Se acabó la andadura del Athletic en la Copa de esta temporada 2021-2022. El Valencia le ha privado de disputar su tercera final seguida en este torneo, debido al gol de Gonçalo Guedes poco antes del descanso con un zapatazo desde fuera del área al que poco ha podido hacer Julen Agirrezabala. El 1-0 de esta noche en Mestalla, sumado al 1-1 de la ida en San Mamés, mete en la final al equipo ché. Su rival saldrá de la eliminatoria entre el Betis y el Rayo, que este jueves a las 21.00 jugarán el encuentro de vuelta.
El Athletic ha carecido de la eficacia necesaria para tumbar a un Valencia al que le habastado un chispazo de su futbolista franquicia y el orden defensivo para dejar en la cuneta a los rojiblancos. Estos ni han tenido acierto cuando han dispuesto de opciones para adelantarse en el luminoso ni precisión yendo por detrás.
Como se esperaba, el partido ha estado marcado por un ritmo muy alto, con mucha intensidad y gran disputa en los balones divididos por parte de ambas escuadras. Una dinámica que ha permitido llegadas mutuas a sendas áreas, pero que no se ha transformado en verdadero peligro hasta el último tramo de una primera parte, en el que los porteros han tenido que entrar en acción.
Ha sido la escuadra rojiblanca la que ha salido con mejor pie al césped de Mestalla, robando en tres cuartos y aprovechando la velocidad de Iñaki Williams, quien se ha movido por todo el frente de ataque, pero sin eficacia. El once de Marcelino, que ha tenido que variarlo tras el calentamiento inicial por unos problemas estomacales de De Marcos –le ha relevado en el lateral derecho Lekue– y en el que solo han repetido cuatro futbolistas del Camp Nou, le ha cogido la medida a su rival en los primeros compases de la semifinal.
Sin embargo, no ha tenido claridad en los metros decisivos, llegando a la línea de fondo y centrando, pero sin encontrar ese rematador preciso para superar a Mamardashvili. El Athletic ha amagado, pero no ha golpeado. Como en una falta directa que Muniain ha botado por encima del larguero y, sobre todo, en una rápida contra en la que el txantrearra ha asistido de lujo a Iñaki Williams, que ha superado y recortado a Diakahby, pero se ha encontrado con la rápida salida del meta che.
Una jugada clave al producirse al filo del descanso y especialmente porque, a renglón seguido, ha llegado la bofetada decisiva con la que los rojiblancos se han ido al descanso. De un corner y posterior rechazo, Guedes se ha sacado un misil desde fuera del área al que poco ha podido hacer Agirrezabala. Todavía ha podido ser peor. En el tiempo de descuento, y con el Athletic volcado en pos del empate, un robo local ha acabado en centro de Bryan que no ha encontrado por muy poco a un Hugo Duro que ya se relamía.
Dominio impreciso
Obligados por el adverso marcador, los leones se han hecho con el control del esférico en la segunda parte, pero el Valencia se ha replegado muy bien y no ha escatimado esfuerzos en las ayudas defensivas. Los rojiblancos han buscado superar líneas con los movimientos de sus futbolistas más ofensivos, sin embargo la zaga che –también sus atacantes– estuvo muy consistente, sin permitir apenas alegrías a los visitantes.
Como en el primer periodo, el Athletic ha llegado, pero no ha finiquitado. Ha pisado el área rival sin probar a Mamardashvili. Marcelino ha decidido mover el árbol a falta de media hora para la conclusión, el equipo debía oxigenarse y, sobre todo, buscar nuevas ideas para horadar la impenetrable defensa valencianista. En apenas cinco minutos, el cuadro vasco ha dispuesto de dos buenos lances, sin concrección final.
Primero Muniain se ha hecho con un balón dentro del área local para probar el tiro roscado buscando la escuadra, que no ha encontrado por escasos centímetros. Después, de una falta al borde del área, Iñigo Martínez ha optado por un lanzamiento duro y seco, pero también centrado, encontrando las dos manoplas del guardameta georgiano.
Las prisas nunca son buenas consejeras y el Athletic ha pecado de falta de claridad a la hora de elaborar, mientras el Valencia ha entrado en su habitual juego de perder el máximo tiempo posible y frenar el ritmo del envite. Las imprecisiones han marcado el fútbol rojiblanco, que no ha logrado perforar la necesaria vía de agua para alcanzar su tercera final consecutiva.
La ansiedad por igualar la contienda ha generado más de un fallo en forma de fuera de juego y los errores en las combinaciones se han multiplicado, aunque los pupilos de Marcelino no se han rendido nunca. El último estertor ha llegado en las botas de Yuri, quien ha empalmado raso un rechazo tras saque de esquina. La suerte estaba echada y, en esta ocasión, no ha estado del lado vizcaino, ni tampoco el acierto.