Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

La occidentalización de Kurosawa

LIVING.
GB-Japón. 2022. 102’ Dtor.: Oliver Hermanus. Guion: Kazuo Ishiguro. Prod.: Stephen Woolley. Int.: Bill Nighy, Aimee Lou Wood, Alex Sharp, Tom Burke, Lia Williams, Zoe Boyle. Fot.: Jamie Ramsay. Vest: Sandy Powell.

La joven actriz Aimee Lou Wood posa en estudio junto al veterano Bill Nighy.
La joven actriz Aimee Lou Wood posa en estudio junto al veterano Bill Nighy. (NAIZ)

La vuelta a las obras maestras del cine se hace obligada en tiempos en que cada vez es más difícil igualar o superar lo ya hecho; por eso, más que hablar de remakes se impone el concepto de película-homenaje, aunque en el caso que nos concierne lo propio sería referirse a una traducción del japonés al inglés.

Es lo que ha querido hacer el productor británico Stephen Woolley, amigo del escritor de origen nipón Kazuo Ishiguro, con quien comparte su admiración por el clásico de Akira Kurosawa ‘Ikiru’ (1952). Juntos son los responsables de la adaptación, junto al cineasta sudafricano Oliver Hermanus, conocido internacionalmente por ‘Moffie’ (2019), y al que escogieron porque querían una mirada extranjera, alejada tanto de la ambientación asiática del original como de la londinense de la versión.

El rasgo más diferencial, y que otorga su razón de ser a la nueva película es el protagonismo del gran Bill Nighy, perfecto en el papel del típico funcionario británico de época, ya que se mantienen los años 50 como el periodo a recrear.

La obra trata de hallar la humanidad del personaje, esta vez bajo la capa superficial del frío burócrata de la City con su traje mil rayas y su bombín característico. Se retoma el recurso argumental del diagnóstico médico, que es lo que a fin de cuentas lleva al protagonista a replantearse su gris existencia, para lo que será de suma importancia un cuestionamiento en profundidad de la relación personal con su entorno.

Como ser más influyente aparece una joven vitalista interpretada por Aimee Lou Wood, un rostro alegre y empático en medio de tanto procedimiento protocolario. La conexión entre dicho universo burocrático tan british y el japonés de mediados de siglo pasado está en la común idea colectiva de la reconstrucción, que afectaba a ambas sociedades en la posguerra, claro que con el sello distintivo del cine inglés de la primera mitad del XX, con la estética muy definida que le imprimieron Michael Powell, Carol Reed o Basil Dearden.