La periodista Jeanne Colonna firma un artículo en el diario ‘Le Figaro’ consagrado a la situación que se vive en Corsica desde la muerte de Yvan Colonna, cuyos restos llegaron, en la noche del jueves a Corsica, antes de su sepelio este viernes en Carghjese.
En el análisis que acompaña ese artículo la periodista se detiene sobre el impasse en que se encuentra el dossier referente a los presos vascos, tal como dejaron patente Bake Bidea y Artesanos de la Paz, en la conferencia de prensa que ofrecieron, el jueves, en Baiona.
Tras recordar el anuncio del final de los atentados de ETA en 2011 y el desarme de 2018, en base a la versión de los actores vascos al que se contrapone el relato de fuentes policiales, la analista del diario conservador francés constata que el cambio de escenario en Euskal Herria se ha traducido en «un avance innegable de las ideas regionalistas, autonomistas e independentistas en el País Vasco norte». Lo que le lleva a vaticinar que «si se abren las negociaciones en Corsica eso motivará a los militantes vascos.
Relata así que Bake Bidea y Artesanos de la Paz «quieren aumentar la presión» sobre París llevando a cabo un «movimiento de desobediencia civil» con una nueva acción –el 18 de febrero centenares de personas participaron en una protesta a las puertas de la Subprefectura– el próximo 2 de abril. Ambos organismos han fijado una doble cita en Urruña y Hazparne.
«Riesgo de que otro preso vasco vuelva también en un féretro»
“Le Figaro” remarca que «el riesgo de que se pudra la situación» no pasa tanto por la cuestión del acercamiento, resuelta en buena medida con las negociaciones entre la delegación vasca y el Ministerio de Justicia francés entre 2017 y 2019, como por el levantamiento del estatus DPS a cuatro presos que siguen bajo ese régimen de vigilancia especial que solo después de la agresión le fue retirado primero a Yvan Colonna y luego a los miembros del bautizado como «comando Érignac» Alain Ferrandi y Pierre Alessandri. Pero, sobretodo, por dar salida a «un caso fuertemente simbólico para las organizaciones vascas pero también para los estados español y francés».
Y cita expresamente a dos presos de más de 70 años de edad, Jakes Esnal y Ion Kepa Parot condenados a cadena perpetua en 1997 en el Estado francés tras acusárseles de participar en el atentado con coche-bomba contra el cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza (1987) que causó la muerte a once personas, de ellas cinco niños.
El tercer condenado a cadena perpetua, Frédéric Xistor Haranburu, salió en 2016 en libertad bajo control judicial. Sin embargo, en el caso de Parot y Esnal «La Justicia sigue de momento los pasos de una Fiscalía anti terrorista inflexible, cuyo responsables es Jean-François Ricard, que trató antes con el terrorismo vasco como juez de instrucción», explicita ‘Le Figaro’.
Así las cosas, concluye Anaiz Funosas, en declaraciones al medio parisino, «el poder político arrastra a todo un territorio a un impasse y quizás a una situación crítica, como con el caso de Yvan Colonna, a riesgo de que esos presos vuelvan en un féretro».