Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

Enzarzados en el Gobierno

Carlos Gimeno, consejero de Educación de Nafarroa.
Carlos Gimeno, consejero de Educación de Nafarroa. (Idoia ZABALETA | FOKU)

El ambiente en el Parlamento era ayer agrio, malo. Entre los socios habituales del PSN cundía la idea de que la votación de ayer sobre el profesorado del PAI suponía generar una tensión innecesaria. No era el único camino para cumplir con la estabilización y para nada está claro que sea legal.

La votación de la ley para estabilizar a algo más de 300 puestos de profesores de PAI –junto con una declaración de buena voluntad para elevarlo de «programa» a «modelo» y un compromiso inaplicable de traslado de alumnos para garantizar el acceso al PAI en pueblos que no lo tienen implantado– suponía para el PSN enfadarse con casi todo el mundo. No lo apoya Geroa Bai ni EH Bildu ni Podemos ni I-E, pero tampoco lo respaldan CCOO y UGT ni el resto de sindicatos de Educación.

Sí lo apoyó, claro, Navarra Suma que es lo que contaba. Por 30 a 19, Nafarroa tiene una ley nueva. Que se pueda aplicar o no, eso ya se verá. Quizá tampoco sea lo más relevante. Pleitos por oposiciones mal planteadas los hay a porrillo.

«Actúan como un Gobierno monocolor», le espetó María Solana, portavoz ayer del principal socio de Chivite. La queja es grave, pues en Geroa Bai están muy tocados desde la votación de PSN y NA+ a cuenta del Convenio de principios de este año. Lo de ayer hurgó mucho en la herida. Y sangra.

El actual Ejecutivo no ha articulado un sistema sólido de gestión de discrepancias y eso le está pesando ahora en el plano político y hasta en el personal. Y es dudoso que encuentren una fórmula con las urnas cada vez más cerca, pues nada distancia más a los partidos que el nerviosismo preelectoral. Lo sucedido a cuenta del PAI, a buen seguro, le valdrá un par de zancadillas en las próximas iniciativas que el Gobierno lleve a la Cámara, pero hará falta algo mejor para continuar.

Por otro lado, la votación de ayer complica que Carlos Gimeno repita como consejero, al menos, con los mismos socios. Es sabido que, en gobiernos que requieren de tantos apoyos externos, protagonizar discordias acarrea ciertos peajes.