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Petro confía en ganar en las urnas pese «al fantasma del asesinato político»

En entrevista a AFP, el precandidato presidencial del Pacto Histórico por Colombia Gustavo Petro confía en que esta vez ni el «fantasma del asesinato político» ahuyentará el ascenso de la izquierda en las urnas. La primera cita será el 13 de marzo con la celebración de las elecciones legislativas.

El precandidato presidencial del Pacto Histórico por Colombia Gustavo Petro ofrece una entrevista a AFP tras un acto político en Cali.
El precandidato presidencial del Pacto Histórico por Colombia Gustavo Petro ofrece una entrevista a AFP tras un acto político en Cali. (Luis ROBAYO | AFP)

Las encuestas dan como favorito al precandidato del Pacto Histórico por Colombia Gustavo Petro. El próximo 13 de marzo, fecha en la que se celebrarán elecciones legislativas, se conocerá también quién será el candidato presidencial de esta coalición formada por una veintena de partidos y movimientos. Todo parece indicar que será el exalcalde de Bogotá quien vuelva a disputar al uribismo la Presidencia en la primera vuelta de las presidenciales en mayo.

De 61 años, orador kilométrico y muy activo en redes sociales, denuncia la desigualdad y la pobreza, los estragos medioambientales y la violencia cíclica de más de medio siglo.

En entrevista con AFP tras un acto político en Jamundí, Petro subraya que es un superviviente de «una larga tradición de asesinato político» que solo en el siglo XX acabó con cinco candidatos presidenciales.

A la pregunta de por qué su candidatura es considerada de «ruptura», subraya que «está a punto de ser derrotada la oligarquía colombiana, que básicamente es una élite política, económica, que ha excluido a la mayoría del país. El hambre, a través de una política económica nefasta, ha cundido en Colombia (...) Los porcentajes de pobreza se han incrementado, la economía sigue siendo raquítica (...) Y todo ese ambiente de desilusión, de desencanto, con un proyecto muy autoritario, casi que fascista, del uribismo  es el que ha generado las condiciones de un cambio político».

Sobre si teme que lo maten durante la campaña electoral, señala que «no deja de aparecer como un fogonazo, cuando me mezclo entre la multitud, cuando estoy en una tarima y hay una plaza llena, que en cualquier lugar podría alguien disparar (...) pero trato de evitar pensar en eso. Ningún esquema de seguridad puede garantizar que no se elimine al candidato. En Colombia hay una larga tradición de asesinato político (...) Entonces la posibilidad está ahí. Espero que no suceda (…) Aspiramos a ganar en primera vuelta pero tanto el fantasma del fraude, como el fantasma de la muerte nos acompañan».

Una de sus primeras decisiones en caso de ser elegido presidente de Colombia sería, añade, «desaría la firma de contratos de exploración (petrolera) en Colombia porque queremos iniciar la transición energética, la transición en la movilidad y los procesos de descarbonización de la economía. Aquí el hambre está trayendo niveles mayores de inseguridad y creo conveniente establecer un programa de lucha contra el hambre inmediato, de urgencia y poder equilibrar de nuevo a la sociedad con su gran potencial agrario y productor de alimentos».

Asimismo, reitera su oposición a las fumigaciones y erradicaciones forzadas de cultivos de coca. «El glifosato ha sido un gran fracaso. Además de envenenar nuestras tierras y nuestras aguas, el costo de fumigar una hectárea con glifosato es superior al costo de entregarle al campesino tierra fértil. Estas políticas son más eficaces con un aparato incluso de prevención, de atención al consumidor por parte del Estado».

En cuanto a la relación con EEUU, sostiene que «hay materias comunes que tratar. Una de esas es la solución de la crisis climática. Ahí hay una política común que tiene que ver con la selva amazónica que es uno de los grandes absorbentes de CO2, con nuevas formas tecnológicas en la agricultura y en la industria. Tenemos que ver cómo de manera común en América logramos un salto hacia una economía descarbonizada».