Con una amplia carrera en cine, teatro y televisión, Juan Diego ha fallecido de madrugada a los 79 años a concuencia de una larga enfermedad. Nacido en 1942 en la provincia de Sevilla, era académico y entre sus numerosos premios contaba con tres Goya, y la Concha de Plata al Mejor Actor en Zinemaldia por su trabajo en ‘Vete de mí’, de Víctor García León, además del Premio Max de las Artes Escénicas.
A raíz de uno de esos premios –el de Mejor Actor en el Festival de Málaga por ‘Anochece en la India’, debut en la ficción del documentalista Chema Rodríguez–, en una entrevista concedida a NAIZ en 2014 no ocultaba, como nunca hizo, su mirada militante y de izquierdas: «Habría que preguntar a estos que nos gobiernan qué pretenden conseguir asfixiando a la clase trabajadora como lo están haciendo –afirmaba–. Obviamente no soy un ingenuo y sé lo que pretenden, convertirnos en una filial del modelo social estadounidense y quitarnos la personalidad, arrinconando todo lo que supuso Europa como elemento revolucionario».
Amigos, compañeros
El Festival de Cine de Donostia le ha recordado en las redes sociales y ha lamentado la triste noticia: «Todo nuestro cariño a sus familiares, amigos y compañeros de profesión», ha escrito. El cineasta Montxo Armendariz, actores como Aitor Merino, el presidente Pedro Sánchez, el Partido Comunista estatal... la lista de quienes han recordado a este actor de trayectoria coherente es larguísima.
El director de cine y productor bilbaino Pedro Olea ha recordado que es «un amigo muy querido» aunque nunca llegaron a trabajar juntos. «Era un tío genial en todos los sentidos, como persona, políticamente, como actor, como todo. Dominaba todo y era un verdadero encanto», ha subrayado Olea, para quien aunque Juan Diego era un «actor asombroso» que «lo hacía todo bien», destacó especialmente en el papel de «facha maravilloso» que hizo en ‘Los santos inocentes’, de Mario Camus.
Juan Diego (Ruiz Moreno) empezó muy jovencito, en el Teatro Español Universitario (TEU) de Filosofía y Letras de Sevilla, y con apenas 18 años se trasladó a Madrid; el teatro era lo suyo, era muy guapo y tenía una maravillosa forma de declamar y una voz inolvidable. Hizo algunos trabajos de extra en programas de TVE, hasta que en 1966 conoció a Eloy de la Iglesia.
Con él hizo su primera película, ‘Fantasía...3’ y, después, ‘Algo amargo en la boca’ (1969), pero su fuente principal de ingresos eran las series de televisión y el teatro; rodó algunos largometrajes, como ‘El demonio de los celos) (1969) con el italiano de Ettore Scola.
Fue un momento personal importante, porque decidió afiliarse al Partido Comunista de España (PCE); en 1975 conoció a José Luis García Sánchez, otro de sus grandes amigos, que le metió en uno de los repartos ‘más rojos’ del cine estatal.
Era ‘El love feroz, o cuando los hijos juegan al amor’. Allí estaban Tina Sainz, Alicia Sánchez, Concha Velasco, Lina Canalejas, Mario Pardo, Mari Carrillo, José Sazatornil y una jovencita Carmen Maura, además de la niña de 10 años Ángeles González Sinde.
Huelga de actores
Comprometido y solidario, fue uno de los promotores de la histórica huelga de actores de 1975, el año que murió Franco. Aún no sabía que once años más tarde él mismo encarnaría al ‘generalísimo’ en la estupenda ‘Dragon Rapide’, de Jaime Camino. Por cierto, también fue Alfonso Armada en la tv-movie ‘23-F, la película’.
En el 82 (el PSOE ganó las elecciones por mayoría absoluta) dejó el PCE. Ya era famoso, muy popular por sus continuas apariciones en las mejores series de TVE (‘Las doce caras de Eva’, ‘Tres eran tres’, ‘El pícaro’, ‘Suspiros de España’) y por su maravilloso Juan Tenorio (con Rafaela Aparicio y María José Goyanes), que todas las Noches de Difuntos difundía TVE.
Cuando le dieron el Goya como mejor actor de reparto en 2000 por su anárquico nudista Boronat de ‘París Tombuct’", fue el director de la cinta Luis García Berlanga quien, al recoger su premio (él estaba indispuesto) advirtió a los actores de la grandeza del artista, el único, dijo, que había aceptado salir desnudo en su película. «Aprended de él», dijo.
Aquel era su segundo Goya, ya tenía otro por su delirante Villaescusa en ‘El rey pasmado’ (1992), y después se llevaría otro, por su papel de padre del ‘otro’ Juan Diego, este sí, con apellido, Botto, en la íntima, deliciosa y pequeña enorme película ‘Vete de mí’, de Víctor García León.
Aunque con el señorito Iván de ‘Los santos inocentes’ (Mario Camus, 1984) no fue nominado, este papel fue sin duda uno de sus mejores en cine; el propio Juan Diego decía de él que había marcado «un antes y un después en su carrera», porque fue el detonante para que le dieran papeles de peso.
Y por supuesto, el comisario Don Lorenzo de la serie ‘Los hombres de Paco’ y antes, El Solsona, de la mítica ‘Los ladrones van a la oficina’.
Su voz, su increíble entonación -con y sin acento andaluz- le hicieron protagonizar los off de muchos documentales a los que daba peso y solera; del famosísimo ‘Dolore’", sobre la Pasionaria, al reciente ‘Camarón, flamenco y revolución’ (2018).
Su larguísima trayectoria en cine, teatro y televisión (hizo ochenta largometrajes y decenas de series y obras de teatro) y su maestría hacen difícil elegir sus mejores papeles; para él, lo eran todos, así de profesional y picajoso era con su trabajo.