Más de 250 personas se han acercado este viernes al Colegio de Médicos a la presentación a la sociedad del infome sobre la tortura en Nafarroa realizado por el Instituto Vasco de Criminología. «Ver la sala así de llena nos llega, milesker. Para la red, es un antes y un después estar aquí. Son muchas décadas de silencio, impunidad y oscuridad», ha asegurado Jorge Txokarro, portavoz de la Red de Personas Torturadas de Nafarroa.

La sesión ha arrancado con una valoración de los dos años de trabajo de esta red, que Txokarro ha definido como «arduo», aunque en su mayoría discreto, para lograr que este informe sea posible, así como avances en el reconocimiento del colectivo gracias a la interlocución con agentes políticos y sociales. 

Asimismo, ha incidido que resta aún mucho trabajo hasta «vertebrar a la sociedad navarra en otros valores de convivencia». Y también para que «todas las violencias políticas partan en igualdad de condiciones», algo para lo que ve necesario que las instituciones digan que los hechos sucedieron de este modo, que lo reconozca y asuma su responsabilidad. 

Txokarro ha puesto en valor el trabajo que siguen realizando pueblo a pueblo, acudiendo con carpetas naranjas con un formulario dentro, en busca de nuevos casos. Una tarea que está dando fruto, como reconocieron las autoras del informe, que han reconocido que, de noviembre a esta parte, han aparecido «algunos casos más».

A modo de conclusión, el portavoz de la Red ha señalado que el informe les está sirviendo a las víctimas «pues hasta ahora se pensaba que solo el testimonio de la persona rea lo que se podía poner sobre la mesa para que te puedan creer». Tener un respaldo científico como el que aporta el informe «te hace sentirte más fuerte de alguna manera». 

Cifras clave de la investigación

Laura Prego, del IVAC, es Doctora de Derecho Penal y directora de la investigación. Ha arrancado su exposición acotando qué es la tortura, recurriendo a la definición que le dan las legislaciones internacional y española. Ha expuesto que la tortura es el infligir dolores o sufrimientos graves con una determinada finalidad. Su rasgo más característico es el «sujeto cualificado» de quien la practica, pues deben ser funcionarios públicos o personas que operen bajo el mandato del Estado.

Prego ha indicado que han contado con muy poco tiempo para la elaboración del informe, apenas 14 meses. Lo cual, ha limitado las actuaciones de verificación y la realización de protocolos de Estambul (finalmente han sido 13 los que se llevaron a término). A través de ellos se determinó un suelo de 676 personas torturadas y 825 casos. 

De forma reiterada, la directora del informe se ha mostrado esperanzada en conseguir la financiación suficiente para completar el trabajo. Ha dicho que prevén que el Gobierno navarro volverá a sacar ayudas como las que permitieron esta «primera fase» del trabajo. Y ha adelantado que ya han comenzado a trabajar en este sentido. 

Pese a remarcar estas limitaciones, Prego sostiene que los datos con los que ya cuentan han sido suficientes para aportar varias conclusiones significativas. Proyectando varios gráficos en la pantalla, la investigadora ha lanzado algunas de las cifras clave. Por destacar algunas: un 77% de los navarros torturados sufrieron palizas y el 74%, amenazas; más de uno de cada diez fue sometido a una simulación de ejecución, y la tortura incluyó una vejación sexual (desnudez forzosa, humillaciones verbales o golpes en los genitales) en un 44% de las ocasiones

A modo de cierre, la directora ha concluido que la tortura se ha perpetrado hasta tiempos muy recientes, pero que es necesario abordar una segunda parte del informe. «Hay más casos y hay más gente que espera que les llamemos». Les gustaría pasar, además, de los 13 protocolos de Estambul a más de 30

Los 13 protocolos, consistentes o con la máxima consistencia 

Jeannette Ruiz, psicóloga clínica y coordinadora de la investigación, ha expuesto que de los 13 protocolos de Estambul que ella realizó junto a un equipo de otros cinco psicólogas han obtenido, dentro de la escala que marca el procedimiento, la categoría de consistente en ocho ocasiones y de muy consistente en otras cinco. 

A partir de ahí, la especialista ha abordado el fenómeno de la tortura desde la psicología, rompiendo para ello algunos mitos, como el que la tortura es algo físico. «Existe tortura física y psicológica o tortura únicamente psicológica, pero nunca tortura solo física». Asimismo, ha dicho que el torturador lo que busca es el punto donde una persona quiebra y que esa quiebra es emocional, no física. 

Ha cuestionado también que la tortura se emplee como medio para conseguir información que evite nuevos crímenes, asegurando que ese es un falso debate. En la mayoría de las ocasiones, lo que el torturador persigue es una confesión o un relato autoinculpatorio. 

Ruiz ha señalado que 13 protocolos han sido muy pocos para extraer algunas conclusiones importantes, como las diferencias por sexo, ente otras. 

De los datos que sí se pueden consolidar ya es que, el protocolo de Estambul fija 26 tipos diferentes de tortura y en los casos analizados se han detectado el empleo de 12 de estas técnicas.