Ante los avances del Ejército ruso en Donbass pocos creen que la ciudad de Kramatorsk se librará de la artillería del invasor. Si bien aún queda fuera de rango de la artillería que se utiliza para largas distancias en este conflicto (hay calibre que aún Rusia no ha utilizado y que alcanzaría mayor rango y poder de destrucción) ya ha habido ataques aéreos a posiciones de suministro militares y ataques con misiles tosca; estas últimas a civiles que pretendían escapar de la guerra. La ciudad se encuentra vacía en un 80% según fuentes civiles consultadas por NAIZ, pero nadie sabe a ciencia cierta cuál es el número real. Los que no pueden salir de la otrora próspera ciudad del Donbass acuden a por ayuda a la parroquia que se encuentra cerca, donde el día 8 de abril un misil Toshka lanzado desde el ángulo de las posiciones rusas impactó en la gente que abandonaba la ciudad por tren. Murieron 52 personas y desde entonces el tránsito ferroviario está cortado.
Dimitriyi explica a NAIZ que hay gente que no tiene a dónde ir, que se aferra a sus pocas pertenencias y a su hogar ya que es lo único que tiene después de una vida de esfuerzo y trabajo. El joven voluntario de una organización cristiana coordina también la salida de personas que quieren abandonar Kramatorsk hacia la estación de Prokrovsk, donde el tren aún funciona pero solo para refugiados que quieren llegar a Dnipro. El resto de los servicios sigue cortado. No llegan suministros de tren desde hace más de 3 meses.
Lo que antiguamente era un lugar de culto y centro cultural cristiano se ha convertido en un almacén donde se distribuyen alimentos y cosas de primera necesidad (desde mecheros hasta pañales para personas mayores). También están preparados para cuando los rusos toquen la puerta de la ciudad esconderse en un búnker habilitado para más de 60 personas.