Jaki Toki ha celebrado este sábado su segundo aniversario. Los responsables de la defensa solidaria del barrio iruindarra de la Txantrea han señalado que «han pasado dos años en los cuales hemos ido avanzando, aprendiendo sobre la práctica, con errores y aciertos. Dos años de recogidas populares, de repartos de alimentos y productos básicos, de asambleas, de charlas, reflexiones, debates y diferentes propuestas. Dos años de participación que nos han traído hasta aquí, a sentar las bases para poder decir que Jaki Toki es un proyecto que está en movimiento. En conclusión, cada vez somos más personas y mejor organizadas».
Sin embargo, ahora se encuentran en «un momento crucial», ya que, «tras dos crisis sistémicas, el deterioro de las condiciones de vida para la clase trabajadora es un hecho en nuestro barrio: subida de precios generalizada, dificultades para hacer frente a los gastos de combustible y energía, salarios congelados, inflación e IPC, precios desorbitados en vivienda y un preocupante etcétera. En resumen, peores condiciones de vida para cada vez más vecinos y vecinas».
«Junto con esta situación, detectamos también una pérdida de redes comunitarias y vecinales, con la consiguiente individualización y dificultad para la participación social/política, mientras van en aumento las medidas autoritarias, las leyes racistas que persiguen a nuestras vecinas de otras latitudes o la cada vez mayor carga en el ámbito de los cuidados para muchas mujeres. Todos estos elementos generan un escenario complejo, con sus implicaciones en el barrio».
Desde Jaki Toki han advertido de que «es en estos momentos cuando el discurso de la extrema derecha coge fuerza, si no se le combate. Es más ‘fácil’ echar pestes sobre la que está peor. Nosotras preferimos hacernos preguntas, ¿quién dificulta nuestros proyectos de vida?, ¿quién me sube la luz y el gas?, ¿quién me congela el salario?, ¿quién reduce las políticas sociales?, ¿quién desregula los alquileres o los sube? ¿quién hace que nos sintamos inseguras en las calles y en casa? y también, ¿por qué? Parece claro que no son precisamente las personas que más sufrimos la desigualdad».
«Preferimos mirar hacia arriba y no hacia abajo para buscar a los responsables. Y creemos que es urgente articular discursos y prácticas que hagan frente a las tendencias clasistas, machistas y racistas, puesto que la salida al contexto de crisis vendrá bien desde un capitalismo más feroz, en su cara más fascista-autoritaria, o bien desde un anticapitalismo que genere resistencias y otros posibles escenarios», han apuntado, apostando «la solidaridad, el apoyo mutuo y la organización para hacer frente de manera colectiva a este proceso de empobrecimiento general que estamos viviendo».
«Una decisión consciente, que para nosotras pasa por la articulación de un sujeto de lucha que refleje necesariamente la composición real de nuestro barrio. Es una cuestión prioritaria. Creemos fundamental vincular nuestro análisis sobre la realidad con las propuestas políticas o sociales que generamos para intervenir sobre ella. Es hora de dar un paso al frente en la diversificación de nuestra comunidad y que nuestra organización pase por la incorporación a la pelea de las personas más golpeadas. ¡Las desposeídas al centro!», han manifestado.