Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

‘Sinjar’, crónica de las esclavas sirias que escaparon del Estado Islámico

Este 1 de julio se estrenará ‘Sinjar’, un drama centrado en la vida de tres mujeres que, ubicadas en distintos lugares del mundo, comparten un nexo común terrible, la guerra en Siria. Ha sido guionizada y dirigida por la catalana Anna Bofarull, autora del documental ‘Hammada’.

Escrita y dirigida por Anna Bofarull –firmante de ‘Sonata para violonchelo’ y ‘Barcelona 1714’ y los largometrajes documentales ‘Hammada’ y ‘Notas al pie’– ha abordado en ‘Sinjar’ la tragedia de la guerra de Siria a través de las vidas de tres mujeres que viven en tres rincones diferentes del planeta.

Bofarull reveló que la idea de esta historia surgió tras los acontecimientos de 2014, cuando el Estado Islámico ocupó gran parte de Irak y Siria.

La cineasta catalana recopiló los testimonios de cientos de mujeres que fueron secuestradas para ser vendidas como esclavas domésticas y sexuales.

Posteriormente, se trasladó hasta Sinjar, una población al noroeste de Irak, cerca de la frontera con Siria, para recoger los testimonios de las mujeres que lograron escapar, algunas con sus hijos, otras sin ellos.

Vidas truncadas

En el caso de Eido, la actriz yazidí que interpreta a Arjin, ella misma fue secuestrada con tan solo 9 años y logró escapar a los 13.

En Barcelona, Carlota, interpretada por Nora Navas, busca desesperadamente a su hijo Marc que ha desaparecido sin dejar rastro para unirse a un grupo islamista radical.

La adolescente Eman Eido da vida a Arjin, una chica que fue secuestrada de su casa y tras conseguir huir anhela recuperar su hogar y a su familia, por lo que acaba uniéndose a las milicias kurdas.

En casa de los Abu Omar, Hadia –Halima Ilter– vive como esclava junto a sus tres hijos, soportando abusos de todo tipo para protegerlos. Sin embargo, esta pesadilla comienza a afectar a los pequeños y la desesperación y el miedo están haciendo mella en ella.

El rodaje de ‘Sinjar’ estuvo marcado por la pandemia mundial, lo que obligó a Bofarull a trabajar con un equipo reducido y únicamente integrado por mujeres entre Irak y Barcelona. Con 127 minutos de metraje, en la película escuchamos hablar catalán, kurdo, árabe y castellano.