Una «sinsorgada» de cuatro plantas en el centro de Bilbo
Andrea Momoitio e Irantzu Varela son las impulsoras del espacio feminista ‘La Sinsorga’. Este proyecto cultural, que también tendrá su lugar para el ocio, se ubicará en un histórico edificio de cuatro plantas que hasta ahora albergaba una tienda de vestidos de novia.
Con origen en la palabra del euskara «zentzurge», «sinsorgo/a» es un préstamo que el castellano ha adoptado en algunas zonas de Bizkaia y Araba, con especial arraigo en Bilbo. Su significado sería algo así como «insustancial o informal», y mayoritariamente se ha usado en su forma femenina, «sinsorga», para aludir a las niñas o mujeres. Con la idea de darle la vuelta a «algo que nos han llamado a todas» y con el objetivo de «resignificar» esa palabra, las periodistas Andrea Momoitio e Irantzu Varela han arrancado el proyecto de 'La Sinsorga', el nuevo espacio feminista de Bilbo en el que llevan trabajando los últimos meses. Un local en el que confluirán el ocio y la cultura, siempre dentro de un ambiente feminista.
«Las mujeres, las bolleras y los maricas necesitamos espacios propios, y en Bilbo no los hay. Por eso era necesario que alguien pensara en montarlo, era una idea latente a la que alguien tenía que darle forma», explica en entrevista para GARA Andrea Momoitio, que recuerda que la necesidad de crear espacios para mujeres no es algo nuevo: «Ya lo reivindicaba Virginia Wolf cuando decía que quería ‘Un cuarto propio’». Varela coincide en reivindicar la necesidad de sitios donde juntarse y resalta que «lo novedoso» de este caso es la dimensión: un edificio de cuatro plantas en Alde Zaharra de Bilbo. Concretamente, 'La Sinsorga' se ubicará en el portal número 9 de la calle Askao, en el edificio que hasta hace poco y durante 25 años ha albergado una tienda de vestidos de novia. Algo que las impulsoras de 'La Sinsorga' consideran «muy significativo». «Es como recuperar un espacio que estaba dedicado al amor romántico y a la feminidad en el sentido más patriarcal y, de repente, recuperarlo», apunta Irantzu Varela.
Además, indican que la antigua propietaria, que ha trasladado la tienda unos cuantos portales más abajo en la misma calle, les ha puesto «todas las facilidades» para que puedan abrir en el local su espacio feminista. «Ha sido majísima con nosotras. No ha querido contribuir a la gentrificación del barrio y, de entre todas las posibilidades que tenía, la nuestra le ha gustado más», revela Varela sobre el proceso de negociación.
Cuatro plantas de historia
Sin embargo, la historia del inmueble va más allá de haber sido una tienda de vestidos de novia, ya que su construcción se remonta a principios del siglo XX y está ligado al pasado industrial de Bilbo al tratarse de un antiguo pabellón para mercancias, datado de 1909. Más allá de su ya de por sí imponente interior, el edificio cuenta con una joya oculta: dos pisos de terrazas traseras desde donde se puede disfrutar de una vistas privilegiadas en un espacio que parece alejado del Bilbo más urbano. Este rincón, «’la Ganbara’, va a ser el espacio para las ‘sinsorgas’. La gente que se haga socia va a tener un sitio donde poder organizar todo tipo de actividades, desde las más políticas a las más ociosas», avanzan.
De hecho, las impulsoras tienen muy claro el plan a seguir en cada una de las plantas del edificio. «A la planta de abajo la hemos llamado 'el Garito', porque va a ser el sitio donde te puedas tomar un café o un vino, comer algo o escuchar una charla, un monólogo o un concierto acústico. En la entreplanta va a haber una tienda con cosas hechas por colectivos y mujeres feministas, desde camisetas, bolsos o tazas, hasta productos de alimentación. Y en la tercera planta se ubicará un coworking donde vamos a trabajar con los proyectos que quieran compartir el espacio», detalla Irantzu Varela. Lo que sí que tenían claro es que no iba a haber es un espacio de librería, «porque ya existen librerías feministas en Bilbo y nosotras queremos sumar, no dividir ni restar», apunta Andre Momoitio.
Así, el objetivo de 'La Sinsorga' es que cada una de las plantas tenga su propia fuente de ingresos para «no tener que depender ni de las socias, ni del bar, ni de la tienda, ni del coworking, sino que todo en sí mismo haga que funcione el espacio». «Eso sería lo ideal», añaden, mientras explican que todo ello a la vez «es lo que va a hacer de este espacio cultural lo que queremos que sea».
Para poder ver 'La Sinsorga' en funcionamiento todavía tendremos que esperar unos meses, como mínimo hasta después de verano. Esos son los plazos que se han marcado, sin descartar la posibilidad que el gran volumen de trabajo que queda por realizar pueda retrasar la inauguración, pero con una fecha especialmente reivindicativa en el horizonte. «El 25 de noviembre tiene que estar abierto, soy optimista», remarca Varela.
Hecho por mujeres
Uno de los hechos que más está retrasando la puesta a punto del local es la decisión de contratar solo a mujeres, en un campo tan masculinizado como es la construcción. «Está siendo una odisea. Nos faltan albañiles y fontaneras. Lo que sí que tenemos es electricistas, una arquitecta y coordinadora de gremios, pero no gremios a los que coordinar», lamenta con ironía Momoitio.
La ausencia de mujeres en la construcción no significa que no las haya con habilidades, sino que más bien tiene que ver «con muchos miedos», o esa es la impresión que se han llevado durante su búsqueda: «Nos dicen que 'si hubiera una oficial de albañilería que lo organizara quizás me atrevería, pero...' no se sienten capaces de liderarlo. Tías apañadas que han hecho cosas de este estilo, las hay, pero necesitamos las 'jefecillas'».
La idea de trabajar solo con mujeres también se extiende la realización de un documental que explicará el camino que se está recorriendo para dar vida a 'La Sinsorga'. De la mano de Hari, Al Borde Films y Gheada, todas ellas productoras de mujeres, el audiovisual pretende recoger el testimonio de las operarias de obras, así como con aquellas que se dedicaban a ello pero que lo han terminado dejando, con el objetivo de que «sirva como recurso para animar a las mujeres a desarrollarse en empleos generalmente masculinizados», opina Momoitio. Todo ello irá también acompañado de una docuweb.
Por el momento, 'La Sinsorga' ya cuenta con más de 70 socias que, gracias a un sistema de cuotas adelantadas, han permitido que el proyecto se ponga en marcha. Todo a partir de un «método artesanal», consistente en «mandar un PDF a nuestras conocidas a través de WhatsApp y que hagan un ingreso». Según Irantzu Varela, que haya este apoyo desde el inicio «también ayuda a la hora de conseguir financiación privada, porque ven que existe una red que da viabilidad al proyecto». Además, de cara a buscar nueva financiación, la ilustradora Raisa Álava ha realizado una edición limitada de 100 láminas exclusivas para todas aquellas personas que aporten una cantidad superior a los 1.000 euros.
La Sinsorga' llama la atención, desde la idea de la que parte el proyecto hasta el edificio en el que se ubicará. Tal como lo definen Momoitio y Varela, se trata de «una bilbainada», pero, sobre todo, de «una sinsorgada».