El Consejo de Ministros ha dado luz verde este martes al real decreto ley que prevé la prestación por desempleo para el sector cultural. Rebaja a la mitad los requisitos de días cotizados para que artistas y técnicos puedan acceder al subsidio.
La adaptación de la prestación del paro a la intermitencia, característica específica del sector, era una reclamación de los trabajadores culturales de Hego Euskal Herria. Los artistas y técnicos de Ipar Euskal Herria cuentan con ello desde hace años.
Miriam Miranda, coordinadora de la Asociación Musikari, ha participado en varias mesas sectoriales en el proceso de elaboración del decreto. Aun así se ha mostrado cautelosa. «Prefiero esperar a su publicación este miércoles en el BOE y ver si se recogen todas las recomendaciones llevadas a cabo desde el sector».
A la espera de la confirmación, se ha mostrado satisfecha por la medida relacionada con el paro. «Hay dos vías para acceder a ello. La primera es que justifiques que en los últimos seis años has cotizado 180 días. La segunda vía es que en los últimos 18 meses hayas tenido 60 actuaciones», ha remarcado.
Además, se prevé la cotización de artistas autónomos con ingresos bajos. «Se toman como referencia 3.000 euros netos al año. El perfil es muy amplio y abarca a muchos artistas que conozco. Pero fijar la cuota mensual en 161 euros es excesivo, la valoración de este punto no puede ser positiva», ha reconocido sin ocultar su sorpresa por el texto definitivo.
Otra de los puntos contempla que se podrá compatibilizar la pensión de jubilación y la actividad creativa. «Hasta ahora sí se cobraban los derechos de autoría generados pero no se podía desarrollar un trabajo artístico», ha especificado Miranda.
«¿Para cuándo el Estatuto del Artista?»
En el caso de la Unión de Actores Vascos (AEB), su secretario de organización, Eneko Olasagasti, admite que la aprobación les había «pillado por sorpresa». En su opinión, es positivo. «La medida de la rebaja de días cotizados para tener subsidio está bien. El decreto va a facilitar las cosas y bienvenida sea». No obstante, se lamenta por la tardanza de la aprobación del Estatuto del Artista, por lo que considera que el real decreto es insuficiente. «El borrador que fue aprobado en 2017 incluía 75 medidas que regulaban el sector. Si están todos de acuerdo, ¿a qué esperan?, ¿hasta qué punto no es una operación de maquillaje?», se pregunta.
Miranda ve la botella medio llena, «no tanto por lo que se haya conseguido, sino porque se abre una vía de posible negociación en el futuro. Quedan muchos puntos del borrador por aprobar, pero se está abriendo una pequeña puerta en la que los artistas se consideran como cualquier otro profesional».
Lanartea, la Asociación de Trabajadores del Euskara, prefiere esperar a examinar el documento con detenimiento. «Hemos aprendido de experiencias anteriores», afirma.
«La carga burocrática que soportan tanto los trabajadores autónomos como los no autónomos del sector es hoy demasiado pesada, incluso desproporcionada, y la desproporción se da también en el ámbito económico. Se ha anunciado, por ejemplo, que a los artistas autónomos que ganen 3.000 euros o menos al año se les aplicará una cuota especial de 161 euros al mes, cuota que como favor supone una carga de 1.932 euros al año. Si le quitamos esa cantidad, gana 1.068 euros netos el que acaba de incorporarse al mundo del trabajo cultural o el que, aunque no sea tan joven, ocasionalmente realiza trabajos de muy baja remuneración, es decir, 89 euros al mes», ha agregado.
En medio del revuelo que provocan tales medidas, hay un dato objetivo que nunca puede olvidarse en su opinión. «Nuestro sistema cultural no es español, y el traje cosido en Madrid deja a menudo al desnudo el cuerpo de esta cultura subordinada nuestra, cuyo eje central es el euskara. Sin esperar a Madrid tenemos las herramientas para empezar a dar a este cuerpo nuestro el calor que necesita. Las administraciones públicas vascas tienen la oportunidad de mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los artistas, y desde Lanartea eso es lo que pedimos especialmente».
Simplificación de las obligaciones tributarias
Entre otras medidas solicita que sea la propia entidad que contrate al artista o creador la que dé de alta a la persona contratada en la Seguridad Social, a petición propia, todos los días de actuación y ensayo para asegurarse de que va a trabajar protegida.
También considera necesaria «la integración y simplificación de las obligaciones tributarias y administrativas por parte de las Haciendas Locales, así como la inclusión en la definición de rendimientos del trabajo, por ejemplo, de algunos casos que actualmente son considerados como rendimientos de la actividad económica de los artistas y que se han acordado una pequeña modificación normativa en el IRPF, constituiría un punto de partida muy importante».