A Truss le toca gobernar. Después de hacer lo «más fácil», vencer en las primarias, Liz Truss ejerce ya como primera ministra de un Reino Unido sumido en una crisis energética, económica y constitucional. Después de dos meses de campaña durante los cuales ha insistido en apostar por los recortes masivos de impuestos y las nuevas perforaciones de gas y petróleo para hacer frente a la escala de las facturas de energía altísimas, ahora promete «actuar rápido».
«Podemos salir de la tormenta», aseguró la nueva líder en su primer y breve discurso, pronunciado el martes frente al número 10 de Downing Street. Liz Truss prometió acción «esta semana» sin dar detalles sobre su fórmula concreta y la prensa británica avanza que la premier dará a conocer este jueves su plan.
La BBC ya avanzó que Truss planea congelar las facturas de la energía durante un periodo de 18 meses y permitir que las empresas que suministran gas y electricidad puedan obtener préstamos del Gobierno para subsidiar estas facturas. El precio máximo de la energía que las compañías del sector podrán cobrar a los hogares del Reino Unido a partir del 1 de octubre fue fijado en 3.549 libras (4.202 euro) al año, lo que supone un alza del 80 %, según anunció el pasado 26 de agosto el regulador energético británico, Ofgem.
La empresa energética Scottish Power ha indicado que congelar todas las facturas al límite máximo actual de 1.971 libras (2.286 euros) durante dos años costaría casi 100.000 millones de libras (116.000 euros). Y es que según el Banco de Inglaterra, la inflación interanual puede llegar a finales de año al 13% y el país puede entrar en recesión antes de que termine 2022, una situación que puede durar todo 2023.
De hecho, una de las primeras intervenciones del nuevo ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, ha ido en ese sentido. En un encuentro con líderes del HSBC, Natwest, Lloyds Banking Group, Barclays o Natwest, así como aseguradoras, el ministro ha resaltado «la importancia de crear las condiciones adecuadas para la inversión empresarial y la innovación, reducir las regulaciones y los impuestos», lo que a su vez «creará empleos, riqueza e impulsará el crecimiento económico».
Entre otras cosas, Kwarteng ha recalcado la importancia de apoyar la misión independiente del Banco de Inglaterra para controlar rápidamente la inflación interanual, que está en el 10,1%. «La primera ministra y yo estamos comprometidos a tomar medidas decisivas para ayudar al pueblo británico ahora, mientras perseguimos una agenda desacomplejada en favor del crecimiento», ha puntualizado el nuevo titular de Economía.
Tras una campaña con clara tendencia al ala derecha del Partido Conservador, ahora le toca dirigirse a todos los británicos. Más si cabe pensando en las elecciones generales de 2024, en las que todas las encuestas dan al Partido Laborista como claro vencedor.
Hoy ha tenido su primera intervención en la Cámara de los Comunes, en la tradicional sesión de preguntas al primer ministro. Las expectativas, más allá de la prevista falta de anuncios de calado, estaban en ver cómo se desenvuelve la premier en el cara a cara, habilidad puesta en duda en numerosas ocasiones durante la campaña. Allí se ha limitado a defender su apuesta por la reducción de impuestos.
Huelgas y Brexit
Pero la crisis económica, principal preocupación de los británicos, sigue siendo el gran desafío para Liz Truss, cuyos resultados en este frente serán cruciales para determinar su futuro político.
Se espera que las facturas de energía aumenten un 80% a partir de octubre y se esperan nuevamente varias huelgas en las próximas semanas en muchos sectores. De hecho, trabajadores de la antigua compañía estatal de correos del Reino Unido, Royal Mail, secundarán este jueves y el viernes otra jornada de huelga de 48 horas como protesta por sus condiciones salariales.
Estos empleados ya mantuvieron paros los pasados 26 y 31 de agosto y el sindicato de Trabajadores de la comunicación (CWU), que representa a este gremio, señala que 115.000 de sus miembros volverán a parar. Las huelgas celebradas por este gremio se han percibido como las mayores de las acaecidas durante este verano por trabajadores de varios sectores del país, como el ferroviario, los estibadores, ingenieros de Openreach, empleados del centro de llamadas de BT, recogedores de basuras en Escocia y abogados criminalistas.
Durante la sesión de preguntas también ha sido cuestionada por el Brexit y la situación con respecto al protocolo del Norte de Irlanda. La nueva premier, primero defensora de mantenerse en la UE y después líder del ala más euroescéptica, se ha limitado a señalar que «necesitamos abordar los problemas del protocolo» del norte de Irlanda, «que ha alterado el equilibrio entre las comunidades». Así, ha asegurado estar «decidida a trabajar con todas las partes para encontrar una solución».