Ramón Sola

Víctimas en las aulas, más allá de lecturas buenistas y deshielos lentos

Hace once años ya que en las aulas vascas comenzaron a escucharse testimonios de víctimas del conflicto armado, en una iniciativa polémica. ¿Cómo está discurriendo? Pili Zabala, Alberto Muñagorri, Maria Jauregi e Iñaki García Arrizabalaga han hecho una balance realista.

A la izquierda Zabala y Muñagorri, y a la derecha Jauregi y García Arrizabalaga, en esta mesa redonda.
A la izquierda Zabala y Muñagorri, y a la derecha Jauregi y García Arrizabalaga, en esta mesa redonda. (Jon Urbe | Foku)

El congreso internacional de victimología que se desarrolla en Donostia ha abordado este miércoles una cuestión que dio mucho que hablar en sus inicios pero que luego salió del foco. Y eso que no deja de extenderse, porque en la CAV han escuchado testimonios de víctimas del conflicto más de 30.000 alumnos, desde los 15 años a los 22, por boca de 25 víctimas de ETA, Comandos Autónomos Anticapitalistas, Batallón Vasco Español o GAL.

¿Qué da de sí? En sus primeras intervenciones, Pili Zabala, Alberto Muñagorri, Maria Jauregi e Iñaki García Arrizabalaga han coincidido en el valor que tiene la promoción de los derechos humanos a partir del testimonio en carne propia, y también han compartido la carga de compromiso, y en ocasiones el plus de dolor, que les supone. Pero no todo han sido lecturas buenistas; también han admitido la complejidad de la interacción con alumnado, profesorado y padres-madres.

Así, García Arrizabalaga (hijo del delegado de Telefónica al que mataron los Comandos Autónomos Anticapitalistas), no ha ocultado que «uno de los temores cuando empezamos es que ‘van a adoctrinar a nuestros hijos’. Se miraba lo que íbamos a decir no con lupa, sino con microscopio. Pero el tiempo nos ha dado la razón: no vamos a comer el coco a nadie, sino a hablar de experiencias personales. Sabemos diferenciar nuestra historia personal de las lecturas políticas que podamos tener».

Todos los participantes en la mesa redonda han incidido en que hace falta cierta preparación previa para asistir a esas sesiones con conocimiento de causa y sensibilidad. Y no solo por parte del alumnado o del profesorado, ha matizado Maria Jauregi [hija de Juan María Jauregi, víctima de ETA], sino también de las víctimas que intervienen: «Hay que haber superado la fase de necesidad de venganza, es muy importante no transmitir odio». García Arrizabalaga ha explicado que los chicos y chicas a menudo enfocan este tema desde el prisma de venganza: «La pregunta más descarnada que me han hecho fue si dispararía en el caso de tener una pistola en la cabeza de la persona que mató a mi padre».

Alberto Muñagorri perdió una pierna por una bomba de ETA en Errenteria en 1982. Ha dicho que le gustaría que en su localidad, «que siempre ha sido muy ‘borroka’», se acogiesen también estas sesiones. En su caso, «recuerdo algún profesor que me dijo que solo había hablado de la violencia de ETA, pero es que yo solo puedo hablar de lo que me ocurrió a mí. Cuando se ponen ‘peros’ no es bueno. Y creo que no es constructivo buscar una teoría del empate. Vamos mejor por otra vía, vamos a hablar de todo lo ocurrido», ha propuesto.

Zabala ha relatado el dolor que le supuso ser preguntada reiteradamente en un aula por si su hermano era de ETA. Y Muñagorri le ha dicho, emocionado, que él también actuó así con ella y que lo siente

Zabala [hermana de Joxi Zabala, víctima del GAL] ha añadido un par de episodios reveladores. Uno fue cuando narró en una ikastola de Bilbo que la Ertzaintza cargó contra su familia en el cementerio de Tolosa: un alumno se lo contó a sus padres, ambos ertzainas, y recibió una petición de explicaciones. La situación se encauzó posteriormente con la carta de Pili Zabala al estudiante y la respuesta de este, en un diálogo que valora como clarificador y constructivo.

Peor fue para ella el día en que una alumna insistió en preguntarle si su hermano Joxi era miembro de ETA: «La vuelta fue muy ingrata, no dejaba de preguntarme si todavía se siguen justificando violaciones de derechos humanos». La anécdota ha dado pie a un momento emotivo, porque Muñagorri ha querido explicar, visiblemente conmovido, que él también le preguntó eso a Zabala al conocerla y que ahora lo siente. «Quiero aprovechar esta ocasión para decir que aquello no debió haber ocurrido», ha dicho, consolado por Pili Zabala.

La dialéctica entre bandos sigue siendo hoy un problema, ha admitido García Arrizabalaga: «A veces sale ese ‘sí, pero’, que tanto daño hace. No pongamos víctimas en dos platillos de una balanza -ha pedido–; si acaso, estamos todas en el mismo bando y es algo que cuesta entender todavía».