Ainara Lertxundi
GARAren edizio taldeko kidea / Miembro del equipo de edición de GARA
Interview
Raquel Martí
Directora ejecutiva de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos en el Estado español

«Las ofensivas israelíes contra Gaza cada vez son más destructivas»

Raquel Martí, directora de Unrwa en el Estado español, analiza la situación en Gaza tras la última ofensiva israelí. Como necesidades más urgentes cita la búsqueda de albergues temporales, reponer los suministros médicos y que los enfermos que requieren tratamientos fuera de Gaza puedan salir.

Raquel Martí, Directora ejecutiva del comité UNRWA-España.
Raquel Martí, Directora ejecutiva del comité UNRWA-España. (UNRWA)

La reciente ofensiva militar de Israel contra la Franja de Gaza ha causado la muerte de 48 palestinos, de ellos 17 menores de edad y heridas a 360, entre ellos 151 niños, 58 mujeres y 19 personas mayores. Asimismo, 1.761 viviendas han sufrido daños, lo que ha provocado el desplazamiento interno de 450 gazatíes. En total, 8.500 se han visto afectados de alguna manera por daños en su vivienda, según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa).

En entrevista telefónica con GARA, la directora Ejecutiva de Unrwa en el Estado español, Raquel Martí, valora el impacto de estos últimos bombardeos en una población sumamente traumatizada y que no logra reponerse porque «viven en una constante espiral de construcción y destrucción. En junio estuve visitando en Gaza varias casas que estaban siendo reconstruidas tras la anterior ofensiva de 2021. Estos días me preguntaba qué habrá sido de esas familias. ¡Estaban deseando terminarlas para tener un nuevo hogar! No sé si estarán de nuevo destruidas».

Alerta de las secuelas sicológicas en todas las capas de la sociedad civil. «La mayor parte de la población está traumatizada, incluido el personal sanitario». Denuncia el abandono  de la comunidad internacional y la reducción en la financiación a Unrwa, que solo en la Franja de Gaza atiende a 1,2 millones de refugiados.

¿Cómo ha afectado esta última ofensiva a Gaza?

La situación actual es muy desesperante. Los hospitales necesitan suministros médicos de emergencia, sobre todo para tratar traumatismos. Se han dañado 1.760 casas que han afectado a unas 8.500 personas. Ahora mismo necesitamos albergues temporales para unas 450 personas, kits higiénicos, alimentos y dinero en efectivo para hacerles llegar a estas familias.

La población aún no se había recuperado sicológicamente de la ofensiva de 2021 y esta nueva ha elevado aún más los niveles de trauma.

«Entre los efectos más graves estamos viendo niños que han perdido completamente el habla, que tienen pesadillas y mojan la cama...»

Hace unas semanas acabamos nuestros campamentos de verano para niños, que arrastran muchas secuelas del estrés postraumático al que están sometidos y no tienen ningún otro espacio donde divertirse y jugar. Durante un mes pudieron disfrutar de actividades lúdicas y recreativas gracias a las cuales habíamos conseguido mejorar su estado anímico, pero el efecto de estos campamentos ha quedado absolutamente diluido con esta nueva ofensiva.

Nos preocupa también el número de explosivos sin detonar que pueda haber debajo de los escombros. Y durante esos tres días, una media de 50 personas que requieren tratamientos vitales fuera de Gaza no pudieron salir. Pedimos a Israel que les deje salir.

Habla de una población profundamente traumatizada. ¿Qué síntomas presentan?

Entre los efectos más graves estamos viendo niños que han perdido completamente el habla, que tienen pesadillas y  mojan la cama por la noche, que pierden capacidad de concentración, algo que les afecta mucho en los estudios, que tienen comportamientos agresivos hacia ellos mismos y un aumento considerable de suicidios entre los más jóvenes, incluso entre niños.

Son situaciones muy difíciles de tratar puesto que la mayor parte de la población está traumatizada, no solo los menores, también sus padres y el resto de familiares, así como el personal sanitario, sicólogos y siquiatras, incluidos.

Cuando una persona está traumatizada porque ha visto morir a sus hijos y hay otra ofensiva en la que de nuevo otro familiar pierde la vida o tú mismo eres herido o mutilado, es realmente difícil superar el trauma.

Hay que tener en cuenta que más del 50% de la población de la Franja es menor de edad.

Son siempre los más afectados. De los 360 heridos que ha dejado esta última ofensiva que solo ha durado tres días, 151 son menores y 17 han fallecido. Israel bombardea zonas civiles densamente pobladas, por eso siempre hay un elevado número de víctimas.

Hay que recordar que Gaza lleva 15 años bajo bloqueo israelí. Esto implica que cualquier menor de 15 o de 17 años no ha salido nunca de la Franja y ha sobrevivido a cinco guerras de gran envergadura.

Pero, además, en el día a día, las agresiones son continuas, cada semana barcos pesqueros palestinos son atacados por naves militares israelíes, los tanques entran para hacer lo que Israel llama ‘actividades de nivelación del terreno’ y disparan contra la población.

