El 72,9% de los profesores de universidades públicas del Estado español dan clase en el centro donde defendieron su tesis. Un porcentaje tan alto constituye una anomalía en el contexto internacional. La prestigiosa revista ‘Nature’ lleva décadas advirtiendo de que este nivel de endogamia que caracteriza al Estado español –que algunos defienden como retención de talento– supone un lastre para el sistema y lo hace menos competitivo. En EEUU, el porcentaje de endogamia en las universidades está por debajo del 10%; en Gran Bretaña es inferior al 20%; y en el Estado francés no alcanza el 50%.
El exministro Pedro Duque trató de poner coto a esta práctica, prometiendo en 2018 una oficina única que permitiera mayor concurrencia y, de esta manera, una verdadera competencia y acceso al puesto de los más preparados, pero los rectores se opusieron. No se trata de una pelea nueva. Su antecesor, José Ignacio Wert (PP), trató de que los distintos campus se abrieran a políticas de atracción de los mejores, y también fracasó.
El modo mediante el que se logra que sean candidatos «de la casa» resulta, en muchas ocasiones, cuestionable. Las convocatorias se lanzan con plazos anormalmente cortos, con la menor difusión que permite la ley y con perfiles tan escandalosamente cerrados que, en muchas ocasiones, permiten adivinar quién va a sacar la plaza antes de que el concurso se resuelva. De ahí la idea de una oficina única ajena a las universidades como eventual solución.
Cuando sacar las plazas con discreción no resulta suficiente y aparece un rival con mejor currículum, las universidades pueden caer en la tentación de caer en procesos de selección poco limpios.
La UPNA ha incurrido en procesos cuestionables de forma recurrente. Creó, de hecho, un sistema para llevarlo a cabo. Es un secreto a voces. En los departamentos no es extraño que se hagan porras para adivinar «para quién es» cada plaza.
La UPNA lleva siete años inmersa en un doble escándalo por este motivo. En 2015, una candidata ajena al centro con cuatro carreras (Fisioterapia, Magisterio, Enfermería y Ciencias del Deporte), un máster, un doctorado cum laude, acreditación de la Aneca y experiencia impartiendo clase en tres universidades se presentó a dos plazas gestionadas por el Departamento de Salud: una, para Fisioterapia y la otra, para Actividad Física y Salud en la Facultad de Magisterio.
Sin embargo, las dos Comisiones de Contratación que debían ponderar, puntuaron a esta candidata, Lidón Soriano, por debajo de aspirantes de la propia universidad. «Al repasar las puntuaciones, había cosas que no cuadraban y recurrí», explica Soriano.
Plazas desiertas
El caso de Fisioterapia resultó clamoroso. En el apartado formativo, la candidata de la casa (profesora asociada a tiempo parcial) sacó 4,24 puntos y Soriano 0,08 pese a tener tres carreras más y un doctorado.
Tras interponerse el recurso, la Comisión de Reclamaciones (órgano de la Universidad ajeno al Departamento que gestiona las plazas) revisó la puntuación y dio la razón a Soriano, a la que asiste el abogado José Luis Beaumont. Sin embargo, esto no conllevó la readjudicación de la plaza, sino que la UPNA invocó un reglamento interno y dejó la plaza desierta.
En el caso de la segunda plaza, tampoco la valoración que en un primer momento realizó la Comisión de Contratación, que cuenta con profesores del mismo departamento que gestiona las plazas, se consideró correcta cuando fue revisada. Esta vez, el desvío de calificaciones no apuntaba hacia un mero caso de endogamia enmascarada como retención de talento, sino de nepotismo, dado que la candidata que se vio favorecida por la baremación mal hecha era familiar del director del Departamento.
Este reglamento que permitía dejar plazas desiertas en caso de que la reclamación estuviera fundada fue aprobado por el Consejo de Gobierno de la UPNA en 2009 y, a causa del recurso de Soriano, ha acabado siendo declarado inconstitucional por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra. Dicho tribunal entendió que la UPNA, al dotarse de este reglamento, había creado un sistema que violaba el principio constitucional de mérito y capacidad para unas plazas que son públicas. El reglamento apuntalaba, de algún modo, un reino de taifas.
Tras la sentencia del TSJN que declaró inconstitucional el reglamento, Soriano logró que se rebaremaran las puntuaciones. Sin embargo, el Comité retocó las puntuaciones sin entrar en profundidad. Lo hicieron, además, de modo que el orden en el que quedaron los aspirantes no cambiara. Para ello, incluso alteraron los criterios prefijados para puntuar. Así lo dictaminaron los jueces tras un nuevo recurso.
De esta forma, ya van tres procesos de rebaremación para una de las plazas y cuatro para la otra, condenando a la aspirante a un larguísimo y desgastante proceso judicial.
No está dando resultado
Más allá del caso concreto, esta forma de funcionar que está instaurada en la UPNA no puede justificarse en función de los resultados obtenidos. El sistema implementado no está sirviendo para atraer a los mejores y eso acaba lastrando al propio centro, tal y como ya aventuraban los estudios de la revista ‘Nature’ de inicios de los 2000.
El ranking de Shanghai, que valora la calidad de las universidades a nivel mundial, coloca a la UPV-EHU, en el puesto 5-8 de los centros del Estado español, junto a las universidades catalanas. En contraposición, a la UPNA ni siquiera la llega a valorar por completo (la única mención es en el apartado de Ingeniería).
La clave parece residir en que los centros catalanes han llevado a cabo políticas de captación de profesorado y de internacionalización distintos al de la Universidad Pública de Navarra y el conjunto de las universidades del Estado. Lo hicieron a través de la creación de la Institució Catalana de Recerca i Estudis AvanCats (Icrea), una iniciativa similar a la de la UPV-EHU con Ikerbasque.
No está del todo claro el motivo último por el que la endogamia está tan arraigada en el sistema universitario público del Estado desde que se descentralizó el modelo en 1983. Un reciente estudio de 2021 de la profesora Eva María de la Torre sobre la endogamia en la universidad apuntaba a varios factores, como las «dinámicas internas relacionadas con la especialización por áreas de conocimiento», pero acabó considerando como principal razón de este funcionamiento tribal el «sistema de acumulación de poder del profesorado» (meto a mis amigos, ellos me deben cierta pleitesía y me citarán en sus investigaciones).