La Unión Europea (UE) publicó ayer miércoles la norma que expulsa a siete bancos rusos del sistema de mensajería financiera Swift. La lista no incluye a Sberbank, la mayor entidad del país, ni a Gazprombank, la entidad que procesa la mayor parte de las operaciones energéticas con la UE. En concreto, la lista de entidades que serán expulsadas son Bank Otkritie, Novikombank, Promsvyazbank, Bank Rossiya, Sovcombank, Vnesheconombank (VEB) y VTB.
En esa retórica belicista de moda ahora, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, llamó «opción nuclear» a esta decisión, pero qué es el Swift y cuál es el alcance real de la medida.
Swift se creó en 1973 para reemplazar al telex en el envío y recepción de mensajes financieros. No es por tanto un sistema de pagos, sino un sistema de mensajería segura entre bancos. Participan en él unos 11.000 bancos de más de 200 países. Su sede está en Bélgica, lo que le obliga a cumplir la ley belga y la regulación de la UE que, por esa razón, ha sido la encargada de decidir la expulsión de esos siete bancos.
Swift establece los protocolos que han de seguir los bancos en sus comunicaciones. En 2007, por ejemplo, cambió el formato de los mensajes de pago para permitir que las instituciones financieras cumplieran la recomendación del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) para luchar contra la financiación del «terrorismo».
Swift se puede imaginar como un sistema de correos electrónicos entre bancos que contienen las instrucción de las operaciones a realizar.
Cómo se mueve el dinero
El dinero, sin embargo, no se mueve de un banco a otro. En realidad, los bancos suelen tener cuentas mutuas (el banco B tiene una cuenta en el banco A y este, a su vez, tiene una cuenta en el banco B) en las que van sumando y restando las operaciones que realizan ordenadas por sus clientes. Cuando llega un mensaje swift cada uno de ellos apunta en esa cuenta una parte de la operación y la otra en la cuenta del cliente.
Esto exige a los bancos que tengan socios en otros países que funcionen como bancos corresponsales. Pero no todos los tienen, por lo que a menudo estas operaciones tienen que hacerse en varios pasos, primero a una entidad, luego a otra en otro país que es la que tiene un banco asociado en un tercer país. Este sistema hace que el sistema sea bastante lento, laboriosos y, por tanto, caro. Un pago suele costar de 40 a 120 dólares y dependiendo de los pasos que se den puede demorarse de tres días hasta tres semanas.
Swift estima que se realizan alrededor de 50 millones de transacciones por día. El dólar estadounidense es la moneda dominante –el 50% de las transacciones–, seguido del euro –30%– y la libra esterlina –5%–.
Otros servicios de pago como PayPal o Western Union tienen por detrás un banco, es decir, tienen cuentas en diferentes entidades de las que son clientes, de modo que al final toda la responsabilidad de las transferencias recae en los bancos. Eso los convierte en una especie de policía del dinero.
Cómo funcionan las sanciones
Existen dos tipos de sanciones: a personas o entidades concretas y la expulsión de un banco del sistema Swift. Las sanciones son simples listados de personas y entidades castigadas.
Las sanciones suponen un trabajo añadido para los bancos. Y hacerlo mal puede tener grandes costos. En 2015 impusieron una multa de 8.900 millones de dólares a BNP Paribas por fallos relacionadas con transacciones iraníes, sudanesas y cubanas.
Se pueden complicar mucho más cuando entran en juego contratos a plazo o de futuros. En esos casos, por ejemplo, ¿cuándo debe una entidad detener los pagos si el contrato se firmó con anterioridad? Y este tipo de contratos son muy habituales en las materias primas, y Rusia es uno de los principales exportadores. La Unión Europea ha dado un plazo de 10 días, se supone que para liquidar todas las operaciones pendientes y después cerrar definitivamente el acceso.
El otro modo de sancionar es sacar directamente a los bancos del sistema Swift, que es lo que hicieron con Irán. En marzo de 2012, las sanciones financieras contra Teherán llevaron a prohibir dar servicios de mensajería financiera a entidades iraníes autorizadas. Y es lo que han hecho ahora con los bancos rusos.
Consecuencias para Rusia
Esa exclusión del Swift complicará mucho las transacciones con el exterior de la economía rusa. De todas formas, al no ser completa, podrá seguir comerciando con el resto del mundo.
También puede comerciar mediante trueques de mercancías o utilizando otras monedas que no sean el dólar. No ha trascendido como pagará, pero, por ejemplo, Pakistán anunció el lunes que comprará dos millones de toneladas de cereales y seguirá abasteciéndose de gas ruso.
