Daniel   Galvalizi
Periodista

Yolanda Díaz lanza su candidatura enfrentada con Podemos y con un «escándalo» del CIS

El anuncio de este domingo en Madrid se ve empañado por el conflicto con la formación morada, que se ha fragmentado en cuanto a su presencia en el acto. Además, las intervenciones de Moncloa a favor de Sumar enturbian aún más un mitin muy esperado.

Yolanda Díaz (líder de Sumar) mira a Jone Belarra (secretaria general de Podemos) en un acto conjunto como ministras del Gobierno español.
Yolanda Díaz (líder de Sumar) mira a Jone Belarra (secretaria general de Podemos) en un acto conjunto como ministras del Gobierno español. (Cézaro De Luca | AFP)

La vicepresidenta española seguramente hubiera preferido un mejor prólogo al tan mentado lanzamiento de su candidatura a la Moncloa. Pero el sol ha sido cubierto por varios nubarrones acumulados que van a soslayar la luz que Yolanda Díaz desearía para su gran domingo.

La estancadísima negociación con la cúpula estatal de Podemos –para destrabar un acuerdo que los morados exigen como contraprestación para poder asistir al acto sin quedar como firmantes de un cheque en blanco–; las filtraciones mediáticas que sitúan al PSOE interviniendo para favorecer a Díaz; y, como corolario, la denuncia de «manipulación» de la estadística del CIS para empujar a la baja la intención de voto de Podemos son esas nubes que quitan brillo a la previa del acto.

Este domingo a mediodía, en el distrito de Chamartín, se espera un acto masivo en el que la exconcejala de Ferrol y exsindicalista de CCOO sea arropada por cientos de simpatizantes en el Polideportivo Magariños (podrían ser miles, si ocurre una aparición espontánea como la que se produjo en El Matadero el año pasado al lanzar Sumar). También se espera que le den el espaldarazo la decena de formaciones que apoyan su candidatura y que están o estuvieron en su momento también aliadas a Podemos.

Las autoridades de Izquierda Unida, el PCE, Catalunya En Comú (se descuenta la presencia de Ada Colau), Más País, Más Madrid, Compromís, Equo, la Chunta Aragonesista, UGT y CCOO estarán presentes en el evento.

A IU, PCE, «comuns», Más País, UGT y CCOO se suman este domingo filiales de Podemos, como la secretaria general en Nafarroa, Begoña Alfaro

La sorpresa la han dado en los últimos días las filiales de Podemos que han anunciado también su presencia física. Es el caso de Begoña Alfaro, secretaria general de Podemos Nafarroa, y de Borja San Ramón, coordinador de Podemos Galicia. Enviarán un emisario los de Podemos Extremadura. Sorprende que hasta diputados de los morados madrileños, como Txema Guijarro, han dicho que acudirán. La dirección estatal, comandada por Ione Belarra e Irene Montero, parece haberse quedado más sola de lo imaginado en el pulso con Sumar.

Uno de los estrategas políticos de Díaz comentaba fuera de micrófono a NAIZ que esperaban la llegada de varios representantes más de los Podemos autonómicos por el simple hecho que se acercan las elecciones del 28M. «No van a querer perderse la foto en mayo con la candidata», dicen con ironía.

En resumidas cuentas, lo que pide la cúpula de Podemos para acudir al acto y que ha despertado tanta polémica es un preacuerdo firmado, o al menos una declaración de intenciones, en el que Sumar se comprometa a definir las listas electorales por primarias (posiblemente abiertas) y a que se recoja quiénes podrán votar en ellas y cómo será la conformación de las listas y las relaciones con las otras confluencias.

Desde el sector de Díaz aseguran que Podemos se ha sacado de la manga a última hora este requisito. Y añaden que con ellos se viene negociando desde enero y que son con la formación que más reuniones ha habido. La mesa que negocia la lideran Josep Vendrell, jefe de gabinete de Díaz, y Lilith Verstrynge, secretaria de Organización de la formación morada.

En Podemos hay un núcleo duro, «pablista», en el que el exvicepresidente Iglesias es el referente máximo y más duro y que viene lanzando proyectiles mediáticos a Díaz desde hace un tiempo como muestra del desacuerdo en la forma que es tratado el partido que fundó. También debe decirse que, según pudo confirmar NAIZ de una fuente del entorno de la vicepresidenta, en este invierno que acaba de terminar hubo una reunión personal entre Díaz e Iglesias para limar asperezas y desde entonces los dardos del exlíder se han suavizado.

Sumar comenzó su denominado «proceso de escucha» en verano pasado y desde entonces se ha reunido con dirigentes y simpatizantes en todas las comunidades autónomas y también con sectores como empresarios, referentes LGBTI y feministas y sindicatos. Tiene un equipo dividido en una treintena de áreas temáticas para elaborar un programa de gobierno y los operadores políticos de Díaz se han encargado de aceitar preacuerdos especialmente con IU, los «comuns», Más Madrid y Compromís.

El PSOE, también en escena

Pero el PSOE también apareció en escena. Las suspicacias levantadas por la escena principal en la que participó Díaz durante la moción de censura se vieron reforzadas a mitad de semana, cuando en la Cadena SER aseguraron que fuentes de Moncloa admitieron que dejaron a Ione Belarra fuera de la comparecencia ante los medios (a pesar que el Consejo de Ministros había aprobado un proyecto de su ministerio) para beneficiar a la vicepresidenta. Esta información, nunca desmentida, fue viralizada por Podemos.

Salvo milagro, no se espera a nadie de la cúpula estatal de Podemos este domingo, aunque ambas partes asumen fuera de micrófono que acabarán acordando

Para peor, la publicación de los detalles del CIS ha hecho que Podemos denuncie una «manipulación» en los datos para perjudicarle. Se basa en que, sin avisar, se dejen de computar a su partido las preferencias por Sumar y asegura que por ello en el último trabajo ha perdido casi 20% de su intención de votos. Belarra ha dicho que el CIS «queda en entredicho con esta clase de prácticas» y Pablo Echenique tacha de «escándalo» lo sucedido.

En este contexto, salvo un milagro que medie, no se espera a nadie de la cúpula estatal de Podemos en el gran acto fundacional de Díaz. Aunque también ambas partes asumen fuera de micrófono, casi como un hecho irreversible, que acabarán acordando. Sólo que llevarán el pulso hasta el final.