Alaia Sierra

La falta de información lastra la renovación pendiente de barrios de Gasteiz

El Ayuntamiento de Gasteiz anunció en octubre que invertirá 30 millones de euros en regenerar el barrio de Zaramaga. Sin embargo, los vecinos consideran el proyecto «poco definido» y temen que, por falta de información, se desaprovechen las ayudas, como ya ocurrió en Errota.

El alcalde Gorka Urtaran y las tenientes de alcalde Maider Etxebarria y Ana Oregi explicaron a los vecinos el plan de rehabilitación de Zaramaga.
El alcalde Gorka Urtaran y las tenientes de alcalde Maider Etxebarria y Ana Oregi explicaron a los vecinos el plan de rehabilitación de Zaramaga. (Raul BOGAJO | FOKU)

Los barrios de Gasteiz están envejeciendo. Algunos de ellos, como Adurtza, Abetxuko, Zaramaga, Errota y Ariznabarra, tienen más de 50 años y se denominan «barrios de oro». De acuerdo con la apuesta del Ayuntamiento de Gasteiz de «crecer hacia dentro» en lugar de urbanizar más terreno y construir nuevas barriadas, hace años que se están llevando a cabo planes de regeneración para estos barrios.

Ahora es el turno de Zaramaga. El pasado 20 de octubre el Ayuntamiento de Gasteiz dio a conocer el dinero que se invertirá en la renovación de este barrio: 30 millones de euros. De estos, 25,5 provienen de ayudas del Gobierno de Lakua y el resto lo aporta el Ayuntamiento.

Esta noticia recordó al plan de Errota, con el que se quisieron renovar las viviendas para conseguir una mayor eficiencia energética. Este plan, ideado dentro del proyecto europeo SmartEnCity, contó con un presupuesto de 29,5 millones de euros, de los cuales 11 millones fueron de fondos de la Unión Europea.

Incluía envolventes térmicas y sistemas de calefacción alimentados con leña para los edificios de viviendas, que prometían una bajada considerable en el consumo energético, y la reforma de calles, plazas, pavimentos y jardinería en el espacio público, muy similar al de Zaramaga.

Sin embargo, de las 1.300 viviendas que se preveía rehabilitar, solo 303 pisos se sumaron al plan y llevaron a cabo la reforma, que supuso un coste medio por vivienda de unos 22.814 euros. Hoy, el Ayuntamiento achaca este fracaso a una falta de información y comunicación entre el Consistorio y el vecindario.

Ibon Martinez de Agirre, miembro de Errota Zaharra Auzo Elkartea, lamenta que «el mensaje no se transmitió bien», por lo que las vecinas no aprovecharon la oportunidad que desde la asociación valoraban positivamente.

«En su día solicitamos que informaran a cada vecino de sus opciones de cara a la renovación», Ibon Martinez de Agirre, miembro de Errota Zaharra Auzo Elkartea

Así, considera que el error fue que no se ofreció una atención individualizada y ayuda a los vecinos que pudieran toparse con problemas para tramitar las ayudas, aunque el ayuntamiento «se comprometió» a que así fuera.

«Lo que solicitamos fue que, además de la oficina de información, fueran puerta por puerta explicando a cada vecina qué opciones tenía para aprovechar esta oportunidad, sobre todo en el caso de la gente mayor, que en el barrio son muchos».

Algo así, precisamente, es lo que la casa consistorial teme que vuelva a ocurrir en Zaramaga.

Así lo expresaron en un auzogune el pasado 2 de noviembre, en el que el alcalde Gorka Urtaran, acompañado de Maider Etxebarria, primera teniente de alcalde y Concejala Delegada del Departamento de Promoción Económica, Empleo, Comercio y Turismo; y de Ana Oregi, segunda teniente de alcalde y Concejala Delegada del Departamento de Territorio y Acción por el Clima y presidenta de Ensanche 21, y personal de Ensanche 21, explicaron a los vecinos los pormenores del ‘Plan de Regeneración Urbana’, a su vez un ‘Proyecto Interinstitucional para Inversiones Estratégicas’.

Mirando a lo ocurrido en Errota, Ana Oregi lamentó que la oficina de información sobre la renovación se instaló «cuando el proyecto estaba ya avanzado». Así, calificó la reunión con los residentes de Zaramaga de «pistoletazo de salida» de un proceso que, insistieron durante la comparecencia, tiene que llevarse a cabo asegurando la colaboración entre el Ayuntamiento y los vecinos, en palabras de Gorka Urtaran, «haciendo una piña».

El barrio de Errota, antes de la renovación en la que participó menos de la mitad de los vecinos. (Jaizki FONTANEDA / FOKU)

Poco después de anunciarse el dinero que se destinaría a Zaramaga, Celia de Vicente, presidenta de Bizigarri, la asociación de vecinos del barrio, denunciaba que desconocían en qué consistiría la renovación y apuntaba lo siguiente: «Está muy bien que nos haya llegado algo así, pero, si no cuentan con las personas, habrá que ver cómo se gestiona».

Asimismo, recordó que los vecinos de Zaramaga han solicitado en varias ocasiones que se renueven ciertas zonas del barrio, pero «los estudios se quedan en el cajón», según De Vicente. La noticia del presupuesto, sin embargo, no les cogió por sorpresa ya que, tal y como detalló la presidenta de Bizigarri, se lo comunicaron en verano y «estaba claro que se iba a hacer».

