Imanol Intziarte

Astiñene, luz al final del puente entre Egia y Loiola con más de dos años de retraso

Esta vez sí, parece que el nuevo puente de Astiñene, que cruza el Urumea entre los barrios donostiarras de Loiola y Egia, estará operativo este verano. En principio estaba anunciada su apertura para abril de 2020, pero los incidentes y las demoras se han encadenado sin descanso.

Este martes se ha colocado uno de los tableros centrales del puente de Astiñene.
Este martes se ha colocado uno de los tableros centrales del puente de Astiñene. (DONOSTIAKO UDALA)

Tres años después de que arrancaran las obras, las dos orillas del Urumea entre los barrios donostiarras de Egia y Loiola están ya unidas por el nuevo puente de Astiñene, después de que esta mañana se haya colocado uno de los dos tableros centrales sobre los que irá la carretera, la acera y el bidegorri. «Esperamos que para verano la obra esté terminada y en funcionamiento», ha indicado la concejala Duñike Agirrezabala.

La enorme pieza de 40 metros de longitud y 43 toneladas de peso ha llegado tarde «debido a la huelga de transportes». Es la enésima incidencia de un proyecto que se enmarca dentro del plan para reducir los riesgos de inundación en la cuenca de este río. En este caso se trataba de sustituir el puente viejo, con pilotes insertados en el lecho, por uno nuevo sin obstáculos en el cauce.

La obra se adjudicó en diciembre de 2018 y arrancó en enero de 2019, con un plazo estimado de ejecución de quince meses. Es decir, abril de 2020. Sin embargo, a los dos meses del inicio se amplió el periodo en otros diez meses, hasta febrero de 2021, debido a que el diseño original requería una maquinaria difícil de conseguir y hubo que cambiar el proyecto y rehacer todos los cálculos.

En el otoño de 2019 llegó una nueva ampliación no solo del tiempo, sino del presupuesto. Este último creció en cerca de un 10%, de 3 millones de euros a 3,3. Un informe técnico municipal argumentaba la existencia de «modificaciones no sustanciales no previstas en la documentación de la licitación» que estiraban el plazo en otros siete meses, hasta setiembre de 2021.

La pandemia y el confinamiento, en marzo de 2020, generaron nuevos parones, y en febrero de 2021, para rizar el rizo, la constructora adjudicataria, Murias, fue absorbida por el grupo inmobiliario Urbas, y esto detuvo los trabajos hasta aclarar cómo se financiarían los costes de ejecución.  

Durante todo este tiempo, las personas que pasean por la orilla del Urumea o que utilizan el viejo puente para sus desplazamientos han podido comprobar con frecuencia que no había nadie trabajando en el lugar y que la obra se encontraba totalmente detenida. Con la instalación de los tableros centrales parece que se ve la luz al final del puente y que este verano la vieja infraestructura, notablemente deteriorada, podrá ser finalmente demolida.