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LAB cierra un manifiesto por el que se compromete a una práctica sindical antirracista

El sindicato LAB ha culminado unas jornadas antirracistas en Durango con un manifiesto en el que se compromete a «desarrollar una práctica sindical antirracista» y reinventarse para ser una herramienta para todos los trabajadores.

Un trabajador de Huerta de Peralta con una octavilla con la canción que marcó esas protestas.
Un trabajador de Huerta de Peralta con una octavilla con la canción que marcó esas protestas. (Iñigo URIZ)

 «Caminamos hacia un sindicalismo antirracista porque queremos construir una Euskal Herria solidaria y soberana que garantice todos los derechos de las y los trabajadores migrantes y racializados», afirma el comunicado de LAB al termino de las jornadas en Durango, que se han denominado "Sindikalismo Antirrazista Baternatz".

LAB se planteó estas jornadas como un ejercicido «de encuentro, reconocimiento e interaprendizaje colectivo» de cara a mejorar su praxis antirracista. Entre otras actividades, este eje se trabajó mediante mesas de experiencias, talleres prácticos, sesiones temáticas, conciertos y una feria antirracista.

LAB asume en Durango el compromiso «de saldar la deuda colonial que tenemos como sociedad, estamos dando pasos concretos para mejorar las condiciones de empleo de los y las trabajadoras migradas y racializadas en Euskal Herria».

El cómo mejorar esta praxis, según este manifiesto, comprende una variedad de aspectos, que pasan por compartir experiencias de lucha y organización colectiva y  abordar «la militarización de las fronteras, el derecho a la vivienda y al empadronamiento desde la perspectiva de las personas migradas y racializadas, los privilegios y la supremacía blanca, las grietas a la Ley de Extranjería española que pueden abrir el asilo político y el arraigo laboral y la acción sindical antirracista».

Entre los compromisos adquiridos destaca que al sindicato, a partir de ahora, no le basta con «no ser racista», sino que necesita imprimir a su práctica sindical una actitud antirracista. Esto implica que los militantes deberán «reinventar la praxis sindical desde una perspectiva integral» de cara convertirse en una herramienta «para todas las trabajadoras».

Asimismo, la acción sindical deberá adoptar una perspectiva integral para «combatir las múltiples opresiones que atraviesan a las trabajadoras migradas y racializadas de Euskal Herria» y donde los trabajadores migrados deben de «ser reconocidos como sujetos protagonistas activos».

No se trata, aclara el manifesto, de implicarse por «lástima», sino desde la convicción de que el antirracismo supone dar «pasos de fraternidad, reconocimiento y justicia social que contribuyen en la construcción de la Euskal Herria que queremos».