Al auzogune asistieron cerca de un centenar de vecinos y vecinas, la mayoría de más de 65 años (un retrato de la demografía del barrio) que plantearon sus dudas en un espacio para preguntas que duró más de una hora.

Varias vecinas expresaron su descontento con el estado «de abandono» del asfalto y de los parques que, según dijeron, apenas se han renovado en el medio siglo que tiene Zaramaga. Según la presidenta de la asociación, esta parte del plan está «muy poco concretada», incluso después de la reunión.

En general, desde Bizigarri valoran el plan de rehabilitación como «poco definido y totalmente parcial, no se ajusta a las necesidades del barrio». «Ni siquiera llevaron las hojas de inscripción para la mejora de la vivienda», añade De Vicente. «Estamos dispuestos a colaborar, pero el ayuntamiento es el que tiene que acercarse a los vecinos y vecinas», subraya.

Otra de las inquietudes que expresaron en el Centro Cívico Iparralde fue la relativa a cómo se gestionaría la necesidad de llegar a un acuerdo en las comunidades de vecinos cuando no son los propietarios los que residen en el piso.

«Lo más preocupante ahora es que por falta de tiempo o indecisiones se desaproveche el dinero», Celia de Vicente, presidenta de Bizigarri

Así, a la pregunta de una de las vecinas, que indicó que vivía de alquiler y que en muchos casos los arrendadores «no tenían interés en reformas», le respondieron que los inquilinos tendrán que llegar a un acuerdo con los propietarios para así poder votar a favor de que su comunidad se sume al plan. Según indican los datos del Observatorio de la Vivienda, el último trimestre de 2021 en el barrio de Zaramaga había 509 contratos de alquiler en vigor, aproximadamente un 10% del total de viviendas.

Desde el Ayuntamiento y Ensanche 21 dejaron claro que ahora la pelota está en el tejado de las comunidades de vecinos que comprenden las 523 viviendas que entran en el proyecto. Los plazos para avanzar en el plan son cortos, según apuntaron, por lo que «los que estéis interesados tenéis que llegar a un acuerdo y poneos en marcha cuanto antes», instó Isabel Pineda, responsable del departamento de Regeneración y Rehabilitación de la sociedad Ensanche 21.

«Lo más preocupante ahora es que por falta de información, indecisiones y el tiempo que tanto apremia, se desaproveche el dinero», expresa Celia de Vicente, después de recordar que, cuando una persona preguntó en el auzogune adónde iría a parar el dinero si no se utiliza en esta ocasión, «no recibió respuesta».

Para los mayores, atención «cercana»

La otra cara de este plan «integral e integrado» del ayuntamiento son los servicios sociales. De esta manera, anunciaron que abrirán un centro de atención diurna, posiblemente en el edificio del antiguo colegio Andramari, que, según detalló Maider Etxebarria, necesitará de una ampliación.

Esto es algo que los vecinos llevan tiempo pidiendo, ya que, aunque muchas de las personas mayores reciben cuidados en sus casas, otras se ven obligadas a desplazarse diariamente a otros centros de atención diurna de otros barrios de Gasteiz.

Para Celia de Vicente, la cercanía es «esencial» para las personas que tienen que recurrir a residencias o centros de atención diurna. Sin embargo, «no nos han asegurado que se vaya a abrir el centro en Andramari, dicen, una vez más, que lo están estudiando», denuncia.

A barrio degradado, ayuda europea

Zaramaga se considera un barrio degradado, en términos técnicos. Se construyó entre las décadas de 1950 y 1970 y la gran mayoría de los edificios, según recoge el Observatorio de la Vivienda, fueron reformados por última vez en las décadas de los sesenta y setenta. Por lo tanto, se puede suponer que la mayoría no ha sufrido ninguna transformación desde que se construyeron originalmente.

Así, el Ayuntamiento, defendiendo la transición energética, se enfoca en estos barrios denominados «barrios de oro» que cuentan con más de 50 años de historia. En este grupo entra Adurtza, otro barrio obrero pero que nació por iniciativa de la Iglesia en la década de los 50. En febrero de 2020 el Ayuntamiento anunciaba que este barrio, junto con San Cristóbal, participaría en el proyecto ‘AGREE’, liderado por el departamento de Vivienda de Lakua y subvencionado por la Comisión Europea, también dentro de Horizonte 2020.

Según publicó la asociación de vecinos Adurtzakoak en su página web, Ensanche 21 seleccionó un total de 170 pisos de edificios degradados para ser rehabilitados. Sin embargo, la asociación detalla que el proyecto ‘AGREE’ unicamente financiaría el proyecto y el estudio, mientras que el gasto de las obras tendría que correr a cargo de los vecinos. La última noticia del ayuntamiento a este respecto es que en abril del año pasado Ensanche 21 empezó los estudios para mejorar la envolvente de los edificios.

En Errota, si volviesen a empezar hoy con el proceso, «pediríamos que se transmitiera la información a las personas desde el principio y de manera cercana», aclara Ibon Martínez de Agirre. «Lo más importante era canalizar los recursos a los vecinos y vecinas que más lo necesitaban, y no tanto publicar noticias exageradas en los medios», explica.

En definitiva, las vecinas de Zaramaga solicitan, por un lado, que se presente el proyecto y, por otro, «poder presionar a Ensanche 21 y al ayuntamiento para que se haga con la mayor transparencia y fiabilidad, para que todo el que pueda se beneficie de esta oportunidad». «Es un barrio que ha generado mucha riqueza a la ciudad y es hora de que se le dé algo a cambio», concluye De Vicente.