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Kutxabank gana un 52,7% más mientras su plantilla va a la huelga por las condiciones laborales

Un día después de que la mayor parte de su plantilla secundara una jornada de huelga convocada por vez primera conjuntamente por todos los sindicatos, la dirección de Kutxabank ha anunciado un beneficio neto de 330,5 millones en 2022, un 52,7% más que en 2021.

Concentración de trabajadores ante la sede central de Kutxabank en Donostia.
Concentración de trabajadores ante la sede central de Kutxabank en Donostia. (Maialen ANDRÉS | FOKU)

El Grupo Kutxabank cerró 2022 con un beneficio neto de 330,5 millones de euros, lo que supone un 52,7% más que en 2021. Este resultado se sitúa 21,6 millones de euros por debajo del alcanzado en 2019, antes de la pandemia.

La presentación de estos resultados se produce un día después de una huelga con un seguimiento total en el 90% de las oficinas, según los sindicatos convocantes, que denuncian los recortes en la plantilla y las cada vez peores condiciones.

El banco ha destacado que ha realizado una contribución fiscal superior a 430 millones de euros, a los que se ha sumado en 2023 el pago del nuevo gravamen a las entidades financieras.

También ha destacado que su «arraigo y compromiso con la mejora económica y social del territorio» se refleja con los 322,7 millones de euros que han recibido las Fundaciones bancarias accionistas (BBK, Kutxa y Vital) con cargo a beneficios y reservas de ejercicios anteriores.

El Consejo de Administración de Kutxabank ha aprobado la propuesta de destinar de nuevo un dividendo del 60% con cargo a los resultados de 2022, un total de 198,3 millones de euros.

Acto en el Kursaal

Los resultados de Kutxabank han sido presentados por el presidente Anton Arriola y el consejero delegado Javier García Lurueña, en el marco de la reunión anual de directivos del Grupo, que se ha celebrado esta mañana en el Palacio de Congresos Kursaal de Donostia.

Arriola ha valorado de forma positiva la capacidad de la entidad a la hora de afrontar las vicisitudes vividas a lo largo de 2022, un ejercicio en el que el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha «cambiado totalmente el curso de las previsiones económicas, condicionadas por la elevada inflación, que ha tensionado a familias y empresas, y ha generado una notable ralentización del crecimiento económico».

El sector de la banca ha continuado «lastrado por la baja rentabilidad, que no permite cubrir el coste de capital, a pesar de la subida de los tipos de interés», ha explicado.

«Hemos iniciado una reflexión estratégica que incide en el crecimiento y en la diversificación de las fuentes de ingresos. No se trata de complicadas operaciones corporativas, que no se vislumbran. Tenemos oportunidades de fortalecer orgánicamente nuestras áreas de negocio, y en algunas ya se contemplan nuevos y ambiciosos planes de expansión. Tenemos también los recursos y las capacidades para afrontar estas oportunidades, sin cambiar nuestro ADN ni nuestra cultura, pero con el objetivo de ir un paso más allá», ha añadido.