Ramón Sola

El eurodiputado reprendido por hacer el saludo nazi fue el ponente contra Puigdemont

El Parlamento Europeo debate qué hacer con Angel Dzhambazki, el eurodiputado ultra búlgaro que hizo el saludo nazi en el hemiciclo este miércoles (él alega que fue un saludo). Lo que medios españoles no han destacado es que se le encomendó liderar el suplicatorio contra Carles Puigdemont.

El momento de la polémica.
El momento de la polémica. (Parlamento Europeo)

El eurodiputado ultra búlgaro, acusado y reprendido por hacer el saludo nazi en el hemiciclo del Parlamento Europeo el miércoles por la tarde, Angel Dzhambazki, se enfrenta a sanciones que corresponderá decidir a la presidenta, Roberta Metsola.

En las normas internas de la Eurocámara figuran una serie de indicaciones sobre el comportamiento de los diputados en el ejercicio de sus funciones, que debe caracterizarse por el «respeto mutuo» y basarse en «los valores y principios establecidos en los Tratados, y en particular en la Carta de los Derechos Fundamentales».

«Los diputados preservarán la dignidad del Parlamento y no dañarán su reputación». Tampoco «comprometerán el desarrollo normal de los trabajos parlamentarios» ni «perturbarán el buen orden del salón de sesiones y se abstendrán de comportamientos incorrectos», señalan las normas.

Tras el incidente de la víspera y que la propia Metsola rechazara el saludo nazi del diputado en las redes sociales, la presidenta debe invitar a Dzhambazki a presentar sus alegaciones por escrito sobre lo sucedido o a defenderse en una audiencia, tras lo que se le comunicará por correo certificado el posible castigo.

Entre las posibles sanciones que enfrenta Dzhambazki, ya anteriormente reprendido por un episodio racista con colegas diputados, figuran una amonestación, la pérdida del derecho a las dietas para gastos de estancia durante un período de dos a treinta días o la suspensión temporal entre dos a treinta días de la participación en actividades del Parlamento.

También cabe la prohibición de que el diputado represente al Parlamento en delegaciones o conferencias interparlamentarias durante un máximo de un año o la limitación de los derechos de acceso a información clasificada o confidencial durante ese mismo periodo máximo.

Irregularidades constantes

El episodio ha retratado públicamente a un personaje cuyos antecedentes ya eran conocidos, pero al que sin embargo se encomendó ser ponente del suplicatorio presentado contra el president catalán en el exilio, Carles Puigdemont. Ocurrió en otoño de 2020 y tenía como objetivo retirar la inmunidad tanto a Puigdemont como a los también exiliados Clara Ponsatí y Toni Comín.

El Parlamento terminó el proceso en marzo de 2021 aprobando el suplicatorio y retirando, por tanto, sin unanimidad, esta inmunidad. Ello devolvió el caso a los tribunales belgas y escoceses.

Las irregularidades en la tramitación de ese suplicatorio fueron constantes, desde la propia elección del ponente, que había realizado manifestaciones públicas contra el procés, como la filtración de la ponencia o la falsa atribución a Ponsatí del delito de sedición.

Él intenta negarlo

La presidenta maltesa ya había condenado en la noche del miércoles el saludo nazi de Dzhambazki en el hemiciclo de Estrasburgo, un gesto que el protagonista niega que fuese intencionado.

«Me ofende a mí y a todo el mundo en Europa. Somos los representantes de lo opuesto. Somos la casa de la democracia. Ese gesto es del capítulo más oscuro de nuestra historia y ahí es donde debe quedarse», escribió Metsola en Twitter.

Dzhambaki, por su parte, alega que han confundido «un simple saludo con un saludo nazi». «Me disculpo si mi saludo inocente, que pretendía ser una disculpa, ha insultado a alguien, pero esto es un caso grave de reducción al absurdo», escribió en Twitter.