Menos mujeres en escena para más en posición de dirección. Inéditos personajes no binarios pero más LGBTIQ+ aunque más polarizados en pocas películas. Representación de personas con discapacidad pero muy por debajo de lo que son en la sociedad real. Roles racializados que casi no crecen y casi todos latinos.
Estas son las principales conclusiones que se desprenden del informe 2022 del Observatorio de la Diversidad en los Medios Audiovisuales (ODA), presentado el pasado miércoles en la sede del Ministerio de Igualdad en Madrid.
Antes de dar los datos y abrir un debate con los ponentes de colectivos de la diversidad, dio un breve discurso la directora de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, la histórica activista María Dolores ‘Boti’ García Rodrigo, quien con motivo de la semana del Orgullo, llamó a ocupar «las calles y las plazas» y a no permitir «ni un solo retroceso», a la vez que abogó por un mercado audiovisual con representación real de la sociedad para evitar la discriminación, porque «está en juego la infancia de millones de niños y niñas».
Luego, el director del informe de ODA, Emilio Papamija, agradeció a la ministra Irene Montero por acoger y cooperar con el trabajo porque constituye «en sí un mensaje subversivo desde las instituciones» y también a HBO Max que fuese «la madrina» de este informe, siendo Netflix el del año pasado.
Representación femenina
«Hemos analizado 1.141 personajes de 51 películas y 46 temporadas de 43 series de televisión, con la ayuda de 56 voluntaries», explicó, y comenzó con los datos de la representación femenina, que ha bajado del 52% al 48,4% en los personajes, aunque recalcó que «hubo bastantes mejoras en los roles de directoras creando sus propias series, y se ha detectado que, cuando detrás de cámara lidera una mujer o un hombre LGBTIQ+, delante de cámara hay más diversidad».
Con respecto a personas con discapacidad, destacó el déficit que representa que en cine haya un 3,6% y en series un 2,8%, «cuando en la sociedad española se calcula que es el 10% el que tiene discapacidad, según datos del CERMI». Igualmente saludó «con optimismo» el hecho que se hayan encontrado «por primera vez roles con intersección entre LGBTIQ+ y discapacidad», y citó como ejemplo la serie ‘Maricón Perdido’.
«La presencia de personajes racializados aumentó de 7,2% a 7,5%, pero sobre todo por la situación y clima político del país es más importante que nunca representar a las personas racializadas. Y vemos que muchos de estos personajes son trabajadores del servicio doméstico y asociados a la violencia en alguna forma», añadió.
Racismo estructural
En ese sentido, Paula Guerra Cáceres, comunicadora especializada en diversidad, denunció el «racismo estructural basado en superiores e inferiores» que afecta también a la producción audiovisual y criticó que «a las mujeres migrantes se las suele ubicar en dos polos: como cuidadora asexuada o como la puta robamaridos, como si no pudiesen existir miles de espacios intermedios».
Guerra afirmó que suele haber tres narrativas para contar personajes racializados: «La de persona subalterna, la exótica y la violenta» y que esto se explica «porque el relato del racismo construye a los racializados como un otro al que hay que civilizar y arreglar», en tanto pidió que todos utilicen este informe «como una herramienta política, para llevarla a reuniones con parlamentarios y canales y productoras».
Por otra parte, Emilio Papamija destacó que «menos de un cuarto de todas las películas son las que tienen algún personaje LGBTIQ+ y tan solo en dos de ellas están representados todos los perfiles del colectivo», y que por primera vez hay cuatro roles de no binarios, que son presentados «todos en edad temprana, y esto puede acabar interpretándose como si fueran confundidos o inmaduros».
Cristina Paredero, formadora y experta en género, se quejó de la forma en que se presentan ciertos personajes en los medios de comunicación: «Los referentes muchas veces tenemos que acabar siendo nosotres mismos, porque si se perpetúan los mismos errores en los medios, se perpetúan los mismos estereotipos. Se nos presentan como si fuéramos niñes eternos, asexuades, y hay que dar cabida a todas las interseccionalidades», enfatizó.
También se quejó de la forma en que se presentan ciertos personajes: «Yo, por ejemplo, como persona autista, estoy harta de escuchar que todos somos como Sheldon Cooper (personaje de ‘Big Bang Theory’)».