El conocido actor televisivo Lee Jung-jae presentó en el Festival de Cannes su ópera-prima como director, un thriller de acción y espionaje que resultó demasiado confuso a ojos del espectador occidental, por lo que para su estreno comercial se ha hecho un nuevo montaje, reemplazando escenas que podían resultar poco inteligibles por otras más aclaratorias.
Y es que todo sucede en ‘Hunt’ (2022) a una velocidad vertiginosa, tanto que cuesta seguir el relato si no se está muy atento. El ritmo vibrante es, sin embargo, la marca de autor con la que quiere debutar Lee Jung-jae, quien ha puesto especial cuidado en la escenografía de las secuencias más trepidantes, filmadas con buen pulso, según la receta de las producciones del género de su propio país o las de Hong Kong.
En medio de la aceleración narrativa, Lee Jung-jae tiene tiempo para componer el personaje de un agente de la inteligencia surcoreana, que rivaliza con un colega de otro departamento, mientras tratan de descubrir a otro agente infiltrado procedente de la vecina Corea del Norte.
No deja de ser política-ficción, pero perfectamente conectada con el pasado histórico de principios de los años 80, cuando en plena guerra fría Corea del Sur vivió un momento de inestabilidad que la potencia rival puso al servicio de sus planes de invasión. El presidente Park había sido asesinado, con el ejército tomando de nuevo el poder para instaurar la dictadura militar de Chun Doo-hwan.
La película desea mostrar, en ese sentido, lo que fue la trastienda del poder antes de que la democracia se instalara tal como se conoce en la actualidad. Con sus dobles agentes, topos y traiciones por parte de ambos bandos.
Hasta cierto punto, por buscar un precedente dentro del cine surcoreano, puede recordar al Park Chan-wook de los comienzos, cuando realizó ‘JSA (Joint Security Area)’ (2000). No quiero esto decir que el actor de la serie ‘El juego del calamar’ le copie en su paso a la realización, salvo coincidencias.