominada ‘Más allá del silencio’ para pedir una comisión que investigue los casos, tal como ha ocurrido en el Estado francés, Alemania o Portugal.
«El Gobierno debe actuar, debe aprovechar el impulso creado por las investigaciones imparciales en otros países», ha comentado Francesco Zanardi, fundador de una de las principales asociaciones de víctimas, Rete l'Abuso (Red el Abuso).
«Si Italia no lo hace ahora, me temo que nunca lo hará», ha reconocido Zanardi, quien sufrió abusos por parte de un sacerdote cuando era adolescente.
Investigaciones realizadas en Estados Unidos, Europa y Australia han revelado la magnitud del fenómeno, así como la cultura del encubrimiento que ha reinado durante décadas.
Según Rete L'Abuso, más de 300 sacerdotes han sido acusados o condenados por abuso sexual en Italia en los últimos 15 años, sobre el total de 50.000 curas de toda la península. Se trata de cifras poco precisas debido a la ausencia de informes e investigaciones independientes.
Una base de datos
Como respuesta a ello, el semanario italiano ‘Left’ ha anunciado que abrirá a partir del próximo viernes 18 de febrero una base de datos con los nombres de los religiosos condenados e investigados, para lo cual contará con la información de las asociaciones.
«Queremos cubrir un vacío. Es inaceptable tanta falta de atención», ha asegurado Federico Tulli, de la redacción de la revista.
Algunas víctimas denuncian la indiferencia de la jerarquía de la Iglesia italiana así como de la magistratura ante ese drama. «Entre los magistrados, aún hay reticencias», ha asegurado Zanardi.
El joven siciliano Antonio Messina, que sufrió abusos entre 2009 y 2013, ha denunciado no sólo al cura pedófilo, sino también al obispo de su región que encubrió su caso y trasladó al abusador a otra sede, donde seguía manteniendo contacto con jóvenes. «No quiero que lo que me ocurrió les suceda a otros jóvenes. Es mi objetivo», ha confesado en una rueda de prensa on line.
El jesuita Hans Zollner, miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, director del Instituto de Antropología para la Prevención de Abuso y uno de consejeros más cercanos del papa Francisco, ha admitido en una entrevista reciente la necesidad de investigar. «Hay probablemente sacerdotes que cometieron abusos y que siguen viviendo sin que nadie les moleste», ha señalado.
El papa Francisco, quien ha expresado en varias ocasiones vergüenza por el abuso sexual de niños por parte del clero católico, ha cambiado la ley para endurecer el castigo y el lunes simplificó los trámites en el Vaticano para investigar las denuncias. La reforma divide la poderosa Congregación para la Doctrina de la Fe en dos secciones que se ocuparán por separado de las cuestiones doctrinales y de las disciplinarias.
Hoy en día, esa institución es la encargada de juzgar a los sacerdotes que han sido acusados de abusos sexuales a menores y cuenta con una veintena de miembros dedicados casi exclusivamente a esa tarea.
Sin embargo, Zanardi considera que toda investigación debe ser independiente. «Yo tendría poca fe» en una investigación interna, ha reconocido.
La Iglesia católica italiana conserva una gran influencia y dos tercios de la población son creyentes, según una encuesta de 2019.
«Hay un silencio total en los medios italianos y del Gobierno en Roma», ha lamentado Zanardi. «Sin nadie que exija acciones, la Conferencia Episcopal de Italia hace lo que le da la gana», sostiene.