Sitiaron la ciudad desde dentro. Suena raro, pero la idea cobra sentido al masticarla. Siempre se piensa que las ciudades, en una guerra, son asediadas por un ejército que las está rodeando. No fue el caso de Iruñea en julio de 1936. La guerra se inició en el mismo centro de la ciudad, cuando el general Emilio Mola salió al balcón del Palacio de la Gobernación rumbo a la calle Mayor y llamaba a la insurrección con un mensaje de radio y la rotativa de Dario de Navarra, a la par que la Plaza del Castillo se llenaba de requetés.
Los sublevados sometieron a la ciudad mediante el miedo. Crearon para ello,un complejo mecanismo de centros de represión, cárceles y espacios de impunidad donde perseguir, torturar, fusilar y hacer desaparecer disidentes. Las humillaciones sí las hacían públicas.
La maquinaria represiva desatada tras el golpe ha sido sujeto de análisis por parte del Instituto de la Memoria, que ha esbozado un entramado compuesto por muchos elementos y con actores actuando de forma sincrónica. El Ejército controlará y manejará cárceles y campos de concentración par prisioneros de diversos frentes. Mientras, requetés y falangistas gozarán de carta blanca en sus sedes para interrogar y perseguir a los propios vecinos.
En suma, fue en estos centros de detención donde se clasificó de forma inhumana a los cautivos para definir qué tipo de castigos les acabarían imponiendo. Se enfrentarían desde la reeducación, al trabajo forzoso o la muerte.
El Instituto de la Memoria pretende que Iruñea despierte a ese pasado. Para ello, ha construido un memorial de estos espacios de detención, que se inaugurará estesábado junto a la Plaza de Toros, cerca del lugar la Perrera, donde luego se ubicó el hoy derribado Parque de Bomberos.
«No he querido hacer una alegoría, sino alejarme lo más posible de la estatuaria franquista, que usó preferentemente alegorías en altura», explica el arquitecto y escultor Alberto Odériz, el artista que ha creado el memorial que salió a concurso público hace algo más de un año.
De este modo, el memorial no asciende, sino que se extiende sobre el suelo, donde unas enormes piedras parecen emular panteones. También el nombre de la creación, Hipogeo, alude al enterramiento.
«La obra busca enmarcarse dentro del proceso de enterramiento y del camino que han llevado las víctimas, a las que primero detuvieron, luego mataron y enterraron en las cunetas, pero que después sus familiares han ido rescatando. Primero fueron las exhumaciones tempranas de hace 40 años y la tarea continúa hoy con las exhumaciones científicas, donde se recogen los retos y se analizan para intentar descifrar quienes eran», continúa Odériz.
Un nuevo enterramiento
Y es que así ocurrió. Los centros de detención fueron el inicio de la pesadilla. Las grandes fosas comunes, como las de Ibero o Valcadera, no son sino grandes sacas de presos de la cárcel de Iruñea, cuando ya estaba atestada de presos y había que vaciarla para ir alojando a más. Los 15 centros de detención solo fueron el comienzo. Los que entraban en esa oscura red de espacios represivos no siempre regresaban a casa.
La forma con la que el memorial quiere cerrar el círculo ha requerido la participación de los familiares. Durante las últimas semanas, varios de ellos han ido recogiendo tierra de las principales fosas comunes que se han encontrado. Hay tierra recogida de Valcardera, Otsaportilo, Ibero, Larraga, el Cementerio de las Botellas...
La tierra de las fosas donde se enterró a cerca de 700 personas –de las 3.507 que mataron entre 1936 y 1948– se ha guardado en unas urnas. La idea es que, este sábado, esa tierra se vierta sobre la última losa del memorial, que se colocará al terminar la mañana. Cerrándose, de algún modo, el ciclo y simbolizando el entierro digno que nunca tuvieron.
Junto al memorial se ha colocado un panel que explica cuáles eran estos puntos de detención. Además de que se ubica junto a la demolida Perrera Municipal, se alza imponente junto a él la Plaza de Toros, tras los árboles se ve el monte de Ezkaba, a su lado se levantan los Salesianos y los Escolapios. No mucho más allá, aunque no se aprecie desde el memorial, de la que hoy solo queda la portada (actual Escuela de Idiomas).
El panel conecta a través de un código con la web Oroibidea, del Instituto de la Memoria, donde se ha incluido un apartado especial con la información que se ha recopilado de cada uno de estos centros y las fuentes donde se ha obtenido. El contenido lleva por título “Ciudad de los Cautivos”.
De los principales hay estimaciones sobre cuántas personas fueron internadas en cada uno de ellos Se sabe, por ejemplo, que el mismo día de la fuga del penal de Ezkaba había internadas en el Fuerte 2.500 personas. De otros, como los centros de detención, se han colgado directamente testimonios.
Historias como la de Pedro Zapatero sobre la que fue la sede de Falange: «A mi pobre madre le dieron una pinta de ricino; la sentaron en una silla, se desmayó, empezó a hacer de vientre y a marearse. Perdió el conocimiento. Cogieron las tijeras, le cortaron todo el pelo, le dejaron en el cogote un mechón pequeño con una cintica roja, y venga bailar con una corneta y un tambor alrededor de ella, en el salón del Orfeón».
Odériz diseñó el memorial para que la gente acuda allá y se siente sobre esas grandes losas a leer sobre lo ocurrido y reflexionar sobre qué hacer para que aquel horror jamás vuelva.
Estos son los 15 lugares desde los que se extendió el terror
1- Prisión provincial Tras el golpe, la cárcel se llenó de presos. A cientos se les sacó de allí y se les llevó a lugares apartados para matarlos, como en Valcadera e Ibero.
2- Campo de fútbol El campo de San Juan, donde jugaba Osasuna, se empleó como campo de concentración para 1.200 personas.
3- Ciudadela Cárcel militar y civil. Internó a «mil prisioneros peligrosos».
4- Hospital Militar Hospital especial para voluntarios forzosos y desafectos.
5- Cuartel Falange Sede arrebatada por Falange a Izquierda Republicana, se usó para interrogar, vejar y torturar.
6- Gobierno Civil Centro de detención.
7- Maternidad Otra sede de Falange. Se sabe de torturas y ejecuciones.
8- Euskal Jai Se usó como campo de concentración, dependiente del principal, en La Merced.
9- Plaza de toros Centro improvisado de detención. Llegó a albergar a 5.000 presos.
10- Escolapios Abundan testimonios de torturas, malos tratos y ejecuciones en los Escolapios, convertido la Delegación del Requeté.
11- La Merced Convento (hoy escuela de idiomas) transformado en la piedra angular del aparato.
12- Perrera-Memorial Espacio derribado donde se dieron interrogatorios bajo torturas. Hoy, localización del Memorial.
13- Salesianos Controlado por Falange, se usó como centro de detención y encierro.
14- Cuatrovientos Fábrica Múgica, Arellano y Cía donde se llevaba a presos a trabajar para rebajar la condena.
15- Ezkaba Prisión para disidentes y, durante una etapa corta, también de exterminio.