Élisabeth Borne parecía destinada a ser una primera ministra transitoria desde que fue nombrada para el cargo el pasado 16 de mayo, en el ínterim entre las elecciones presidenciales de abril y las legislativas que se cerraron el pasado domingo.
Apenas un mes después ha presentado su dimisión, como suele ser habitual tras unos comicios legislativos, aunque en esta ocasión el contexto es más serio de lo esperado por el macronismo, que ha cosechado unos malos resultados, perdiendo la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional (Cámara Baja).
Además, la propia Borne ha visto cuestionada su relevancia política ya que consiguió el escaño por Calvados (Normandía) con un apretado resultado en la segunda vuelta (52,3%). Si hubiera salido derrotada en su duelo con un candidato de la Nupes, la dimisión habría sido aceptada de modo automático.
«La primera ministra presentó su dimisión al presidente de la República, que la rechazó para que el Gobierno pueda continuar realizando sus funciones estos días», ha señalado este martes una fuente del Elíseo.
El Consejo de Ministros previsto para hoy ha sido suspendido y, en su lugar, Borne ha convocado a los miembros del Ejecutivo para una reunión a las 14.30 horas.
Reuniones de Macron con todos los partidos
Por su parte, Macron inicia este martes una serie de reuniones con los líderes de todos los partidos políticos que han conseguido representación en la Asamblea para buscar una solución al rompecabezas creado por el resultado electoral.
Si los partidos que arropan al presidente han perdido su mayoría absoluta, la oposición, muy fraccionada, no puede presentar una alternativa que lleve adelante iniciativas legislativas sin el respaldo del macronismo.
No obstante, algunos diputados de La Francia Insumisa (LFI), que han reclamado la dimisión de Borne, han avanzado su intención de presentar una moción de censura contra el Gobierno, aunque la coalición de izquierdas de la que forma parte no se ha pronunciado sobre esta posibilidad.