El presidente de Estados Unidos Joe Biden y el de China Xi Jinping han dialogado durante más de dos horas este jueves sobre las crecientes tensiones por Taiwán, las enconadas disputas comerciales y la apuesta a mantener el equilibrio entre ambas potencias.
En medio de tensiones, la conversación telefónica ha durado dos horas y 17 minutos según la Casa Blanca y ha sido la quinta cumbre virtual entre ambos desde que Biden asumió hace un año y medio. Pekín y Washington ya discrepaban sobre el comercio y ahora han aumentado las desavenencias entre ellos respecto a Taiwán.
«Las tensiones por el comportamiento agresivo y coercitivo de China en Asia-Pacífico» ocuparán un lugar destacado en la agenda, ha afirmado el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.
El último motivo de fricción hasta la fecha ha sido un posible viaje de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán. China considera a la isla como una de sus provincias históricas y reivindica su soberanía, oponiéndose, por lo tanto, a cualquier iniciativa que dé legitimidad internacional a las autoridades taiwanesas y a cualquier contacto oficial entre Taiwán y otros países.
Aunque altos cargos estadounidenses visitan Taiwán con frecuencia, China considera que el viaje de Pelosi, una de las principales personalidades del Estado, es una gran provocación. Washington tendrá que «asumir todas las consecuencias» de esta posible visita, la cual Pelosi aún no ha confirmado, advirtió este miércoles Pekín.
El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor de Estados Unidos, ha declarado a la prensa que si Nancy Pelosi pedía «apoyo militar», él «haría lo necesario» para garantizar que transcurra con seguridad.
«Salvaguardias»
Las tensiones en torno a este viaje son solo una parte del problema, ya que Estados Unidos teme que el presidente Xi esté considerando el uso de la fuerza para imponer el control sobre Taiwán. Hasta hace un tiempo se consideraba improbable una invasión, pero los observadores están cambiando de opinión y ya no lo descartan.
Las declaraciones contradictorias de Joe Biden sobre Taiwán –en mayo dijo que Estados Unidos defendería la isla, y más tarde la Casa Blanca insistió en que mantenía la llamada política de «ambigüedad estratégica»– no ayudaron.
Aunque Biden presume de tener una relación estrecha con Xi, no se han visto las caras desde que asumió el cargo, aunque en gran parte se ha debido a las restricciones por covid-19. Según la Casa Blanca, el principal objetivo de Biden es establecer «salvaguardas» para las dos superpotencias para evitar un conflicto abierto.
Biden «quiere asegurarse» de que sigan abiertas «las líneas de comunicación con el presidente Xi sobre todos los temas, ya sean aquellos en los que estamos de acuerdo o los que tenemos dificultades significativas, para que siempre puedan levantar el teléfono y hablar con franqueza», ha explicado Kirby.
Preguntado sobre si Biden podría levantar algunos de los aranceles del 25% impuestos por su predecesor Donald Trump sobre productos chinos por valor de miles de millones de dólares, el portavoz ha declarado que aún no se ha tomado una decisión.
«Creemos que los aranceles establecidos por su predecesor estaban mal diseñados. Han aumentado los costos para las familias estadounidenses y las pequeñas empresas, así como para los ganaderos», ha detallado, pero también ha criticado «las prácticas comerciales dañinas de China». «No tengo ninguna decisión que anunciar respecto a los aranceles», ha concluido.
«Una sola China»
Por su parte, Xi ha pedido que Estados Unidos «acate el principio de ‘una sola China’», según un comunicado oficial de la Cancillería china.
Durante la llamada entre los dos líderes, el presidente chino ha avisado a su homólogo de que «definir las relaciones entre ambos países desde una perspectiva de competición es engañoso y equivocado».
Xi ha expresado su deseo de que ambas superpotencias «mantengan la comunicación en asuntos importantes como la coordinación de políticas macroeconómicas, el mantenimiento de la estabilidad de las cadenas industriales de suministros y la garantía de la energía global y la seguridad alimentaria».
Además, el líder chino ha advertido a Biden: «El desacople de las cadenas de suministro no contribuirá a impulsar la economía estadounidense».
Asimismo, Xi ha recomendado que ambos países «trabajen juntos» para «enfriar los asuntos regionales más candentes» y para «ayudar al mundo a salir de la pandemia de covid-19, del estancamiento y del riesgo de recesión».