Juan Carlos de Borbón ha llegado esta mañana, pasadas las 10.00, al Palacio de la Zarzuela para reunirse con su hijo, el jefe del Estado español. Se trata de un «encuentro familiar en el ámbito privado», previo al regreso del rey emérito a Abu Dabi, a donde escapó en agosto de 2020 tras la apertura de una investigación en su contra por parte de la Fiscalía de Tribunal Supremo.
Felipe de Borbón y su padre han discutido sobre «cuestiones familiares» y distintos acontecimientos durante el encuentro que han mantenido durante la jornada en el Palacio de la Zarzuela, según ha informado Casa Real en un comunicado.
El monarca y su padre «han mantenido un tiempo amplio de conversación sobre cuestiones familiares así como sobre distintos acontecimientos y sus consecuencias en la sociedad española».
Asimismo, según ha precisado Zarzuela, Juan Carlos de Borbón ha compartido un almuerzo familiar en el que han estado también Letizia Ortiz y Sofía de Grecia, así como Elena de Borbón y sus dos hijos y la hermana del emérito, la infanta Margarita y su marido, Carlos Zurita.
Según ha precisado Zarzuela, «Doña Sofía no ha podido compartir el almuerzo al haber dado positivo por Covid a su regreso de Miami, aunque ha permanecido con el resto de la familia en el salón del almuerzo provista de la preceptiva mascarilla y las medidas de ventilación correspondientes».
El emérito ha abandonado el Palacio de la Zarzuela hacia las 21.00 tras una visita de once horas y ha empezado el viaje de regreso a Emiratos Árabes Unidos.
Durante años se han sucedido las polémicas en torno a sus negocios y sus cuentas en el extranjero, y son muchos los que consideran que debe dar explicaciones. Incluido el Gobierno de Pedro Sánchez que, por boca de su portavoz, Isabel Rodríguez, ha advertido de que Juan Carlos de Borbón «ha perdido la oportunidad de dar la respuesta que esperan los españoles y merece la democracia».
Más crítico ha sido el ministro de Consumo y coordinador general de IU, Alberto Garzón, quien ha recordado que el monarca emérito «reconoció que delinquió», y fue acusado por la Fiscalía de delitos como el cohecho, tráfico de influencias o blanqueo de capitales. Y, pese a que dichas diligencias fueron archivadas, «tiene una responsabilidad como mínimo ética».
«Se salvó de todas las causas judiciales por la protección de otras monarquías, por procesos judiciales que habían prescrito y porque era inviolable», ha recodado el ministro, que ha alertado de que «no se han tomado las medidas suficientes» para garantizar que en el futuro la Monarquía pueda rendir cuentas.
Una opinión compartida por la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, quien ha afirmado que el hecho de que el emérito pueda hacer «lo que le dé la gana y defraudar sin dar explicaciones es impresentable».
«Es verdad que no tiene cuentas pendientes pero porque ha realizado regularizaciones que no están al alcance de cualquiera y sus mayores delitos fiscales han sido archivados; unos por prescripción y otros por la propia inviolabilidad que tiene», ha añadido tras considerar que el viaje de Juan Carlos de Borbón a Sanxenxo durante el fin de semana ha resultado «incómoda» al Ejecutivo de coalición.
Sin dar cuentas
Y lo cierto es que no se ha tratado de una visita «privada», como anunciaron Casa Real y Moncloa. El emérito ha estado acompañado de un séquito mediático y policial que han dado cuenta de sus actividades y de sus declaraciones, dejando claro que no se arrepiente de lo ocurrido. «¿Explicaciones? ¿De qué?», contexto a una pregunta al respecto.
La derecha tampoco comparte la petición de dar explicaciones y no esconde su simpatía por una persona que ocupó la jefatura del Estado por decisión personal del dictador. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha manifestado que tiene «la mayor de la simpatía y aprecio» al emérito; y el alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín, ha confirmado el regreso de que Juan Carlos de Borbón en junio.