La Unión Europea (UE) va a avanzar, con carácter de urgencia, en la preparación de nuevas sanciones contra Rusia tras las «atrocidades», que condena en los «términos más enérgicos», de las que acusa las Fuerzas Armadas rusas en varias ciudades ucranianas de los alrededores de Kiev que han sido recuperadas por las tropas ucranianas.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha avanzado que plantea en particular de un embargo al petróleo y al carbón rusos, para lo que va a buscar una concertación europea en los próximos días.
El inquilino del Elíseo, en cualquier caso, no ha mencionado el gas ruso, del que la UE es particularmente dependiente, sobre todo Alemania y algunos de los países del flanco este. Una interrupción de su suministro podría generar un grave problema para su sustitución con el gas de otras procedencias de cara al próximo invierno.
Sin embargo la ministra alemana de Defensa, Christine Lambrecht, considera que la UE debe barajar la prohibición de importar gas ruso. «Debe haber una reacción. Crímenes así no deben quedar sin respuesta y eso lo debe tener claro también (el presidente ruso, Vladimir) Putin», ha dicho la ministra en una entrevista a la televisión pública alemana ARD.
Las autoridades de Kiev denuncian una masacre por el Ejército ruso en la localidad de Bucha, en el norte del país, que fue asediada y bombardeada durante semanas y en la que, al ser recuperada por las tropas ucranianas, se encontraron cientos de cadáveres en fosas comunes y en sus calles, la mayoría de ellos civiles.
El diario ucraniano ‘Pravda’, que cita fuentes de los servicios funerarios de este surburbio de Kiev, asegura que «se han encontrado entre 330 y 340 cuerpos en Bucha, pero hay más»
«Recogimos 15 cuerpos de la calle Yablunska cuyas manos habían sido atadas y que habían recibido un disparo en la cabeza. Hoy [por ayer] encontramos 30 cuerpos», describieron los trabajadores funerarios.
«Mañana (por hoy) tenemos que visitar al menos 20 direcciones más. Muchas personas están enterradas en patios y parcelas. No podemos decir el número exacto. Todavía no tenemos listas completas. Ya hemos enterrado a alrededor de 350 personas«, aseguró Serhiy, un empleado del servicio funerario de Bucha.
El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, denunció el domingo que los civiles sin vida hallados en las calles de Bucha «tenían las manos atadas a la espalda», tal y como puede verse en las fotografías difundidas por medios internacionales.
Según fuentes ucranianas, se habrían encontrado asimismo cadáveres en Irpin, también en las afueras de la capital.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ha denunciado a los «asesinos, torturadores, violadores y ladrones» rusos.
Investigación de la Corte Penal Internacional
El jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, ha asegurado que los Veintisiete apoyan «plenamente» la investigación iniciada por el Fiscal de la Corte Penal Internacional sobre crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, así como el trabajo de la Comisión de Investigación de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Además, la UE está asistiendo al Fiscal General de Ucrania y centrándose en la recopilación y preservación de las pruebas de esos crímenes de guerra, ha asegurado Borrell.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se mostró el domingo «profundamente impactado por las imágenes de civiles asesinados en Bucha». La oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha evocado «posibles crímenes de guerra».
El embajador ucraniano ante la ONU, Sergiy Kyslytsya, indicó en Twitter que ha pedido una reunión para tratar este martes «la agresión rusa contra Ucrania».
Rusia niega «categóricamente»
El Kremlin insiste en rechazar las acusaciones occidentales y del Gobierno ucraniano sobre la presunta masacre cometida por tropas rusas en Bucha.
«Rechazamos de forma categórica todas las acusaciones», ha asegurado el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en su rueda de prensa diaria.
Peskov ha añadido que Moscú pide la discusión del tema «al nivel más alto» y por eso ha solicitado una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El representante adjunto de Rusia ante la ONU, Dmitry Polyanskiy, solicitó al máximo órgano ejecutivo una reunión hoy lunes, «a la luz las atroces provocaciones de los radicales ucranianos en Bucha».
Rusia imputa habitualmente las atrocidades en su guerra de invasión a los batallones ultras ucranianos que luchan junto al Ejército regular ucraniano y con civiles enrolados en la resistencia.
Lo hizo tras el bombardeo de un teatro que albergaba a cientos de civiles refugiados en sus sótanos y a un hospital infantil, ambos en Mariupol. En el primer caso acusó a los «radicales» ucranianos, término con el que designa a esos batallones, de la explosión. Por lo que toca al hospital, aseguró que se había convertido en cuartel del batallón Azov y, cuando se publicaron imágenes de mujeres y niños saliendo del edificio atacado (una de ellas, embarazada, sucumbió a sus heridas), zanjó las acusaciones asegurando que eran actrices.
La organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) denunció ayer en un informe que en las zonas de Ucrania bajo control ruso se han cometido «ejecuciones sumarias» y «otros graves abusos» que podrían constituir crímenes de guerra.
La ONG estadounidense afirma haber documentado entre el 27 de febrero y el 14 de marzo varios casos en que las fuerzas rusas cometieron lo que constituirían crímenes de guerra contra civiles en zonas ocupadas en las regiones de Chernígov, Jarkov y Kiev.