Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

El impuesto tarantiniano

Voy a evitar enrocarme en burradas como que Tarantino, además del apellido italiano, ha heredado genes mafiosos. Y tampoco puedo decir que el cine de gángsters sea su género preferido, pues es de sobra sabido que se lo traga todo. Quienes han tenido la oportunidad de charlar gratis con él, afirman que se pone muy pesado, y que si tú le preguntas por las películas de karate, él te responde que las de judo le apasionan más. Así que si le puede sacar rendimiento económico a su interminable verborrea cinéfila adquirida entre las paredes de los videoclubs, no está mal como alternativa profesional a su anunciada retirada.

Del lado del consumidor, más de lo mismo, ya que cada cual se gasta su dinero en lo que le viene en gana. Pero es que con Quentin conviene sacar la calculadora, porque la asistencia a la presentación de su libro ‘Meditaciones de cine’ en Barcelona te puede salir muy cara. A los gastos del viaje y del hotel has de sumar la entrada al teatro Coliseum con los siguientes precios: 82,50, 89 y 94 euros. El libro lo tienes que adquirir aparte, con una rebaja para la ocasión, por 24,09 euros.

Eso es trabajarse la jubilación, y lo demás son tonterías. Que el tío es listo ya lo sabemos, y el acto no se va a quedar en una charla o conferencia por su parte, sino que estará abierto al coloquio, con lo que tú puedes participar y quitarle faena a Quentin, que el pobre estará agotado por el jet-lag.