NAIZ
Ginebra

Casi 1.000 millones de personas son refugiadas o migrantes, muchas con mala atención sanitaria

Millones de personas refugiadas y migrantes en situación de vulnerabilidad corren riesgo de tener peor salud que las comunidades de acogida en las que viven, como constata un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud, que pide a las redes sanitarias adaptarse mejor a estos colectivos.

Personas migrantes en un centro de acogida temporal en Lampedusa, archipiélago italiano al sur de Sicilia.
Personas migrantes en un centro de acogida temporal en Lampedusa, archipiélago italiano al sur de Sicilia. (Alessandro SERRANO | AFP)

Refugiados y migrantes representan aproximadamente la octava parte de la población mundial (unos 1.000 millones de personas) y «con frecuencia son los miembros más vulnerables y olvidados de sus sociedades». Además, se estima que esa cifra seguirá creciendo debido al incremento de los conflictos a nivel mundial, el cambio climático o las nuevas emergencias de salud pública, como la provocada por el covid.

Así ha resumido el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, las conclusiones del primer informe mundial sobre el estado de salud de las personas refugiadas o inmigrantes, que ha sido presentado este miércoles en rueda de prensa en Ginebra.

La Organización Mundial de la Salud alerta de que, en general, estas personas tienen una peor salud que la población de sus países de acogida, sobre todo cuando sus condiciones de vida y de trabajo son deficientes.

«Estas personas tienen derecho a recibir los estándares más altos de atención médica, si bien sus necesidades sanitarias muchas veces están siendo desatendidas por los países en los que se encuentran o porque ellos mismos tienen miedo a pedir ayuda y ser detenidos o deportados», ha comentado Tedros.

«Ausentes en las encuestas globales»

La situación actual tiene «nefastas consecuencias» y va a dificultar que se alcancen los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud de estos grupos poblacionales. A juicio de la OMS, aunque «muchos países» cuentan con servicios sanitarios para atender a estos colectivos, en «muchas ocasiones» su funcionamiento «no es efectivo».

«Este informe es una alerta, ya que evidencia grandes diferencias en la salud de la población general y de la de los refugiados o inmigrantes, así como una brecha de conocimiento, dado que están ausentes en las encuestas globales de salud pública», ha detallado el dirigente del organismo sanitario de Naciones Unidas.

Y cuando sí se recoge una gran cantidad de datos sobre su salud, estos están fragmentados, por lo que no permiten hacer comparaciones entre países y a lo largo del tiempo.

En concreto, el estudio demuestra que la salud de los refugiados e inmigrantes no es en principio inferior que la de las poblaciones de acogida, sino que el empeoramiento se debe más bien a las repercusiones de factores como las deficiencias en educación, ingresos, vivienda y acceso a los servicios, los cuales se ven agravados por las barreras lingüísticas, culturales, jurídicas y de otra índole, y por la interconexión de todos estos factores a lo largo de la vida.

Mayor riesgo de accidentes laborales

En un reciente metaanálisis, que incluyó a más de 17 millones de participantes procedentes de 16 países de cinco regiones mundiales, se constató que, en comparación con sus homólogos no inmigrantes, los trabajadores inmigrantes utilizaban menos los servicios de salud y corrían más riesgo de sufrir accidentes laborales.

Asimismo, los datos analizados indican que muchos de los 169 millones de trabajadores migrantes que hay en el mundo desempeñan trabajos sucios, peligrosos y exigentes. Por ello, tienen un mayor riesgo de sufrir accidentes laborales, lesiones y problemas de salud relacionados con el trabajo que los empleados locales.

Esta situación se ve agravada por el hecho de que, a menudo, tienen poco acceso a los servicios de salud.

Extender las buenas prácticas

El informe también muestra ejemplos de buenas prácticas, por lo que el director general de la OMS ha comentado que espera que los gobiernos lo utilicen para implantar medidas basadas en la evidencia y, de esa forma, mejoren la salud de personas refugiadas e inmigrantes.

«La situación migratoria no debe ser motivo de discriminación, sino un elemento fundamental para elaborar políticas sobre las que desarrollar y reforzar la atención de salud y la protección social y económica», ha indicado, por su parte, el director del Programa de Salud y Migraciones de la OMS, Santino Severoni.

«Tenemos que reorientar los sistemas de salud actuales para que integren e incluyan a los refugiados e inmigrantes, basándonos en los principios de la atención primaria y la cobertura sanitaria universal», ha añadido.

Al mismo tiempo, en el estudio se subrayan las «enormes contribuciones» que los trabajadores refugiados e inmigrantes del sector de la salud realizan en la primera línea de respuesta al covid.

«La solidez de los sistemas de salud depende de su eslabón más débil, y la inclusión de los refugiados e inmigrantes es una inversión que merece la pena realizar para contribuir al desarrollo y el bienestar de las sociedades de todo el mundo», ha subrayado la OMS.