En junio estuve visitando en Gaza casas que estaban siendo reconstruidas de la ofensiva de 2021. Estos días me preguntaba qué habrá sido de esas familias. ¡Estaban deseando terminarlas para tener un nuevo hogar! No sé si estarán de nuevo destruidas. La espiral de destrucción-construcción es una constante.

Una de las casas bombardeadas en Gaza en la última ofensiva militar israelí.

Jóvenes gazatíes resaltaron a este medio en mayo de 2021 la intensidad y el nivel de destrucción de los bombardeos. Ahora, en solo tres días, 48 palestinos han muerto y 1.761 viviendas han sufrido daños.

Aún no tenemos datos del número de proyectiles lanzados por Israel. El recuento de casas dañadas es preliminar, en una semana tendremos los datos definitivos, pero cada vez son más destructivas las ofensivas israelíes.

La de 2014 acabó con la vida de más de dos mil personas y hubo 160.000 casas dañadas o destruidas. En ese momento pensamos que era la mayor y más destructiva ofensiva. Pero la del año pasado fue todavía mayor.

Esos testimonios los he escuchado de muchas personas allí y de compañeros de Unrwa, con lo que sí parece que hay un incremento en términos de destrucción y muerte.

En la de mayo de 2021, Israel incluso bombardeó un edificio de 14 plantas en el que tenían su sede medios internacionales como Al-Jazeera y AP.

Aunque todavía no tenemos datos globales, sabemos que en esta ofensiva también se han bombardeado edificios residenciales, algunos de ellos con oficinas de organizaciones en su interior.

Uno de los bombardeos mató a cinco menores en el campo de refugiados de Jabalia.

De dos millones de personas que viven en Gaza, 1,2 millones son refugiadas. Si la Franja ya de por sí está densamente poblada, un campo de refugiados es una zona extremadamente poblada. En un kilómetro cuadrado viven más de 160.000 personas. Por ello, cuando los bombardean, el número de víctimas es muy elevado.

La única entidad que les suministra ayuda humanitaria es Unrwa, que hay que decir que es una agencia deficitaria. Por estas fechas nos quedamos sin financiación. Eso significa que no podemos seguir proveyendo de asistencia humanitaria ni pagando los salarios al personal humanitario de Unrwa, que da trabajo a 30.000 refugiados palestinos. Para estas 30.000 personas, que tienen familias extensas, es su única fuente de ingresos.

Cuando la agencia entra en déficit, el impacto es enorme, no solo porque dejan de ingresar el único salario que tienen, sino porque ya no podemos seguir dando medicamentos gratuitos, atención médica o sicológica... Viven en una situación de bloqueo y de agresión, y con la angustia permanente de que en cualquier momento van a dejar de recibir esa poca ayuda.

¿A qué achaca este déficit y falta de financiación?

En 2018, la Administración estadounidense cortó la financiación a Unrwa. Con Joe Biden se ha restablecido parte de la financiación, pero no al mismo nivel. Hay otros países que han reducido su aportación porque están en crisis y la guerra en Ucrania ha hecho que muchos fondos humanitarios se deriven a este país. Palestina sufre una crisis crónica y esto hace que los grandes donantes dejen de financiar a la Agencia. Pero, esa es una obligación de la comunidad internacional hasta que no se busque una solución para la población palestina; hasta entonces tiene el deber moral de seguir apoyando a Unrwa.

¿Cómo valora la actitud de la comunidad internacional?

La comunidad internacional ha abandonado totalmente a Palestina. No hay ningún proceso de paz encima de la mesa ni ningún interés en promover una negociación ni de solventar la terrible situación que viven los palestinos. Lo más frustrante es ver cómo se pide que se respete el Derecho Internacional Humanitario en guerras como la de Ucrania y, sin embargo, se calla cuando bombardean Gaza.

¿Cómo se trabaja en un permanente clima de violencia?

El hecho de que todos los trabajadores de Unrwa sean refugiados palestinos hace que su compromiso sea mucho mayor. Cuando hay una ofensiva todos están en sus puestos de trabajo y en ningún momento dejan de realizarlo. Hemos escuchado muchos testimonios de compañeros médicos que por la mañana salían de su casa para ir a la clínica a atender a los heridos y se despedían de sus hijos sin saber si los iban a volver a ver, porque a lo mejor al llegar se encontraban con su casa bombardeada o ellos mismos perdían la vida por un misil.

Trabajar en esas condiciones es muy duro. Todo el personal de Unrwa y de Naciones Unidas pone su vida en riesgo. Afortunadamente, en esta ocasión no hemos tenido que abrir los refugios.

La situación es dura y frustrante porque cada año se incrementan las necesidades de las personas mientras que cada año tenemos menos dinero para poder atenderlas, con lo cual tenemos que seleccionar a las personas más vulnerables entre las vulnerables para garantizar que las vamos a seguir atendiendo. Tener que hacer eso es muy doloroso y eso se debe a la falta de financiación que sufre Unrwa y eso es consecuencia del abandono de la comunidad internacional.