Mañana de movilizaciones sindicales en las calles de Bilbo. Mientras ELA ha reunido en el teatro Campos a un millar de personas en un acto bajo el lema 'Feministak garelako: publikoaren alde! - Cuidar (nos) es colectivo', LAB ha optado por que sectores feminizados llevasen a cabo diferentes protestas ante instituciones a las que responsabilizan de la situación de precariedad que soportan miles de trabajadoras. A destacar el despliegue de la Ertzaintza ante el palacio de la Diputación de Bizkaia.
Las trabajadoras de las residencias, en lucha por unas condiciones de trabajo y un salario digno, han recorrido el centro de la capital para acabar ante Sabin Etxea, donde se han producido forcejeos con agentes de la Ertzaintza, que han tratado de impedir que colocasen pegatinas reivindicativas en la fachada de la sede del PNV y dejasen mascarillas, pañales y otro material con el que, en condiciones precarias en el transcurso de la pandemia, han llevado a cabo el cuidado de las personas mayores. Han denunciado el negocio de los cuidados y su privatización amparada por este partido.
A escasa distancia, en la oficina de Extranjería, otro grupo de mujeres ha acusado a sus responsables de ser «cómplices» de la explotación que sufren las trabajadoras del hogar. Les han impedido entrar para entregar un documento con sus reivindicaciones mientras coreaban consignas como «derechos para todas, esclavitud para ninguna» o «gora borroka feminista».
Desde el Consistorio bilbaino ha partido la tercera columna, en la que se ha exigido un control sobre las empresas que gestionan servicios básicos de titularidad pública, como la intervención social o la ayuda a domicilio, demandando que se equiparen sus condiciones a las de los servicios prestados de manera pública y directa hasta su publificación. «El cuidado, como derecho, no puede quedar en manos privadas», han reivindicado.
La movilización ha finalizado ante el palacio de la Diputación de Bizkaia, custodiado por agentes de la Brigada Móvil de la Ertzaintza que han provocado con su actitud momentos de tensión. Sirva como ejemplo que uno de los ‘beltzas’ ha llegado a espetar a la coordinadora general de LAB, Garbiñe Aranburu, «a dónde iba» cuando se dirigía a un pequeño escenario a intervenir. La propia Aranburu ha comenzado el acto incidiendo en la actitud agresiva de la Policía autonómica hacia la movilización sindical.
«Las mujeres nos hemos hartado»
«Las mujeres nos hemos hartado. No queremos vivir encadenadas a tareas domésticas y de cuidado no reconocidas ni remuneradas. No aceptamos la precariedad que genera la división del trabajo», ha enfatizado. Aranburu ha insistido en la necesidad de cambiar radicalmente el actual modelo de cuidados «caduco y agotado», así como impulsar alianzas feministas e impedir que las mujeres que trabajan en cuidados lo hagan de formas precarias.
La coordinadora general ha demandado a los hombres que asuman su responsabilidad. «El sistema genera brechas para sacar plusvalía y como forma entre hombres y mujeres o entre trabajadoras migradas y autóctonas. Es el propio sistema el que hace que existan diferentes niveles entre la clase trabajadora, lo cual es evidente en el ámbito de los cuidados», ha advertido.
ELA
Poco después, tras un acto en el teatro Campos, ELA ha reunido a un millar de personas en una manifestación que ha finalizado ante la sede de la Diputación, donde se ha vuelto a colocar un cordón de ertzainas ataviados con casco. Antes de arrancar la marcha, Leire Gallego, responsable de Acción Social y Políticas de Género, ha reivindicado los cuidados, no solo en las residencias o en el hogar, también los que se prestan en Osakidetza o Osasunbidea, o en los servicios sociales.
«Nos preocupan las privatizaciones y los recortes que se han estado dando en los últimos años, y creemos que precisamente es lo que hay que revertir para mejorar nuestro sistema de cuidados», ha defendido. «Cuando se privatizan además el sistema público, cuando se tiende a la privatización, los cuidados se quedan en la esfera privada, se familiarizan y se feminizan. Entonces esa carga de cuidados queda en las espaldas de las mujeres», ha añadido.
«Reivindicamos que en los espacios no profesionalizados los cuidados tienen que ser compartidos entre mujeres y hombres. Nosotras desde ELA, ya desde hace mucho tiempo, reivindicamos un sistema público de cuidados gratuito, digno y de calidad, y en eso llevamos años trabajando. Y desde luego que los cuidados no pueden quedar en manos privadas, no pueden ser negocio y desgraciadamente lo que vemos en nuestro país, en Euskal Herria, es que está siendo así y que las privatizaciones además van a más», ha lamentado Gallego.
Numerosas movilizaciones
Ambos sindicatos han llevado a cabo otras movilizaciones en Baiona, Donostia, Gasteiz e Iruñea, en las que han interpelado a las instituciones, que no velan por los intereses de la mayoría, especialmente de las mujeres.
CCOO y UGT también han llevado a cabo distintas iniciativas en este 8 de Marzo. En Bilbo, en una concentración, la secretaria para la Igualdad de UGT-Euskadi, Xuria Arza, ha alertado que son las mujeres las que más tienen que solicitar la Renta de Garantía de Ingreso, «lo que demuestra que hay más mujeres de vulnerabilidad tanto como perceptoras, como en los complementos al trabajo y en las que complementan a las pensiones». Además, ha lamentado que «más de la mitad de las empresas obligadas a negociar planes de igualdad no lo han hecho».
En Iruñea, ambas centrales han conmemorado la jornada de manera conjunta, reclamando que se acabe con la brecha de género que sufren las mujeres. «La perspectiva de género debe entrar de lleno en todos los ámbitos de trabajo y, especialmente, en materia de cuidados», han destacado.
Han abogado por dignificar este sector. «El conjunto de la ciudadanía debe corresponsabilizarse con los cuidados de las personas para que, de una vez por todas, ésta deje de ser una tarea reservada de manera exclusiva para las mujeres», han defendido. CCOO y UGT consideran «prioritario» invertir en la educación en igualdad «para lograr una cultura libre de estereotipos y prejuicios machistas».