Periódicamente el expresidente del PNV y exconsejero de Industria de Lakua, Josu Jon Imaz, remueve la arena política con sus declaraciones «ultraliberales». Pero pocas veces más que este domingo, cuando en un artículo en ‘El País’ ha cargado contra el impuesto propuesto por el Gobierno español sobre los beneficios de las grandes empresas energéticas. Las respuestas no se han hecho esperar desde la esfera sindical o la política, desde posiciones tan dispares como el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, o el delegado del Gobierno español en la CAV, Denis Itxaso. Pero en las redes se ha repescado sobre todo un dato, del que dio cuenta ‘El País’ hace unos meses: durante 2021 Imaz ganó 4,24 millones de euros, un 15% más que el ejercicio anterior, gracias precisamente a esos beneficios extras que no quiere que se graven.
Además, la diferencia entre el beneficio real de las subidas de precios para Imaz y lo que el Ejecutivo plantea recortarles es muy relevante. Según explicó ‘El País’ citando datos ofrecidos por la propia Repsol, su remuneración aumentó un 15% en total gracias al incremento del 30% en la parte variable de su «nómina», que son los ingresos extraordinarios que tiene la compañía. Frente a ello, el Gobierno Sánchez pretende solo un gravamen del 1,2% sobre los ingresos de las principales energéticas que se deriven de «beneficios extraordinarios».
El expresidente del PNV, explicó ‘El País’, tiene un salario fijo anual de 1,2 millones de euros, que engorda mucho con las diferentes variables y se disparó en este 2021 marcado por las subidas de precios para los consumidores.
Así las cosas, según los datos de Repsol difundidos por usuarios de redes sociales Imaz está cobrando ahora más del doble de lo que percibía cuando fue elevado a este cargo en Repsol. Los 2 millones percibidos en 2014 pasaron a 2,9 en 2015, saltaron a más de 4 en 2017, y tras obtener algo menos (3,6 y 3,8) en 2019 y 2020 han llegado ahora a 4,24.
Críticas de partidos y sindicatos y silencio por parte del PNV
Desde la esfera política ha habido respuestas de diferente tono. Así Arnaldo Otegi (EH Bildu) ha dicho no mostrarse extrañado dada la conocida posición de Imaz, que «refleja claramente un cierto acomodo con el ayusismo político», con «las políticas de derechas».
El delegado español Denis Itxaso, por su parte, ha asegurado que «hay que tener poca inteligencia emocional para no estar del lado de los vulnerables» en una situación de crisis como la actual.
Aunque Pilar Alegría no se ha pronunciado explícitamente sobre las palabras de Josu Jon Imaz, la portavoz del PSOE y ministra española de Educación ha recordado los «importantes réditos» que han obtenido en sus cuentas en los últimos meses relevantes empresas energéticas y financieras del Estado español, y ha opinado que «ha llegado el momento de que arrimen el hombro y de que una parte menor de esos beneficios se distribuyan entre el total de la ciudadanía para ser fortalecidos de esta crisis».
En una nota de prensa, la portavoz parlamentaria de Elkarrekin Podemos-IU, Miren Gorrotxategi, ha calificado de «desafortunadas» las afirmaciones de Imaz y le ha reprochado que defienda los intereses económicos de su multinacional «sin ningún tipo de empatía con la situación de crisis energética» actual.
Entrevistada en ‘Boulevard’ de Radio Euskadi, la secretaria general del CCOO-Euskadi, Loli García, ha pedido responsabilidad a las grandes empresas, a las que se ha apoyado con dinero público en la pandemia, y les ha instado a dejar de ser «plañideras» ahora que están batiendo récords de beneficios: «Vuelven a llorar, pero los datos están ahí. La inflación ha incrementado los precios de los productos, las empresas están repercutiendo en los costes finales de los productos».
Quien mantiene un silencio muy elocuente es el PNV, partido que lideró Josu Jon Imaz y que forma parte del bloque habitual de socios del Gobierno Sánchez.