Además, existen sistemas alternativos y con la tecnología de las criptomonedas aparecerán muchos más. China tiene el CIPS (Sistema de Pago Interbancario Transfronterizo). Todavía es un sistema pequeño, pero serviría a ambos países y al mismo se podría adherir otros Estados. La OTAN expulsa a Rusia de su mundo, pero hay otros mundos que también están en este.
EEUU prohíbe al Banco Central de Rusia operar con dólares y congela sus activos
La exclusión de algunos bancos rusos del sistema de pagos Swift tendrá un efecto importante, pero limitado, en la capacidad para mantener las operaciones comerciales con el exterior. Una expulsión completa hubiera dejado a Europa sin poder pagar el gas y el petróleo.
En este contexto, Washington decidió el lunes dar un paso más y prohibir a los bancos estadounidenses cualquier operación con el Banco Central de Rusia, además de congelar todos los activos en dólares de esta entidad. La medida fue anunciada antes de la apertura de los mercados en EEUU y que entró en vigor de forma inmediata.
La decisión impide al Banco Central de Rusia acceder a sus propias reservas en dólares en el mundo y prohíbe a cualquier institución financiera o empresa estadounidense hacer transacciones y operaciones con el Banco Central de Rusia.
En realidad, con esa decisión, EEUU prohíbe el uso del dólar en todo el mundo para operaciones con el Banco Central de Rusia. Como recoge la agencia Efe, «Nuestra prohibición afecta a cualquier dólar en el mundo, de cualquier institución, que no puede ser intercambiado con el Banco Central Ruso», señalaron fuentes de la Casa Blanca cuando anunciaron la medida.
Esas mismas fuentes apuntaron que hay 630.000 millones de dólares en reservas rusas. Sin embargo, esta parece ser la cantidad total de reservas, según el balance del Banco Central de Rusia. Del total, una buena parte estará en dólares y el resto, en otras monedas. Washington justificó la medida como un modo de impedir que el Banco Central de Rusia pueda utilizarlas para mantener la cotización del rublo. En realidad, en este momento, la cotización internacional de la moneda rusa es casi lo de menos cuando en la práctica se le está impidiendo cambiarla por dólares y a siete de sus bancos se les impide realizar transacciones internacionales. En la práctica, los países de la OTAN están intentando impedir a Rusia que realice pagos internacionales.
De la misma forma que los bancos comerciales tienen cuentas en bancos corresponsales en otros países, las reservas son las cuentas que los bancos centrales de todo el mundo, como garantes finales de todas las transacciones financieras de su propio país, mantiene cuentas en otras entidades centrales.
En ellas se van apuntando todas las transferencias entre ambos países. Cuando a un país llega más dinero del que sale queda anotado como un saldo a favor en el banco central del país que envió el dinero. En este caso, esa cuenta serían las reservas en dólares que tiene –ahora congelada– el Banco Central Ruso en la Reserva Federal estadounidense.
Al congelar esa cuenta cierra toda posibilidad de comerciar con dólares a la contraparte rusa. Evidentemente, la medida tendrá un efecto importante en el comercio exterior ruso y obligará a utilizar otras monedas o a cerrar otro tipo de acuerdos basados en el trueque.
En cualquier caso, también tiene repercusiones para EEUU, sobre todo reputacionales, porque hará que muchos países busquen alternativas que les permitan cierta seguridad frente a la arbitrariedad de Washington y Bruselas. Es posible que a partir de ahora aumenten los contratos internacionales en otras divisas.I.E.
Moscú establece controles al uso de divisas
Vladimir Putin firmó el lunes el decreto «sobre la adopción de medidas económicas especiales en relación con las acciones hostiles de los Estados Unidos y otros Estados extranjeros, y las organizaciones internacionales que se unieron a ellos». El documento es extenso y con numerosas limitaciones.
Entre las principales destaca que el Gobierno ruso obliga a las empresas exportadoras a cambiar el 80% de sus ingresos en divisas a rublos. Esta medida se aplicará desde el 1 de enero. Es una disposición que ya estuvo vigente a principios de 2000 y busca apoyar el tipo de cambio del rublo. En la misma línea están la prohibición de dar préstamos a socios extranjeros en moneda extranjera y el veto a que empresas y ciudadanos mantengan saldos en sus cuentas en el extranjero.
El decreto, asimismo, prohíbe transferir dinero utilizando medios de pago electrónicos extranjeros sin abrir una cuenta bancaria en Rusia. Una medida que parece que busca forzar a los socios comerciales de las empresas rusas a que utilicen los medios de pago rusos en respuesta a la expulsión de varios bancos del sistema Swift.
Por último, permite a las empresas comprar sus propias acciones en bolsa en determinada circunstancias, como, por ejemplo, que el precio caiga un 20% o más. Este precepto también estuvo vigente anteriormente.