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La normalidad se convierte en noticia: «Basta ya de deshumanizar a mujeres y niñas gitanas»

Siete mujeres gitanas han denunciado el trato humillante que han recibido en dos conocidas tiendas del centro de Bilbo. Además de difundir su testimonio, Amuge y Romi Berriak han celebrado una manifestación para gritar que «basta ya de deshumanizar y humillar a las mujeres y niñas gitanas».

Manifestación contra la discriminación en las calles de Bilbo.
Manifestación contra la discriminación en las calles de Bilbo. (Aritz LOIOLA | FOKU)

Las entidades gitanas Amuge y Romi Berriak han decidido «convertir la normalidad en noticia»: «Hasta ahora hemos integrado que nos persigan por ser gitanas como algo habitual en nuestra vida cotidiana, pero hoy decimos ¡Basta ya! Aski da! Dosta! Vamos a denunciar públicamente cada caso hasta que se entienda que nuestros cuerpos y los de nuestras niñas no se tocan», ha declarado este lunes la responsable de la Asociación de Mujeres Gitanas de Euskadi (Amuge) Tamara Clavería.

Junto con la asociación de juventud gitana Romi Berriak, han llevado a cabo una manifestación este lunes, que ha partido desde la Diputación de Bizkaia y ha concluido en la plaza 25 de Noviembre, junto al puente del Arriaga.

En esa marcha se han lucido numerosos carteles con lemas contra la discriminación que padece la población gitana.

Ambas organizaciones están acompañando a siete mujeres gitanas en la denuncia del trato discriminatorio que recibieron a finales de enero por parte del personal de tienda de tres conocidos establecimientos de moda y de perfumería del centro de Bilbo.

Tamara Clavería (responsable de Amuge) y Manuela Vega (una de las denunciantes), en el desayuno informativo ofrecido este lunes en Bilbo. (Oskar MATXIN-EDESA/FOKU)

Testimonio de Manuela Vega

En uno de los dos casos, las afectadas son un grupo de chicas jóvenes de entre 17 y 21 años, que acudieron a las oficinas de Amuge para denunciar que el trabajador de una perfumería a la que fueron juntas las había seguido de cerca riéndose de ellas, en una clara actitud de acoso.

Lo que iba a ser una tarde divertida entre amigas se convirtió en todo lo contrario, ha contado una de las jóvenes, Manuela Vega, en el desayuno informativo realizado este lunes en Bilbo. «Os ha tocado», les dijo el trabajador de la tienda. «¿Por ser gitanas?», le preguntaron: «Sí». Fueron «acosadas, perseguidas, humilladas», han afirmado.

Después, fueron rodeadas por unas siete dependientas. «Toda la tienda mirando. En ese momento te das cuenta del rechazo que hay todavía en la sociedad por el simple hecho de ser mujeres gitanas. Queda mucho por hacer. Rellenamos cinco hojas de reclamaciones y a pesar de eso tuvimos que seguir aguantando las miradas. Todas las trabajadoras de la tienda nos juzgaban por eso. El dependiente admitió varias veces y claramente que sí, que fue por ser mujeres gitanas; tengo incluso un vídeo que lo muestra. ‘Un día unas mujeres gitanas me intentaron robar’ fue su triste defensa».

Vega ha pedido que les escuchen, que estos casos pasan, y que «ninguna mujer tiene que sentirse acosada, rechazada, humillada simplemente por el hecho de ser gitana».

Registradas corporalmente hasta quedar desnudas

En el otro caso, las afectadas son dos hermanas de unos 30 años, que denuncian haber sido retenidas y registradas material y corporalmente por unos seis agentes de un cuerpo policial en el vestuario de una tienda de ropa, teniendo que quedarse en ropa interior. De acuerdo con el contenido de su relato, que compartió Tamara Clavería, los agentes intervinientes se negaron a explicar la motivación de esa actuación y circunstancias del aviso por un supuesto hurto y, cuando ellas les preguntaron si era por ser gitanas, uno de los agentes las amenazó con denunciarlas por llamarle racista.

«Estas mujeres no quieren dar sus nombres porque se avergüenzan, pero la que se tiene que avergonzar es esta sociedad», ha subrayado Clavería. Ha agregado que pidieron ayuda y que nadie les ayudó, que estaban llorando y que nadie se acercó a preguntarles qué les pasaba.

«No quieren volver a comprar. Van a comprar por internet. Lo peor no es ese rato;, es la ansiedad que viene después, la angustia y el miedo. Son facturas que pagamos y eso tiene que acabar», ha aseverado.

En ambos casos, las mujeres afectadas han expresado que esa situación se sintieron angustiadas, acosadas, avergonzadas por la exposición pública y estigmatizadas, dado que atribuyen el trato recibido al prejuicio de que las mujeres gitanas son ladronas.

No son sucesos aislados

En Amuge y Romi Berriak saben que no se trata de sucesos aislados, sino de una cultura empresarial en la que se normaliza que el personal de tienda y de seguridad trate a las mujeres y niñas como sospechosas solo por el hecho de ser gitanas. 

Han recordado que Amuge demostró en 2021 el carácter sistemático de estas prácticas a través de una investigación basada en la metodología testing: en 16 de los 20 establecimientos de Bizkaia que visitó la entidad se registraron comportamientos y actuaciones del personal basados en prejuicios antigitanos.

Elementos especialmente graves

En la rueda de prensa han añadido que estos dos casos cuentan con elementos especialmente graves. En el primero, el hecho de que haya afectado a una menor de edad y cuatro chicas muy jóvenes que fueron vigiladas de cerca por un dependiente ante la sospecha de un posible hurto porque el día anterior una gitana había robado, tal y como reconoció él mismo ante ellas.

«En el segundo, nos indigna ponernos en la piel de dos mujeres que fueron retenidas por un elevado número de agentes de policía y sometidas a un registro material y corporal, permaneciendo durante unos minutos en ropa interior en los probadores, sin recibir ninguna explicación previa ni disculpa posterior, una vez que quedó demostrado que la acusación de un supuesto hurto era infundada».

Lograr la implicación

Ante estos hechos, y como forma de romper con la impunidad, Amuge ha acompañado a las mujeres en la interposición de quejas administrativas y de denuncias penales según el caso. Sin embargo, más allá de reclamar medidas de sanción y reparación a las empresas responsables de estas actuaciones y al cuerpo policial implicado, quieren que su denuncia pública sirva también para lograr la implicación de los establecimientos comerciales, de las instituciones y de la ciudadanía para «atajar de una vez con el trato deshumanizador, humillante y estigmatizante» que sufren las personas gitanas en actividades tan cotidianas como ir de compras.

Han exigido que las políticas de contratación y de atención al público de los establecimientos comerciales garanticen un trato de igualdad y respeto a todas las personas y que las empresas tengan protocolos para prevenir e intervenir ante actuaciones basadas en prejuicios racista. «De lo contrario, estarán incumpliendo la Ley Integral 15/2022, de 12 de julio, para la igualdad de trato y la no discriminación».

En palabras de Clavería, estos dos casos han colmado su «vaso de indignación y dolor». «Queremos un futuro mejor para nuestras criaturas, porque crecer viviendo estas escenas de humillación refuerza un trauma histórico, así como la desconfianza y distancia entre las distintas culturas de nuestra sociedad», ha enfatizado.