La Comisión Europea (CE) recibió ayer el mandato de los Estados miembros de la Unión Europea (UE) para realizar compras agrupadas de gas, al considerar que será «el mejor instrumento para bajar el precio» de esta fuente de energía fósil, según anunció el presidente francés, Emmanuel Macron, al término de la cumbre celebrada en Bruselas sobre la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania.
«Las compras en grupo, la capacidad de definir juntos los contratos a largo plazo, es el mejor instrumento para bajar el precio de nuestro gas y, por eso, hemos dado el mandato a la Comisión para que lo haga», explicó Macron, siguiendo el modelo de adquisiciones en grupo que se puso en práctica con las vacunas anticovid.
La idea de impulsar compras conjuntas de gas a nivel europeo, para aprovechar el peso del bloque en las negociaciones con proveedores, fue uno de los puntos que más consenso generó entre los Veintisiete.
En el mismo Consejo Europeo, tras casi diez horas de negociaciones, los jefes de Estado y de Gobierno reconocieron la dificultad del Estado español y de Portugal para hacer frente a los elevados precios de la energía y finalmente aceptaron que la península Ibérica se pueda beneficiar de un «trato especial» en su respuesta, a lo que en principio se oponían Alemania, Países Bajos y los nórdidos. El objetivo era limitar los precios del gas en el mercado mayorista para que esto se refleje después –en el plazo de un mes, según Madrid– en unas facturas de la luz reducidas para empresas y hogares. Aunque el español Pedro Sánchez y el portugués António Costa, que habían hecho frente común, no consiguieron luz verde para topar el precio del gas, el pacto final sí encarga a la CE que estudie si poner límites a los precios eléctricos puede derivar en una disminución de la factura sin generar distorsiones en el bloque y a la vez ataja el «efecto contagio» del gas en el precio del conjunto de la electricidad.
También salió adelante sin problemas la iniciativa de actuar con urgencia para conseguir que los almacenes de gas en suelo comunitario tengan un nivel suficiente del carburante de cara al próximo invierno, en línea con la propuesta que el Ejecutivo comunitario presentó el miércoles.
Más allá de todas las medidas a corto plazo que el bloque debatió para responder a la situación actual, los Veintisiete enfatizaron en el documento su voluntad de desprenderse «lo antes posible de su dependencia en el petróleo, el gas y el carbón» procedentes de Rusia y confían en que Bruselas presente en mayo un plan «amplio y ambicioso» para conseguirlo.
Alemania insistió precisamente ayer en que un embargo inmediato a las importaciones rusas tendría consecuencias «considerables» para el país, aunque destacó que está dando pasos hacia la independencia energética. Su ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, señaló que hay una gran diferencia entre un embargo impuesto por el Gobierno alemán, que entonces tiene que asumir todas las consecuencias, o el hecho de que sea el presidente ruso, Vladimir Putin, quien decida cortar el suministro energético. Apuntó que en las próximas semanas, la dependencia alemana del carbón ruso se reducirá del 50% al 25% y para el otoño la independencia será completa. Respecto al gas, no llegará hasta mediados de 2024.
Con el objetivo de presionar para que la UE reduzca su dependencia del gas ruso y lo sustituya por gas natural licuado (GNL) de EEUU vino el presidente estadounidense, Joe Biden, a la cumbre de Bruselas.
15 bcm
Y se fue satisfecho tras firmar un acuerdo con el bloque comunitario para suministrar a Europa más GNL. Biden se comprometió ayer a hacer todo lo posible para aumentar un 66% las exportaciones de GNL a la UE. En concreto, Washington quiere enviar 15.000 millones de metros cúbicos (15 bcm) más al año a Europa, lo que supondría elevar la cantidad total anual hasta los 37.000 millones de metros cúbicos –y llegar a los 50.000 millones de metros cúbicos para 2030–, frente a los 155.000 millones suministrados por Rusia en 2021.
La Comisión Europea ha propuesto reducir su dependencia del gas ruso unos dos tercios este año, pero para ello necesita a EEUU, y también a otros países, como Qatar, además de apostar más por las energías renovables.
Pero la factura no sale gratis. El GNL es mucho más caro que el que se transporta desde Rusia, que viene por gasoducto, porque hay que convertirlo, transportarlo en barco y distribuirlo entre todos los países, y no todos tienen un almacenaje adecuado.
En la primera jornada de la cumbre, el jueves, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, afeó a los líderes europeos sus reticencias a la hora de adoptar más sanciones contra Rusia y les recriminó que las ya impuestas llegaron «un poco tarde».
A este respecto, la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, señaló ayer que la UE seguirá trabajando con sus socios internacionales para cerrar las lagunas legales detectadas que puede aprovechar Rusia para esquivar las sanciones económicas que ya le aplican más de 40 países