NAIZ

Chimy Ávila: «Lloré de rabia, si fuera de Vox me hubiese puesto de frente»

«Lloraba de rabia por las noches. Me defendí porque no sabía dónde me metía; si hubiese querido mostrar la camiseta, me hubiese puesto de frente, no de lado», ha dicho Chimy Ávila en una entrevista radiofónica sobre aquel episodio que no ha dejado de colear.

Ávila, tras un gol al Levante en El Sadar.
Ávila, tras un gol al Levante en El Sadar. (Jagoba Manterola | Foku)

El delantero argentino de Osasuna, Chimy Ávila, ha concedido una entrevista a la Cadena Ser en la que no ha eludido la polémica producida hace dos años al aparecer en una fotografía en redes sociales con una camiseta del líder de Vox, Santiago Abascal. En el programa ‘El Larguero’, ha insistido en la tesis de que se trató de un regalo, sin duda envenenado, y que ni conocía su objetivo político ni menos aún pretendía alentarlo.

«Me dio rabia», ha dicho sobre la polémica desatada. «Solo lo sabe mi familia, pero he llorado algunas noches. Me defendí porque no sabía dónde me metía; si hubiese querido mostrar la camiseta, me hubiese puesto de frente, no de lado. Salía al campo con público, estaba mi familia ahí, y yo me hice el corazón duro».

Ha revelado que se planteó incluso salir de Iruñea ante el cisma abierto con parte de la afición, una herida que se ha ido sellando después de las explicaciones del jugador, que incluso pidió perdón a la grada con las manos tras marcar un gol al Granada en El Sadar: «Lo he hablado con mi mujer y agente, incluso le pedí hablar con Osasuna para salir del club. Aun así, me senté un día mientras preparaba un mate y pensé: 'si me voy, les voy a dar la razón a quienes no me creyeron'. Entonces, me planté y defendí mi palabra, que era la verdad».

Ha reiterado su desconocimiento del contenido de la prenda con la que apareció en una gasolinera: «Siempre lo digo: deje el colegio en séptimo grado y yo juego al fútbol, no me interesa la política. Tengo a mi familia, y se iba cada tres meses a Argentina para tener todos los papeles en regla. No defiendo ni la izquierda, ni la derecha, ni el centro, ni lo de dentro. Mi trabajo es el fútbol, es lo que le da de comer a mi familia. Solo defiendo a mi equipo».

En la pasada temporada Chimy Ávila acudió a un centro de menores acogidos para contarles su propia experiencia vital, marcada en Rosario por una infancia dura, en un entorno de pobreza y falta de oportunidades.

Del hambre a las lesiones

Sobre su paulatino reencuentro con la grada, ha dicho que «estoy muy contento con Osasuna y su afición. Salieron a aplaudirme cuando me pitaban. Me quedo con esas cosas bonitas, como cuando me paran niños por la calle. Les pido por favor que no salgan vídeos, porque cuando me paro con ellos lo hago de corazón. Al club se lo dije: se lo debo todo a Osasuna y su afición, me dieron fuerza cuando peor estaba. Cuando metí el gol contra el Villarreal, volví a la tierra, me dieron ganas de seguir luchando»

«Mientras me recuperaba de las rodillas, pensaba que he estado en situaciones peores. Mi madre nos decía que le dolía la tripa para no comer, pero era mentira. Cuando crecí me di cuenta de que era mentira; ella tenía hambre, aunque nos quería dejar la comida a nosotros. Dos rodillas no me iban ni me van a frenar», ha añadido en El Larguero.

Sobre esas dos graves lesiones encadenadas, Chimy Ávila ha señalado que «me lo tomo como una desgracia ni mala suerte, sino como un aprendizaje. He conocido cosas mías en el campo de fútbol que antes no detectaba: sé donde llego y donde no, el saber cuando ir. Te deja mucho aprendizaje».